Con el surgimiento de las metodologías ágiles y un enfoque de mejora continua, algunos consideran que tener una estrategia empresarial no es lo conveniente, ya que a menudo implica una planificación a largo plazo y una ejecución rígida. La capacidad de adaptación a cambios rápidos pueden ser más útiles, que seguir un plan estratégico predeterminado. En el lado opuesto muchos piensan que la estrategia empresarial bien definida sirve como faro en una travesía con cada vez mas riesgos e incertidumbre.
La corriente antiestrategia o escepticismo hacia la planificación estratégica puede deberse a varias razones. En un entorno empresarial caracterizado por la incertidumbre, algunos críticos argumentan que las estrategias tradicionales pueden quedarse anticuadas muy pronto. La rapidez con que evoluciona el mercado, puede hacer que la planificación a largo plazo sea menos conveniente. Los que piensan que un plan proporciona una visión clara de los objetivos a largo plazo, argumentan que al tener una dirección y un enfoque claros, los líderes pueden alinear los esfuerzos y recursos hacia metas específicas, creando coherencia y proporcionando un marco de referencia. Ademas ayuda a evaluar las opciones disponibles y a seleccionar la que esté alineada con los objetivos. Esto también reduce la probabilidad de decisiones impulsivas o descoordinadas.
Aunque no se tenga un plan escrito, los criterios ESG o Compliance son ya parte intrínseca de la visión en muchos negocios. Por ejemplo, el objetivo de cero emisiones para el año 2050 esta en las memorias de la mayoría de empresas lideres. Se siga o no una tendencia, vamos a estar obligados a respetar directrices de nuestros mejores clientes, para cumplir hitos y normativas medioambientales, si no queremos perder parte de la facturación. Una estrategia de sostenibilidad ya es casi imposible obviarla. Después de la crisis financiera, han cambiado también muchas cosas a nivel de riesgos. Diseñar un plan financiero con unos objetivos y ratios claros, es cada vez mas fácil, con las herramientas tecnológicas que ahora si disponemos. La planificación financiera, puede ser diseñada e implementada por un comité de auditoría .
En un mundo donde la colaboración y la creatividad son cada vez más valoradas, algunos pueden ver la estrategia como una barrera para la libre expresión de ideas y la toma de decisiones descentralizada.Para ciertas empresas la obsesión por la estrategia a largo plazo puede parecer restrictiva, argumentando que las organizaciones deben centrarse en la innovación continua y la capacidad de respuesta rápida, en lugar de adherirse estrictamente a planes predefinidos. Los casos de empresas que han experimentado fracasos en la implementación de estrategias o que han seguido estrategias que no se han traducido en el éxito esperado, pueden haber contribuido a cierto escepticismo. En una economía tan digital, las empresas lideres están siguiendo enfoques más flexibles, con la idea de adaptarse mas rápidamente al feedback del mercado.
La estrategia empresarial implica prepararse para el futuro y comprender las tendencias que otorga una ventaja competitiva.Tener una estrategia nos puede impulsar a investigar sobre las tendencias que están cambiando los hábitos de consumo y el mercado donde estamos trabajando. Indagar sobre todo lo nuevo que esta aconteciendo, puede permitirnos no quedarnos limitados con lo que nos ha estado funcionando hasta ahora. La competencia seguramente ya esta trabajando sobre productos o servicios que van a necesitar nuestros clientes dentro de muy pocos años. Cuantas mas personas aporten al diseño de la estrategia, mas probabilidades habrá de que se estén abarcando todo tipo de situaciones. Para Fomentar una cultura que promueva la colaboración entre equipos o niveles jerárquicos, es prioritario establecer canales de comunicación abiertos, donde los empleados puedan comentar sus ideas, sugerencias y preocupaciones.
Algunos expertos reconocen que la participación de los empleados es beneficioso también para el diseño estratégico. La diversidad de perspectivas y la inclusión de aquellos que están directamente involucrados en la ejecución, permite aumentar la aceptación interna de la estrategia y ayuda a mejorar su implementación. El gran defensor de la innovación estratégica Gary Hamel, argumenta que las empresas deben buscar constantemente nuevas formas de competir, desafiando las convenciones y evitando cierta complacencia .Siempre ha recomendado la importancia de fomentar un ambiente donde la creatividad pueda prosperar. Un proceso que no debe limitarse a la alta dirección, sino que debe ser un esfuerzo colectivo de abajo hacia arriba.
Hamel aboga por desafiar las convenciones, cuestionar las prácticas tradicionales y reducir la burocracia jerárquica. Aquellos que trabajan directamente en las operaciones a menudo tienen perspectivas únicas sobre lo que funciona y lo que no. Para ello es necesario de estructuras mas planas y adaptativas. En un entorno donde los empleados tienen más participación, se pueden fomentar equipos por proyectos más ágiles. Una cultura organizacional que promueva la creatividad es fundamental para la participación de los empleados en la generación de ideas. Para Involucrarles en la toma de decisiones relevantes, el equipo directivo, debe reconocer sus logros y contribuciones. Los programas de recompensas y los elogios públicos, puede ayudar a motivar y a sentirse mejor valorados. Ofrecer oportunidades de desarrollo profesional, programas de mentoría y las oportunidades de ascenso interno, ayudan a fomentar un sentido de pertenencia.
Ya sea mediante la creatividad, la eficiencia operativa o la diferenciación de productos, una estrategia clara permite responder de manera rápida a las demandas cambiantes del mercado. La asignación eficiente de recursos permite a la empresa identificar las áreas críticas, que requieren mas inversión, optimizando recursos y que facilite tener controlada la deuda. Diseñar una visión con las prioridades estratégicas, puede evitar la dispersión de recursos en proyectos no alineados con los objetivos. La crítica hacia la estrategia no implica que no sea valiosa, sino que incide en la necesidad de adaptarse y evolucionar el enfoque. Muchas organizaciones están implementando un equilibrio entre tener una dirección estratégica clara y la capacidad de adaptarse rápidamente a lo que ya parece parte del futuro.