Extremadura, el privilegio del silencio
María José Camacho | 2 de enero de 2020
En un mundo hiperconectado, donde la tecnología domina el día a día de todos nosotros, a veces es necesario apagarlo todo. Desconectar. Tomar consciencia del mundo que nos rodea. Y hay rincones en España que nos recuerdan que no somos sino una gota de agua en este vasto océano.
Así te hace sentir Extremadura, una de las grandes desconocidas de nuestra geografía, que alberga las condiciones ideales para disfrutar de una bella escapada.
De todos los parajes de la zona hacemos un alto en el camino en Tierra de Barros. Esta comarca de Badajoz emerge entre las Vegas del Guadiana y las primeras estribaciones montañosas de Sierra Morena.
Su tierra arcillosa da nombre a una región que nos ofrece un sinfín de posibilidades. Adentrándonos en la zona descubrimos un pequeño pueblo que nos recuerda las bondades de vivir alejados del mundanal ruido. La Parra, con 1.300 habitantes, saluda con un silencio que parece gritar. Casi al lado de la iglesia lo que parece una casa señorial llama la atención. Se trata de la Hospedería Convento del municipio, un antiguo convento erigido en 1673.
Y cómo no, una gastronomía envidiable. En sus muros se pueden degustar manjares de la zona maridados con vinos D.O Ribera del Guadiana que no dejarán indiferente a tu paladar. El antiguo refectorio del convento, que hace la función de comedor, completa una experiencia sensitiva sin igual.
Descansar, leer, disfrutar de una estancia sin incómodos vecinos, contemplar la naturaleza en todo su esplendor, ya sea en bicicleta o paseando. Visitar los pueblos de la zona, conocer la tradición vinícola de la región. Todas estas actividades y muchas más ofrece la Hospedería Convento.
Cincuenta minutos separan La Parra de Mérida. Un poco más lejos, a algo menos de dos horas de Sevilla y a cerca de cuatro horas de Madrid. La Hospedería Convento La Parra se aleja de todo lo convencional, te acerca a las antiguas tradiciones, a la calma, a la serenidad. En definitiva, te ofrece un remanso de serenidad donde cargar la batería para seguir enfrentándonos a este mundo, cada día, más loco.