Cuando uno pasa estos días por la plaza de la diosa Cibeles en Madrid y ve las largas colas, se pregunta si la cola es por el estreno de alguna película taquillera o por la apertura de una nueva tienda con precios de derribo. Pero no, igual que sucede en otras oficinas del Banco de España en varias capitales de provincia, son ahorradores, que se agolpan para comprar Letras del Tesoro. De hecho, el Banco de España ha tenido que implementar la cita previa y la web del Tesoro se ha llegado a colapsar.
Lo cierto es que las rentabilidades que ofrecen los instrumentos de deuda pública en países como España o Italia empiezan a ser muy atractivas. Y más comparado con lo que ofrece la banca a sus clientes. A pesar de las continuas subidas de los tipos de interés, los bancos no han entrado, todavía, en la guerra de remunerar el pasivo de sus clientes, lo que explica en parte, el aumento espectacular de sus beneficios en 2022.
Hace apenas hace un año la rentabilidad de la deuda pública española todavía estaba en negativo y a fecha de hoy se acerca ya al 3%.En la última subasta celebrada, la rentabilidad de las letras ha llegado al 2,813% y en la cual ha habido 4 veces más peticiones que oferta. Eso si, en este tipo de subastas, la demanda viene mayoritariamente de inversores institucionales y el inversor individual no suele llegar ni al 3% del total colocado.
¿Por qué este furor por las letras? El inversor percibe este tipo de inversión como segura. Quizás el inversor que hace cola a las puertas del Banco de España no sepa ni siquiera que es un rating y menos que el rating del Reino de España está situado en A por Standard & Poors (recordemos que durante la última gran crisis financiera llegó a rozar el grado de bono basura, BBB). Pero en todo caso el inversor de a pie, ve la renta pública española como un refugio seguro para sus ahorros y que frente a lo que pagan los bancos por los ahorros en cuenta corriente o en depósitos (que es cero), ésta es una gran inversión. La otra alternativa sería la bolsa, pero con los nubarrones de una posible recesión y del deterioro de los resultados empresariales, no parece, al menos a corto plazo, una alternativa interesante.
Quizás la inversión en ladrillo sigue demostrando ser una buena alternativa de inversión, pero requiere unos desembolsos mucho más elevados y con cierto riesgo. Sin embargo, las Letras del Tesoro se adquieren por múltiplos de 1000 Euros, con lo que es asequible para todo el mundo.
Y algunos se preguntarán porque de las largas colas. Pues bien, realmente no es necesario acudir en persona al Banco de España. La compra de deuda pública directamente en el Banco de España está exenta de comisiones, tanto si se hace físicamente, o por la web del Tesoro. Si nos fijamos en las personas que hacen cola en el Banco de España, todas peinan canas, si es que todavía les queda pelo. Probablemente sus habilidades informáticas no les permite hacerlo vía telemática. La otra alternativa es hacerlo a través de una entidad financiera, pero estas cobran entre un 0,2 y un 0,3% de comisión, con lo que la rentabilidad se ve disminuida.
Si miramos a nuestro alrededor, hay otras alternativas también interesantes, como pueden ser las Letras del Tesoro italiano, que ya superan a día de hoy el 3% de rentabilidad a plazo de un año. También es cierto que el riesgo Italia es, a día de hoy, peor que el de España, con un rating de BBB por Standard&Poors, pero no creo que nadie piense que, de aquí a un año, Italia pueda impagar su deuda.
Sin duda, todavía nos esperan nuevas subidas de tipos y con ello mayores rentabilidades en los instrumentos públicos, pero viendo las pocas alternativas de inversión atractivas y las elevadas rentabilidades que se ofrecen, me surge la duda de si ir a hacer la cola y pedir la vez.