El Topix de Japón ha cerrado la sesión con una caída del 12,2%, borrando todas las subidas del año. El Nikkei, principal índice del país, ha sufrido su mayor caída diaria de la historia, bajando más de 4.450 puntos y superando los 3.836 perdidos el “Lunes Negro” de octubre de 1987.
En Europa, los principales selectivos inician el día bajando entre el 2% y el 3%, mientras que en EEUU la apertura del mercado parece ir en ese mismo sentido. Los futuros del Nasdaq 100 cotizan con una caída del 5%, mientras que se espera que el S&P 500 aperture con un recorte del 3%.
¿Qué está ocurriendo?
La volatilidad se ha disparado a medida que crecen las preocupaciones sobre la economía estadounidense y algunas de las principales empresas tecnológicas no logran cumplir con las expectativas. Gran parte de la fortaleza que ha mostrado el mercado durante este año se ha apoyado en la confianza de un “aterrizaje suave”, donde los bancos centrales serían capaces de estabilizar la inflación sin llevar a la economía a una fuerte contracción.
Los datos publicados la semana pasada en Estados Unidos, con las peticiones por subsidio por desempleo en máximos de casi un año, la tasa de desempleo subiendo un 0,50% desde sus mínimos y la producción industrial entrando en contradicción, llevaron a los inversores a pensar que la Reserva Federal podría haber esperado mucho para recortar los tipos y que la economía se podría enfrentar a un “aterrizaje forzoso”, que supone un proceso de desaceleración o recesión después de un periodo de rápido crecimiento.
En estos momentos el mercado descuenta en un 78% de probabilidad un recorte de 50 puntos básicos en los tipos de interés por parte de la FED en septiembre. Algo que podría ocurrir incluso dos veces en lo que queda de año. Incluso están aumentando sus apuestas sobre un recorte de los tipos de interés de la Reserva Federal entre reuniones, algo extremadamente raro, y que en los últimos años sólo ha ocurrido como emergencia en el COVID, algo que de momento descartamos.
Uno de los eventos más importantes de los últimos días ha sido la subida de tipos del Banco de Japón. Los índices bursátiles del país han tenido caídas que no se veían desde hace años, y uno de los puntos claves es el cruce con el dólar estadounidense y con el resto de divisas. Durante años, los inversores, no sólo de Japón, sino a nivel mundial, han pedido crédito en yenes aprovechando tasas negativas o tasas al 0%, invirtiéndolo en diferentes activos y monedas. El incremento del yen supone un incremento del coste y de la divisa, lo cual perjudica de manera significativa estas estrategias denominadas como carry trade, que obliga a deshacer posiciones. Además, el Banco de Japón es uno de los mayores actores del mercado, y reducir sus compras tiene efectos importantes.
¿Qué esperar ahora?
Creemos que es una corrección saludable, que nos permitirá entrar en el mercado a precios significativamente inferiores a los que estábamos acostumbrados hace apenas unos días. Los resultados corporativos siguen mostrando crecimiento, y si bien la expectativa de la inteligencia artificial se ha reducido confiamos en que el resto de los sectores de la economía consigan equilibrar esas dudas. Las altas valoraciones actuales, aun siendo altas no nos parece un problema tan grande.
Confiamos en la FED y el resto de bancos centrales. Aunque todavía hay espacio para la reunión de septiembre, esperamos que, en los diferentes discursos de los miembros del organismo presidido por Jerome Powell, dejen la puerta abierta a nuevas medidas de estímulo en la economía, lo cual debería ser positivo para los mercados.
A nivel estratégico no dejarse llevar por las fluctuaciones de corto plazo. Seguimos confiando en el S&P 500 como el índice de referencia clave.
A nivel táctico pensamos que las utilities y las inmobiliarias, que pagan dividendos altos, son un tipo de inversión muy popular entre los inversores que buscan ingresos cuando los rendimientos de los bonos caen, por lo que son dos de los sectores a tener en cuenta durante las próximas semanas.
Aunque si tuviéramos que destacar a un activo sobre el resto seguimos confiando en la plata y especialmente el oro. Durante los últimos meses ha estado impulsado por el temor a una recesión, los conflictos geopolíticos y el aumento de la inflación. Recientemente han sido las compras de los bancos centrales, los que lo han llevado a cotizar a máximos históricos. Los posibles recortes de tipos de la FED, y la volatilidad de las elecciones americanas pueden ser nuevos catalizadores en su precio. Además, supone una reserva de valor frente a la continua depreciación de las monedas tradicionales.
En renta fija la parte corta de la curva, que es la más propensa a las decisiones de política monetaria, podría seguir comportándose mejor que la parte larga. No descartamos repuntes en la inflación que genere que los bonos a mayor plazo, tenga repuntes en su rentabilidad. La renta fija emergente en divisa local puede ser un tipo de inversión que lo haga bien de cara a las próximas semanas, ante los recortes de tipos, la posible debilidad del dólar, y el alto nivel de rentabilidad que pagan los bonos de la región.