Fundación Naturaleza y Hombre. Marca. IV edición Premios Ejecutivos Cantabria
La Fundación Naturaleza y Hombre (FNYH) cumple 25 años. Carlos Sánchez Martínez la puso en marcha en 1994 en Cantabria con el objetivo de recuperar un humedal emblemático de la bahía de Santander. Desde entonces, la entidad ha sido artífice de numerosas actuaciones de conservación, especialmente en el área cantábrica y el oeste ibérico. Entre las iniciativas, destacan la puesta en valor de la dehesa; la reintroducción del rebeco; la labor de plantación de especies autóctonas en la montaña pasiega; la recuperación de espacios degradados en la bahía de Santander; y la creación de pasos en presas del río Miera para permitir el remonte del salmón.
La Fundación Naturaleza y Hombre (FNyH) es una organización no gubernamental que desde que se fundó, en el año 1994, ha dedicado todos sus esfuerzos a la conservación del patrimonio natural y cultural, teniendo como principal objeto la restauración de ecosistemas y la recuperación de especies de flora y fauna. La entidad desarrolla su actividad principal en diversas áreas situadas en las comunidades autónomas de Cantabria, Extremadura, Asturias, País Vasco y Castilla y León.
Durante este periodo de tiempo, la Fundación ha desarrollado un gran número de actuaciones: recuperación de humedales, conservación de bosques, creación de una red de reservas municipales, recuperación de especies vegetales y faunísticas, realización de documentales, desarrollo de actividades de concienciación y de voluntariado ambiental.
Muchas de estas actuaciones han salido adelante gracias al programa LIFE, que es la principal herramienta de la Unión Europea para velar por la conservación de la biodiversidad. Enmarcado en LIFE, la Fundación ha llevado a cabo cinco proyectos: Conservación de la Biodiversidad en el Oeste Ibérico, Club de Fincas por la Conservación del Oeste Ibérico, Recuperación y conservación de la biodiversidad en la cuenca del río Asón, Conservación de la biodiversidad en
el río Miera y Anillo Verde de la Bahía de Santander.
RED DE ESPACIOS NATURALES EN LA BAHÍA DE SANTANDER
En 1992, un grupo de amantes de la naturaleza se embarcó en la recuperación del humedal emblemático de la bahía de Santander: las marismas de Alday. El aspecto era desolador y fueron necesarios más de 3.000 camiones de rellenos, escombros y residuos. El humedal, con 75 hectáreas de las más de 1.000 que contaba en su origen, recibe al visitante con frondosos senderos y especies ligadas a zonas húmedas como sauces, alisos, fresnos… y en cuanto a la fauna, encontramos ánade real, porrón europeo, garceta común…
Otra de las particularidades de la recuperación de las marismas ha sido la introducción de una raza autóctona de caballo, el losino. Tras esta primera iniciativa, la Fundación ha ido recuperando otros espacios degradados en los municipios que conforman la bahía. Estos espacios han resultado en un gran anillo verde de humedales y bosques que rodean la bahía de Santander.
EL REGRESO DE LOS SALMONES
En el norte de la península, la Montaña Oriental Cantábrica y todo el curso del río Miera han sido los otros grandes espacios en los que el trabajo de la Fundación ha sido más productivo. Se han plantado más de 200.000 árboles autóctonos, reintroducido el rebeco, creado saltos para peces en las tres presas de la localidad de Liérganes y abierto un fluviarium, que cuenta con nutrias y peces representativos de los ecosistemas de la zona. Caso extraordinario es la reintroducción del salmón, acontecida en 2018, cuando tras la finalización de los pasos para peces habilitados junto a las tres presas de Liérganes por fin pudieron verse ejemplares remontando el río, algo que no se veía desde 1799.
LA CONSERVACIÓN DEL OESTE IBÉRICO
El oeste ibérico lo forman más de dos millones de hectáreas que se extienden entre Zamora, Salamanca, Cáceres y Portugal, incluyendo la Sierra de Gata y los Riscos del Águeda y Monfragüe. Durante cinco años, se han llevado a cabo labores de mejora de los hábitats de la dehesa en diez enclaves que han favorecido la presencia de especies como el buitre negro, la cigüeña negra o el alimoche.
También se ha mejorado el hábitat de dehesa con la plantación de más de 170 hectáreas de especies del género Quercus, como encinas y robles, y se han creado bosques de ribera. Asimismo, ha sido importante atajar cuanto antes la aparición de una especia invasora, el helecho de agua.