La renta variable y la renta fija mundial se mantuvieron sin cambios en abril, mientras los mercados digerían las inyecciones de liquidez mundial tras la crisis de liquidez de marzo en el sector bancario estadounidense y el apoyo suizo a la adquisición de Credit Suisse por parte de UBS.
Están apareciendo señales de restricción del crédito en el sistema bancario estadounidense, impulsadas por las contracciones anualizadas de los préstamos comerciales e industriales y de los préstamos inmobiliarios comerciales, al mismo ritmo que durante la crisis financiera mundial. Es cierto que queda por ver si la cautela de los prestamistas se mantiene y se extiende a los préstamos al consumo.
Más preocupante es la perspectiva de un cambio de tendencia en la liquidez a nivel mundial. Como hemos destacado, desde noviembre de 2022, la expansión de los balances de los bancos centrales ha proporcionado un respaldo temporal a la renta variable mundial y a los activos de riesgo. Con el BCE a punto de retirar más de 700.000 millones de euros en liquidez a través de los vencimientos de TLTRO y el endurecimiento cuantitativo, y el Tesoro de EE.UU. potencialmente retirando entre 200.000 y 400.000 millones de dólares a medida que reponga sus arcas una vez que se eleve el techo de deuda, el viento de cola de la liquidez se convertirá en un viento en contra en el segundo semestre de 2023.
Todo esto debería producirse en un momento en el que el crecimiento de la economía estadounidense, en particular, parece que continuará avanzando lentamente hasta mediados de año, creando la perspectiva de una recesión total a mediados de año.
También entre junio y agosto se producirá el punto álgido de la crisis del techo de la deuda estadounidense de 2023. Aunque esperamos que se resuelva, los inversores pueden fijarse en la experiencia de la crisis del techo de deuda de 2011 para ver la estabilización y posterior aumento de la volatilidad de la renta variable y la renta fija en 2011, que parece proporcionar una hoja de ruta para la volatilidad de 2023.
De ser cierto, esperamos que nuestra exposición recientemente incrementada a las estrategias de carry a través de productos estructurados pueda ofrecer a los inversores refugio en medio de la elevada volatilidad en caso de que las negociaciones lleguen a un punto muerto como en 2011.
Esto complementa el carry obtenido dentro de las carteras a través de estrategias de crédito tradicionales, estrategias alternativas de hedge funds e incluso carry de divisas de mercados emergentes, al tiempo que protege del esperado repunte de la volatilidad de la renta variable durante el verano.
A medida que se perfila el final del ciclo de subidas de tipos en EE.UU., seguimos esperando que la fortaleza de las divisas distintas del USD ofrezca un motor de rentabilidad adicional, especialmente en las carteras referenciadas al USD. Asimismo, el oro debería seguir beneficiándose a medida que el ciclo de subidas de tipos llegue a su fin.