El agravamiento de la crisis humanitaria y de seguridad provocada por la invasión rusa a Ucrania sigue afectando a los mercados financieros. La volatilidad y la huida hacia los activos considerados refugio se puede ver en todas partes, pero los activos europeos están siendo castigados con especial dureza, debido tanto a la geografía como a la vulnerabilidad del continente a las interrupciones del suministro energético.
El euro y la corona sueca fueron las divisas con peor comportamiento entre las divisas del G10, cayendo en torno al 3% y al 5% respectivamente. Los tradicionales activos refugio (como el yen japonés y el franco suizo) no se encuentran en la parte superior de la clasificación. Sin embargo, el aumento de los precios de las materias primas en todo el mundo ha beneficiado a las divisas de los países exportadores de materias primas alejados de la guerra, como el dólar australiano y el neozelandés, el peso colombiano y el real brasileño, en contraste con lo ocurrido en otros episodios de aversión al riesgo. En el extremo opuesto, además del rublo, la mayoría de divisas de Europa del Este están sufriendo fuertes movimientos a la baja, encabezadas por el florín hungaro y el zloty polaco.
Predecir el resultado de la reunión del BCE de esta semana es más difícil que nunca, ya que el banco central se enfrenta a un enorme riesgo de estanflación que se suma a las ya existentes presiones sobre los precios. El jueves también se publican los datos de la inflación de febrero en EE.UU., lo que debería provocar una jornada de gran volatilidad en el par EUR/USD. Obviamente, el principal foco de atención de los mercados financieros seguirá siendo las noticias sobre la invasión rusa, y prestarán especial atención a cualquier señal de alto al fuego que pueda hacer subir temporalmente a los activos de riesgo.
EUR
Por supuesto, el informe de inflación de febrero quedó completamente eclipsado por las terribles noticias de Ucrania, pero aún así merece ser mencionado. Volvió a sorprender al alza, fortaleciéndose tanto en la cifra general como en la subyacente, confirmando que las presiones sobre los precios ya se estaban generalizando incluso antes del choque estanflacionario de la guerra.
Se espera que el BCE reaccione de manera moderada, retrasando la retirada de la acomodación que antes esperábamos que ocurriera esta semana. Sin embargo, en el caso de que el BCE se tome en serio mantener las expectativas de la inflación bien ancladas, cualquier retraso de este tipo tendrá que ser compensado con un endurecimiento adicional más adelante. Por ahora, parece que el camino más probable para la moneda común sea la bajada.
USD
El informe de nóminas en EE.UU. tampoco tuvo el impacto que habría tenido en condiciones normales, pero, sin embargo, confirmó el auge del mercado laboral estadounidense. La fuerte creación de empleo vino acompañada de unas presiones salariales sorprendentemente suaves, aunque nos reservaríamos nuestra opinión hasta el próximo mes, dada la gran volatilidad que han presentado estas cifras mes a mes.
La comparecencia del presidente Powell ante el Congreso fue relativamente optimista en cuanto al impacto de la guerra en la economía estadounidense, que es autosuficiente en términos energéticos y está relativamente aislada del conflicto. Powell dejó claro que el proceso de subida de tipos no se ha retrasado y que la primera subida de 25 puntos básicos llegará en marzo. El contraste con el aparente tono cauto del BCE es muy marcado y explica la caída del tipo de cambio del EUR/USD.
GBP
Hasta ahora, el Banco de Inglaterra se ha abstenido de mandar cualquier señal moderada significativa en reacción a la invasión rusa. De hecho, la semana pasada dos miembros sugirieron que la institución no tenía entre sus planes volverse más cauta. Esto permitió que la libra esterlina se comportara relativamente bien la semana pasada, a medio camino entre el dólar y el euro, y subiera frente a todas las demás divisas europeas.
Esta semana casi no hay datos de interés, por lo que la libra se guiará por los acontecimientos y las publicaciones de otros países. Sin embargo, vemos la posibilidad de que continúe el repunte frente al euro, basándonos tanto en la relativa agresividad del banco central como en la menor dependencia del Reino Unido de las importaciones de energía en comparación con la eurozona.