Tal y como se esperaba, la Reserva Federal ha vuelto a subir 75 puntos básicos. Pero el verdadero mensaje de halcón se transmitió en el Resumen de Proyecciones Económicas. Las actualizaciones de las opiniones de los banqueros centrales sobre la trayectoria futura de la economía muestran ahora su disposición a subir los tipos de interés hasta el 4,4% en lo que queda de año y a mantenerlos algo por encima de este nivel (en el 4,6%) hasta 2023. El salto con respecto a la proyección de la Fed de junio es considerable: 100 puntos básicos más que en junio. Por lo tanto, la política futura parece más agresiva que antes.
Además, la relajación de la postura restrictiva va a llevar mucho tiempo. Hasta 2024 la Fed no espera que se justifique una bajada de tipos. La razón de esta postura más agresiva es la persistencia de la inflación. El FOMC no ve la estabilidad de los precios, en forma de inflación en el objetivo del 2%, hasta 2025.
A pesar de este mensaje de halcón, la Fed no ha perdido toda la confianza en la economía. Ha rebajado el crecimiento al 0,2% este año y al 1,2% el próximo, frente al 1,7% de las proyecciones anteriores. La tasa de desempleo se prevé ahora en el 4,4 por ciento en 2023 y 2024, también algo peor que el 3,9% y el 4,1% de junio, respectivamente. Pero los expertos están dispuestos a aceptar este deterioro para lograr la estabilidad de los precios. En función de la trayectoria precisa del crecimiento, lo que la Fed imagina no implica todavía una recesión. Pero, observando la distribución de las proyecciones, al menos cuatro de los 19 parecen cuestionar este juicio y podrían ver ya una recesión. En la conferencia de prensa, el presidente de la Fed, Jerome Powell, reiteró su opinión de que los mercados laborales siguen «desequilibrados» a pesar de una cierta ralentización del crecimiento, ya que las vacantes siguen superando la oferta de trabajadores. Estos comentarios se alinean con su advertencia de Jackson Hole de que la lección de la historia es que una relajación prematura de la política monetaria tiene un coste aún mayor que mantener los tipos restrictivos «durante algún tiempo» y que lo más probable es que se necesite un «periodo sostenido de crecimiento por debajo de la tendencia» y un cierto ablandamiento de los mercados laborales para conseguirlo.
En general, esta reunión demuestra una vez más que la Fed está dispuesta a hacer lo necesario para controlar la inflación. Frenará la demanda manteniendo los tipos más altos durante más tiempo, incluso si esto significa que se pierden crecimiento y empleo. La opinión actual de los banqueros centrales sigue siendo que esto provocará una desaceleración, pero no una recesión. Estamos totalmente de acuerdo en que es necesaria una «medicina amarga» para recuperar la estabilidad de los precios. Pero tememos que sus efectos secundarios sean más duros de lo que la Fed proyecta actualmente.