Grupo Fuertes es uno de los principales conglomerados empresariales de España. Gestiona una veintena de empresas organizadas estratégicamente en dos grandes áreas de negocio. El holding consta de un potente núcleo agroalimentario y un conjunto de inversiones diversificadas con más de 7.000 profesionales. Tomás Fuertes (Alhama de Murcia, 1940) es todo un empresario de vocación, y lleva más de 60 años trabajando en el holding que preside. Aplica al grupo la filosofía que ha marcado su vida y que se resume en que “hay que tener vocación e ilusión por las cosas bien hechas bajo el paraguas de los valores humanos".
Grupo Fuertes es desde hace décadas una de las empresas líderes en alimentación en España. Desde esta perspectiva, ¿cómo ha evolucionado el perfil del consumidor en estas últimas décadas?
La sociedad está evolucionando muy rápidamente, y con ello también los consumidores. Como la alimentación es algo de lo que no se puede prescindir, ésta se está renovando de acuerdo con los criterios que cada persona tiene. Todos los alimentos están autorizados por sanidad, cientos de miles, casi millones, y aunque son todos buenos, todas las personas tenemos algún genoma, edad o ejercicio distinto.
Eso hace que todos no tengamos las mismas necesidades de alimentación, lo cual impide una estandarización a gran escala. El sector textil por ejemplo lo ha resuelto estableciendo la talla y el modelo de la ropa, dos índices que solucionan fácilmente este problema de variedad, algo que en la alimentación no es posible al existir miles de criterios. Es por ello que es necesario establecer lo que se llama la alimentación personalizada, algo similar a lo que hace el sector textil, que permita simplificar las cosas. Por ejemplo, del mismo modo que tenemos un carné de identidad, debemos contar con un cartel de alimentación que dé las características que uno necesita de forma sencilla. Por ejemplo, identificando con rapidez a los diabéticos y pudiendo distinguirlos de los que no lo son. Hay que ajustar los cientos de miles de alimentos en el producto que se tome y su cantidad.
En definitiva, tenemos que asimilar que la cultura alimentaria no entiende de ‘buenos o malos’ porque depende de la persona, de la dosis que se tome, de la calidad. Tenemos que garantizar que la persona coma lo que debe para que su metabolismo pueda procesarlo de la manera más adecuada. No podemos dejar de comer, eso es una certeza.
“Es necesario establecer lo que se llama la alimentación personalizada, algo similar a lo que hace el sector textil, que permita simplificar las cosas”
¿Cómo ha pasado la crisis del Covid-19 Grupo Fuertes? ¿Ha vuelto el negocio en España a los niveles pre-pandemia?
La crisis del coronavirus fue inesperada para todos, pero dentro del sector alimentario no ha tenido el impacto tan severo como en otros segmentos de la sociedad. Como he dicho antes, no podemos dejar de comer, y aunque hemos procurado hacer los alimentos siempre lo más saludables posible, nosotros no hemos decrecido, sino que hemos crecido.
El planeta tiene casi 8.000 millones de bocas que tienen que comer y cada año se incorporan 90 millones más. Los que tenemos que producir alimentos tenemos que hacerlo en cantidad y calidad para cubrir la demanda, y eso es lo que ha permitido superar la situación del Covid-19: una persona tiene que comer de dos a tres kilos de comida entre sólidos y líquidos, y esos alimentos deben ser producidos y administrados correctamente acorde a las necesidades que ésta tenga. Eso es algo que no solo supone una enorme responsabilidad, sino que no tiene aspecto de que vaya a cambiar haya o no pandemia.
¿Cuál es la estrategia de Grupo Fuertes para seguir siendo líder en un escenario en el que los hábitos de consumo cambian con rapidez y el cliente tiene nuevas demandas?
Debido a que todo cambia, antes con ser el mejor del pueblo, la provincia o el país incluso, eso era suficiente. Ahora por causa de la globalización eso no basta y hay que aspirar a ser el mejor del mundo, algo inherente a nuestra generación que debe ser abordado. Nosotros tenemos ese reto ahora mismo, y para las empresas de alimentos eso supone hacerlos tan buenos como el mejor que pueda producirse en cualquier país del mundo.
No deja de ser una inquietud que cualquiera de este sector debe tener para mejorar y que los alimentos sean más saludables, para que luego sea la persona la que elija acorde a sus necesidades. En El Pozo Alimentación nosotros hacemos una variedad que abarca unas 750 referencias, que supone hacer para millones de personas que puedan elegir el alimento, cárnico en este caso, que más se adecúe a su propia persona.
“Tenemos que asimilar que la cultura alimentaria no entiende de ‘buenos o malos’ porque depende de la persona, de la dosis que se tome, de la calidad”
Además del sector agroalimentario, el holding que preside tiene toda un área donde han apostado por la diversificación en otras líneas de negocio. Háblenos un poco de ellas.
Al haber una enorme turbulencia en los entornos políticos, sociales y económicos, tenemos que adaptarnos con rapidez. Hay empresas con más de 100 años que se ven abocadas a cerrar por no adaptarse a las necesidades actuales y a las tecnologías actuales que cambian la forma en que se han hecho muchos procesos tradicionalmente.
Nosotros hemos buscado diversificar de manera eficiente en otros sectores relacionados, como la ganadería, además de la cárnica – que es la principal -, porque lo exógeno es lo que no se puede controlar. Con la aparición de una nueva tecnología que vence a lo que tradicionalmente había venido funcionando, acaba cambiando por completo el sector, y es por ello que siempre hay que estar preparado y listo para cambiar.