Si algo ha cambiado desde la aparición de Internet es el acceso que tenemos a la información y la forma en la que consumimos. Hace tan sólo 20 años, únicamente había tres tipos de medios para estar al tanto de cómo estaba el mundo: la televisión, la radio y la prensa. Éstas nos permitían conocer, de manera bastante acotada, cómo estaban las cosas a nuestro alrededor. Sin embargo, Internet llegó para cambiarlo todo.
En un principio únicamente nos servía para informarnos de noticias, nuevamente bastante controladas, pero como todo en esta vida, evolucionó. Llegaron medios independientes, que daban información desde diferentes puntos de vista y más tarde, las redes sociales, o lo que es lo mismo, la información en directo.
El ecommerce, el nacimiento de una estrella
Pero el acceso a la información no es lo único que nos ha aportado Internet. Adicionalmente a la evolución de las redes nació el comercio electrónico y, con él, una nueva forma de consumir que le daba un vuelco a nuestra forma de vivir. Ya no era necesario tener que visitar decenas de tiendas para encontrar una talla de ropa o para comprar un modelo de televisión que estaba agotado en todas partes. El cliente se situaba en el centro de la toma de decisiones.
Gracias a al ecommerce, los consumidores pueden pedir desde el comedor de su casa lo que quieren, sin tener que soportar colas enormes, y recibirlo directamente en su hogar. Y por supuesto, esta forma de comercializar, sin locales físicos ni vendedores, permite abaratar costes de forma más que notable, un ahorro que en muchas ocasiones repercute directamente en el consumidor. El ecommerce está consolidado como un canal de compra complementario a la tienda física y, en general, los usuarios compaginan ambos canales, pero tienen claro que el online les da comodidad y flexibilidad de horarios, algo que es muy bien valorado.
A partir del nacimiento de la primera tienda online, la percepción del ecommerce ha ido variando en los últimos años, pues los consumidores ya no sólo van a la caza de gangas en Internet sino que buscan encontrar una amplia oferta de productos así como una entrega rápida y ágil. Ahora bien, si tuviéramos que destacar una época concreta en lo que respecta a la evolución del ecommerce, diríamos que han sido los últimos cinco años.
Aspectos como mejoras en las webs, la penetración de los smartphones o la incorporación a las redes sociales de los nativos digitales han provocado la democratización de la compra online. De hecho, tal es la evolución que los compradores online han aumentado un 61 % en los últimos cuatro años, del 44 % de 2014 al 71 % de 2018, tal y como se puede observar en último Estudio Anual de eCommerce 2018, elaborado por IAB en colaboración Elogia.
El smartphone, el dispositivo de compra que revoluciona todo… una vez más
Como comentábamos previamente, la compra online llegó a nuestras vidas para darle un cambio total a nuestra forma de consumir. Evidentemente, todo comenzó en el ordenador personal. De hecho, el 94 % de los internautas compran a través de este dispositivo hoy en día. Pero en los últimos diez años un nuevo aparato se ha sumado a la ecuación, el smartphone. Si existe un dispositivo que ha experimentado un crecimiento exponencial, con respecto a la compra online, es el teléfono inteligente. En concreto, el 45 % de los internautas utilizan su teléfono móvil para comprar, lo que supone un aumento del 22 % con respecto al año pasado. Y como siempre ocurre, el smartphone también evolucionó, dando resultado a las apps mobile.
Las apps son creadas por las marcas para facilitar la compra a los usuarios, permitiendo navegar entre sus productos de forma más rápida y sencilla. Y con semejante carta de presentación, los usuarios las han incorporado de forma natural. De esta manera, en la actualidad, el 84 % de los internautas ha comprado alguna vez a través de alguna app. Y es que el 18 % declara comprar sólo a través de la app, mientras que el 66 % utilizan app y web. La clave, de todos modos, es que una app que el usuario utiliza de manera recurrente justifica su descarga el terminal, mientras que una compra o uso esporádico no siempre lo merece por lo que los usuarios tienden a no descargarlas o a borrarlas después de ese uso puntual.
El millennial, el prototipo de eshopper
Pero, ¿quién es el comprador online? Pues bien, el eshopper español tiene entre 30 y 45 años, de ambos sexos, usuario ávido de redes sociales, con estudios universitarios y con hijos. Así, el comprador online invierte una media de 77€ por compra, en concreto el 44 % gasta más de 50€ por compra y realiza tres compras al mes, según declaran los mismos entrevistados.
Sin duda, llama la atención que es el target más joven el que, de momento, más tarda en sumarse a la compra online. Ya sea por falta de poder adquisitivo, de tarjeta de crédito o que, simplemente, el hecho de pasear por tiendas o centros comerciales forma parte de su ocio algo que, a medida que crecen, va cambiando.
La compra online es un proceso en cambio constante y quién sabe qué nos deparará el futuro. Las nuevas herramientas de inteligencia artificial, como los nuevos dispositivos de Amazon que incorporan la tecnología Alexa, mediante la cual podemos pedir lo que queramos con nuestra voz o que nos propone alternativas de compra en base a nuestro comportamiento, ya apuntan maneras. La tecnología al servicio del consumo parece algo de película de ciencia ficción, y sin embargo, ya está aquí.