La banca Europea apuesta por la deuda a corto plazo

Finanzas | 20 de julio de 2023

Regulación Europa

Los bancos están reduciendo los plazos para esquivar el incremento en el coste de financiamiento, aunque esto implica que 1,3 billones de euros vencen en menos de un año.

Los bancos europeos no han estado inactivos. A pesar de la escalada de la inflación, el incremento en las tasas de interés y el aumento en el coste de financiamiento, han continuado accediendo al mercado de bonos. Las regulaciones los obligan a hacerlo para mantener reservas para crisis. Sin embargo, eso no significa que no se hayan resguardado, aunque esto signifique asumir mayores riesgos.

Su estrategia para navegar a través de las turbulencias de los últimos dos años ha sido reducir los plazos de los bonos. A diferencia de los vencimientos a una década o más que dominaban las emisiones durante la era de financiamiento barato para asegurarse fondos a costos bajos por el mayor tiempo posible, ahora el objetivo es pagar lo mínimo posible y esto implica emitir a plazos más cortos.

Esta ha sido la forma de satisfacer a los inversores que exigían rendimientos más altos en un escenario de incremento de tasas y la opción de los bancos para no comprometerse a costos elevados por más tiempo del necesario sin tener certeza sobre el techo del precio del dinero o la rentabilidad justa de sus bonos.

Sin embargo, esta estrategia tiene un lado negativo: el riesgo de refinanciación. Al reducir los plazos de emisión, los vencimientos llegan mucho más rápido y el perfil de vencimiento de la deuda cotizada del sector bancario europeo ha cambiado drásticamente, lo que genera una necesidad acelerada de reemplazar la deuda que vence.

Los vencimientos a un año o menos se han incrementado, al grado de que ahora representan el mayor volumen que los bancos europeos deben afrontar entre los distintos periodos de vencimiento, superando el plazo de cinco a 10 años que tradicionalmente era el dominante.

Casi un cuarto del total, unos 1,3 billones de euros, vence en el plazo más corto posible, de acuerdo a datos de la Asociación para los Mercados Financieros de Europa (AFME) que utiliza como fuente información del Banco Central Europeo a abril de 2023. Esto representa el 24% de los aproximadamente 5,5 billones de euros en el mercado, comparado con el 22% del mismo mes en 2022 y el 20% de 2021.

También ha crecido el volumen de vencimientos entre uno y dos años y todos los plazos hasta cinco años. Las cantidades individuales de cada uno de estos grupos son mucho menores, pero todas están en aumento.

A partir de ahí se observa una caída. Los bonos que vencen entre cinco y diez años ya no son mayoría en los bancos, como sucedía en 2022 y 2021; han sido superados por los vencimientos a corto plazo. El paquete que supera la década ha descendido hasta los 479.999 millones de euros, el 8,5% del total, cuando hace doce meses representaba el 11%.

Los bancos españoles no son una excepción. En lo que va del año han emitido al ritmo más elevado desde 2011. Los 36.400 millones de euros vendidos representan un incremento del 78% en comparación con el mismo periodo del año pasado, que también fue mucho más activo de lo esperado ante el inicio de la guerra en Ucrania y el inicio del incremento de tasas.

Pero hay una diferencia notable entre las emisiones actuales y las más antiguas. Mientras que en 2020 y 2021 las operaciones significativas con vencimiento a tres años o menos eran pocas y sobraban dedos para contarlas, en 2022 fueron más de diez las realizadas a ese plazo y en lo que va de 2023 ya son siete.

Si al vencimiento de la deuda el mercado está completamente abierto y los costos de financiamiento han bajado, los bancos habrán obtenido una victoria y su estrategia habrá sido exitosa. El problema es que suceda lo contrario y el riesgo se dispare al tener que buscar recursos en un mercado volátil y con precios todavía más altos.