Entrevista CEDE
¿Qué supone para la ACCID trabajar junto a la CEDE? ¿Qué iniciativas están llevando a cabo entre ambas?
ACCID y la CEDE llevan colaborando desde 2003, con el compromiso y la voluntad de participar en las actividades y proyectos recíprocos de ambas instituciones, de manera que sus miembros perciban su pertenencia como un valor añadido significativo.
Bajo la premisa que cada entidad mantiene su propia personalidad e independencia, CEDE contribuye al desarrollo de los objetivos de la entidad confederada dado que es una organización que representa de forma amplia y plural el ámbito directivo.
En esta línea para ACCID el trabajar junto a la CEDE, supone llegar a un amplio colectivo para dar a conocer los ámbitos de actuación de nuestra asociación en materia de dirección de empresa y estimular actividades y coordinar acciones en beneficio de todos los socios y de las entidades confederadas.
Para ello se están llevando iniciativas conjuntas principalmente para promover la transparencia de la actuación profesional, de la información financiera y no financiera, las mejores prácticas de las organizaciones y de los profesionales que actúen en el ámbito de la dirección de empresas. A la vez que ser un referente como plataforma de opinión y debate sobre temas de actualidad de dirección de empresas e impulsar nuevos desarrollos, conceder reconocimientos y hacer eco de publicaciones, artículos, materiales de trabajo, notas técnicas y posicionamientos en el ámbito de la dirección de empresas.
¿Cómo se puede mejorar la formación y capacitación de los contadores y directores financieros, tanto en Cataluña como en España?
La mejora de la formación y capacitación de los contadores y directores financieros, tanto en Cataluña como en España, está en la formación continua.
Una de las características más relevantes de la sociedad actual, en general y en particular de la economía, es la de “Aprender toda la vida”.
Los conocimientos que proporcionan los diferentes Grados y Masters, tanto de Universidades Públicas como Privadas ya no son suficientes para estar al día, debido al ritmo de innovación frenética y de abundante regulación.
Se precisa la asistencia continuada a conferencias, webinars, workshops, minicursos, congresos, etc, organizados por Colegios Profesionales, Asociaciones Profesionales de prestigio y Universidades, para estar actualizados.
Desde la perspectiva de ACCID, ¿cuáles son los principales retos que tienen que afrontar las empresas y directivos en cuanto a la política financiera?
Los principales retos de la política financiera a mi entender son varios y tienen que ver con el nuevo paradigma de la consecución del objetivo final de la empresa, el cual ha pasado de ser “la maximización del valor final de la empresa para sus accionistas” a “maximizar el valor de la empresa para todos los stackeholders”, es decir para todos los participantes directos e indirectos de la empresa.
Y para concretar un poco más destacaría tres: las buenas prácticas financieras, la transparencia y la sostenibilidad. Todos ellos están interrelacionados y tienen que ver con los criterios ESG, acrónimo del inglés Environmental, Social and Governance.
Los criterios medioambientales tratan fundamentalmente de mitigar los efectos nocivos de la actividad de la empresa, sea cual sea ésta, y de favorecer aquellos beneficiosos para el entorno. Básicamente se concretan en la modalidad de energía usada, tratamiento de los residuos generados, la reutilización de residuos, emisiones de gases efecto invernadero, etc.
Los criterios sociales se basan en el respeto de los derechos humanos de los trabajadores y del resto de stackeholders. En este aspecto también son muy importantes las condiciones de trabajo, tanto desde el punto de vista de la salud como de la seguridad en el trabajo, igualdad de género, flexibilidad horaria, la conciliación familiar y el bienestar en general de todos los empleados.
Y los más directamente relacionados con la política financiera son los criterios de gobernanza, es decir los referentes a la transparencia en la rendición de cuentas a sus accionistas, tanto de la información financiera como la de la no financiera, la cultura corporativa de la empresa, el evitar conflictos de intereses en la elección de los miembros del Consejo de Administración, entre otros y por supuesto no realizar prácticas ilegales.
¿Cómo ha evolucionado la demanda de servicios de contabilidad y dirección en Cataluña en los últimos años?
Un indicador de la demanda de servicios de contabilidad y dirección puede ser el número de alumnos matriculados en las Universidades en las carreras de Administración y Dirección de Empresas y similares ya que, de no existir demanda de servicios de contabilidad y dirección no habría oferta por parte de las empresas, relacionadas con este tipo de puestos de trabajo y los estudiantes se inclinarían por otro tipo de estudios. Aunque cambian mucho las preferencias de los estudiantes en función de la comunidad autónoma, en general se puede afirmar que no ha dejado de subir el número de alumnos españoles matriculados en ADE y similares, según datos del curso académico 2021-22. Y en el caso de Cataluña, Castilla y León y País Vasco las de gestión empresarial son las que despiertan mayor interés.
Por el lado de las empresas también hay que destacar la digitalización de las mismas y las mayores exigencias regulatorias tanto a nivel de contabilidad como de dirección, las cuales han propiciado una mayor demanda de servicios de contabilidad y dirección en Cataluña.
Para terminar, ¿cuáles son las perspectivas para el futuro de la contabilidad y dirección en Cataluña?
Las perspectivas para el futuro de la contabilidad y dirección en España y en particular en Cataluña, desde mi punto de vista son optimistas a pesar de los malos augurios que se prodigan ya sea a causa de la inteligencia artificial y la robotización.
Creo que hay un gran menosprecio de la inteligencia humana frente a la inteligencia artificial. En este siglo XXI los avances de la Neurociencia permiten evaluar lo que ocurre en el cerebro de las personas y se ha demostrado que los seres humanos a veces tienen comportamientos poco racionales y más intuitivos y emocionales.
En el año 2002 ya Daniel Kahneman, premio nobel de Economía, ya distinguía que el ser humano puede tomar dos tipos de decisiones: las racionales y las emocionales.
Las decisiones racionales son aquellas en que analizamos toda la información de que disponemos y llegamos a una decisión. En este caso puede ser superior la inteligencia artificial (IA) ya que el número de variables y datos que podemos introducir en una red neuronal es elevadísimo y ella aprende de esta información histórica que le hemos introducido y nos da un resultado óptimo desde el punto de vista racional, mientras que el ser humano maneja una información más limitada. En este sentido el chatGPT por ejemplo podría ofrecer un resultado mejor.
Las decisiones emocionales son aquellas en la que otros estados psicológicos como la alegría, el miedo o la avaricia están interfiriendo en nuestro proceso de decisión racional y por tanto personas humanas distintas llegan a diferentes conclusiones. Las emociones están presentes en todas las decisiones que tomamos sean financieras o no, siendo muy escasas las decisiones que son exclusivamente racionales o emocionales. En general todas las decisiones humanas tienen un mayor o menor contenido emocional. Y en este aspecto llega a mejores resultados la inteligencia humana.
Un ejemplo reciente lo tenemos en las quiebras de los bancos estadounidenses, Silicon Valley Bank, Signature Bank y First Republic y en Suiza Credit Suisse, en los cuales parece ser que los directivos pusieron las ganancias a corto plazo por encima de una efectiva y adecuada gestión del riesgo. No es que no supieran gestionar correctamente el riesgo es que sus retribuciones estaban vinculadas a la obtención de beneficios a corto plazo. Por tanto, en el caso de decisiones con fuerte componente emocional es mejor la inteligencia humana.
Además, la inteligencia humana puede aprovechar la inteligencia artificial para deshacerse de las tareas repetitivas y dirigir sus tareas a aquellas de alto valor añadido que la IA hoy por hoy no puede aportar.