Los mayores de 55 años están ganando cada vez más presencia en el mercado laboral español. Según el ‘III Monitor de Empresas de la Economía Sénior’, elaborado por el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE, este grupo ya representa el 26% de la plantilla en las empresas españolas, un aumento de casi 10 puntos en comparación con el 16,8% registrado el año anterior.
Este crecimiento refleja un avance en la contratación de personas mayores. El informe señala que el 19% de las empresas ya cuenta con iniciativas para la contratación de empleados sénior, y 4 de cada 10 empresas han implementado medidas para retener y gestionar el talento de este colectivo. La Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de este año también respalda esta tendencia: la tasa de paro de los mayores de 55 años bajó al 9,97% entre abril y julio, frente al 11,05% del trimestre anterior, alcanzando su nivel más bajo desde 2008.
No obstante, aunque estos datos apuntan a un avance, el edadismo sigue siendo un obstáculo significativo. Los prejuicios sobre la supuesta falta de habilidades tecnológicas o la menor flexibilidad de los empleados mayores limitan sus oportunidades laborales. En realidad, este grupo aporta una valiosa combinación de experiencia y estabilidad, cualidades que pueden ser decisivas para las empresas. Además, a diferencia de los jóvenes, las políticas públicas de empleo no suelen ofrecer tantos incentivos a las compañías para contratar a personas mayores.
“Es crucial que nuestra economía se adapte a la evolución demográfica. Los empleados sénior son cada vez más importantes y representan un activo valioso para las empresas y el rendimiento organizacional. Necesitamos valorar su contribución y eliminar los prejuicios que persisten sobre ellos, especialmente en un contexto en el que muchas industrias enfrentan dificultades para cubrir vacantes y retener talento”, explica Juan Fernández Palacios, director del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE.
Mayor compromiso, experiencia y capacidad de adaptación: el perfil del empleado sénior
Con el fin de combatir los estereotipos y promover el talento de los trabajadores mayores de 55 años, los expertos del Centro de Investigación Ageingnomics destacan las principales cualidades de estos empleados y cómo pueden beneficiar a las empresas:
- Compromiso laboral: Los sénior suelen tener una gran estabilidad y lealtad hacia su empresa, lo que reduce la rotación de personal. Muchos de ellos eligen continuar trabajando incluso más allá de la edad de jubilación, movidos por la vocación. De hecho, la jubilación demorada, que permite a los empleados seguir trabajando tras alcanzar la edad de retiro, se ha duplicado en los últimos años, como se señaló en el seminario académico ‘El fenómeno del edadismo’, organizado por Ageingnomics y la Universidad Carlos III de Madrid.
- Experiencia valiosa: Con décadas de trayectoria en sus respectivos campos, estos profesionales aportan un conocimiento especializado que es clave para la toma de decisiones estratégicas y la resolución de problemas complejos.
- Adaptabilidad: Los mayores de 55 años han enfrentado numerosos cambios y retos a lo largo de sus carreras, lo que les ha dotado de una notable capacidad de adaptación y resiliencia en entornos dinámicos. De hecho, el ‘III Mapa del Talento Sénior’ de Ageingnomics subraya que los sénior fueron los que mejor se adaptaron al teletrabajo durante la pandemia.
- Mentoría para los jóvenes: La transferencia de conocimiento a las nuevas generaciones es clave para no perder la experiencia acumulada. La combinación del talento joven con el sénior crea un entorno de aprendizaje mutuo que impulsa el desarrollo del negocio.
“Es evidente que apostar por estos perfiles tiene beneficios claros. Se espera que la contratación de mayores de 55 años continúe en aumento, y es esencial que tanto la sociedad como las políticas de empleo promuevan su integración de manera justa y equitativa. La economía sénior es el futuro”, concluye Fernández Palacios.