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Juan Carlos Higueras

economista y profesor de EAE Business School

La economía alemana que ha sido tradicionalmente el motor de crecimiento para Europa, la locomotora que ha tirado del resto de vagones que forman el tren de la UE, ha experimentado una notable desaceleración en los últimos años, tal y como se refleja en las cifras de su PIB decreciente en los últimos años. Se trata de una situación que está generando preocupación a nivel global, dado el peso de Alemania en la economía europea y su influencia en los mercados internacionales.

Desde el punto de vista económico y estructural, los problemas de Alemania tienen varios frentes.

Principales causas de la desaceleración económica alemana

  1. Dependencia de las exportaciones: El modelo económico alemán, fuertemente orientado a las exportaciones, se ha visto afectado por la desaceleración de la demanda global, especialmente en los mercados emergentes.
  2. Crisis de la industria automotriz: El sector automotriz alemán, uno de los pilares de su economía, enfrenta desafíos relacionados con la transición hacia la movilidad eléctrica y la creciente competencia de otros países, en especial China, que tiene costes mucho más bajos y donde el gobierno subvenciona dicha industria. Los principales fabricantes, como VW, ya están anunciando posibles cierres de plantas en el país.
  3. Dependencia energética: La guerra en Ucrania ha expuesto la vulnerabilidad de Alemania a las interrupciones en el suministro de gas natural, que tiene que comprar hasta cuatro veces más caro. Además, la decisión de prescindir de la energía nuclear apostando por las renovables no está ayudando. Por tanto, el incremento de los costes energéticos en una economía industrial, encarece producción y reduce la competitividad de muchas empresas en un entorno global.
  4. Envejecimiento de la población: El envejecimiento demográfico está reduciendo la fuerza laboral, lo que dificulta el crecimiento económico y la productividad, además de ejercer una creciente presión sobre los sistemas de pensiones y asistencia sanitaria, que se manifiesta en mayor gasto público.
  5. Burocracia y regulación: La complejidad y el exceso de regulación en Alemania han dificultado la creación de empresas y la innovación. Gran parte de dicha regulación viene impuesta por la Unión Europea y está forzando a las empresas a cumplir con objetivos climáticos que no parecen alcanzables.
  6. Desinversión: La creciente fuga de capitales inversores hacia otros mercados y el planteamiento de algunas grandes empresas para deslocalizar buena parte de su actividad a otros mercados con menos regulaciones y más subvencionados.

El factor político

Además de los desafíos económicos que afronta Alemania, su débil gobierno de coalición, formado por tres partidos con ideologías muy diferentes, tales como los ecologistas, liberales y socialdemócratas, se encuentra atrapado en un constante equilibrio de compromisos que limita su capacidad de maniobra, lo que ha intensificado las incertidumbres sobre la capacidad del país para abordar eficazmente estos problemas. Las profundas divisiones internas en política energética, transición climática y reformas fiscales, dificultan la toma de decisiones coherentes y rápidas, algo que es clave ante la desaceleración económica y la necesidad urgente de modernizar su infraestructura digital e industrial.

Impacto en la economía europea

La desaceleración alemana tiene importantes implicaciones para el conjunto de la Unión Europea:

  • Disminución del crecimiento económico: Alemania es la economía más grande de la zona euro, la locomotora del bloque, por lo que su desaceleración arrastra hacia abajo el crecimiento del conjunto, lo que, a su vez, afecta a las exportaciones de los países miembro hacia Alemania.
  • Aumento del desempleo: La contracción de la actividad económica en Alemania se traduce en una menor demanda de productos y servicios europeos, lo que puede generar pérdidas de empleo en otros países.
  • Debilitamiento de la demanda interna: La menor confianza de los consumidores y las empresas alemanas se transmite a otros países de la zona euro, reduciendo la demanda interna. Un factor que se agudiza con el incremento de los costes.
  • Riesgo de fragmentación: Las diferencias económicas y estructurales entre los países de la zona euro, junto a la pérdida de impulso de los fondos de cohesión, donde Alemania es quien más aporta, pueden exacerbar las tensiones existentes y dificultar la adopción de políticas económicas comunes. Sin un liderazgo claro, como el alemán, este proceso puede acelerarse, comprometiendo la consolidación de la UE.
  • Presión sobre el euro: La debilidad de la economía alemana puede debilitar a la moneda única, en especial si el BCE impulsa políticas monetarias expansivas, lo que puedetar a la competitividad de las exportaciones de otros países de la zona euro. También puede aumentar la volatilidad de los mercados financieros.