Con la llegada de la Navidad, el mercado laboral se llena de oportunidades temporales. Según un informe de Randstad, este periodo generará más de 347.000 nuevas contrataciones en España, y sectores como el de la hostelería incrementarán hasta en un 31% el volumen de las contrataciones. La temporada navideña es solo uno de los escenarios de la economía gig -la de los trabajos esporádicos-, que está transformando la manera en que las personas se emplean.
Mientras algunos de estos trabajadores buscan estabilidad o consolidación en sus empleos actuales, muchos optan por adoptar permanentemente este formato. El número de profesionales autónomos en España se ha mantenido por encima de los tres millones de personas durante en los últimos años. Destaca especialmente 2021, cuando se registró la cifra de empleados por cuenta propia más alta desde 2015.
En este sentido, un informe de Workana, una plataforma especializada en trabajo autónomo y remoto, reveló que el 54% de los profesionales que trabajan como freelancers no desearían volver a modelos tradicionales de contratación. Lo que antes se veía como una manera de complementar ingresos, ahora se ha convertido en una carrera por sí misma.
La economía gig tiene un gran impacto en el ámbito de los recursos humanos. No solo introduce una forma distinta de contratación, sino que también permite a las empresas recurrir a profesionales independientes para proyectos específicos, reduciendo costes fijos (como salarios y beneficios), disminuyendo empleados con horas no productivas y contratando a expertos cuando se necesitan habilidades específicas.
Dentro del ámbito del reclutamiento, esta nueva forma de trabajo brinda a las empresas la oportunidad de mejorar sus procesos, ampliando la oferta de talentos y mejorando las condiciones laborales. Además, se pueden establecer acuerdos para contratar colaboradores de todo el mundo, accediendo así a profesionales con las mejores habilidades posibles.
No obstante, la adopción de la economía gig y la contratación de freelancers requieren que las empresas desarrollen nuevas estrategias para gestionar e integrar a los trabajadores temporales en el entorno corporativo. Esto implica la creación de políticas y procesos para la selección, contratación, capacitación y gestión del rendimiento de estos trabajadores, además de abordar las cuestiones legales y regulatorias relacionadas con la contratación de trabajadores independientes.
Igualmente, las empresas deben asegurarse de que los trabajadores autónomos cumplan con las leyes laborales locales para garantizar un trato justo y ético. Es crucial que el departamento de Recursos Humanos se prepare para adaptarse a cambios en la dinámica laboral y las expectativas de los trabajadores, lo que podría incluir la implementación de políticas que permitan el trabajo remoto o horarios flexibles.
Para conseguir esta armonía, es fundamental que las empresas gestionen de manera óptima y cuidadosa toda su fuerza laboral, incluyendo autónomos y proveedores de servicios. La mejor manera de hacerlo es mediante el uso de herramientas de Gestión de la Fuerza Laboral (WFM, por sus siglas en inglés). Por ejemplo, existe una herramienta, Open Shifts, que permite a los empleadores publicar turnos disponibles para una selección de profesionales ya registrados.