Adoptar nuevas tecnologías que cambian radicalmente la forma en la que trabajamos es complejo. Y esto es lo que estamos viendo cuando analizamos el nivel de adopción de la Inteligencia Artificial (IA) en las grandes compañías. A pesar de que prácticamente el 90% de las empresas afirman estar interesadas en sumar esta tecnología a sus negocios, el estado actual de la adopción de la IA es todavía bajo, muy bajo. En general, observamos que a pesar del interés, existe una gran desconexión entre los CEO y sus equipos en lo que respecta al grado de preparación para adoptar la IA lo que se traduce en procesos de implementación más lentos y pérdida de control. ¿Cuál debería ser entonces el papel de los CEO en esta transición tecnológica?
Uno de los mayores retos a los que se enfrentan los responsables de las compañías es la falta de conocimiento de esta nueva tecnología pero sobre todo el miedo al posible impacto que puede tener equivocarse. Por este motivo, cada vez son más las empresas que, conscientes de esta realidad, se cuidan cada vez más del control del proceso de implementación y de establecer un Plan Estratégico de IA definido y alineado con el negocio. Llegado a este punto, es clave organizar un equipo capacitado para entender esta nueva tecnología – teniendo en cuenta que sólo un tercio de los equipos ejecutivos está de acuerdo en que tiene la experiencia interna para adoptar la inteligencia artificial -, analizar el estado de la empresa y conocer los niveles de soporte de dicha tecnología y saber proyectar eficazmente su potencial a las necesidades y tareas diarias de la compañía, y siempre en línea con la visión de negocio que marcará el CEO de la compañía. Su rol pasa, por lo tanto, por explicar qué objetivos a corto y largo plazo se esperan del uso de esta tecnología y que aplican directa o indirectamente en el crecimiento del negocio, qué retos financieros tiene la compañía para asumir esta transformación tecnológica y de qué manera afectará a la estructura organizacional y el talento humano.
Según últimos datos de estudios del sector, casi la mitad de los CEO a nivel global identifica la productividad como su principal prioridad empresarial, frente al sexto puesto que ocupaba en 2022. Para ello, el talento humano y su approach a las nuevas tecnologías es fundamental para sacar adelante los buenos resultados del uso de la inteligencia artificial en las empresas. Como parte del proceso de change management, los responsables de la compañía deben seleccionar unos buenos gestores del cambio capaces de conducir los distintos casos de uso en cada uno de los departamentos de una compañía y fomentar la colaboración transversal entre equipos siempre garantizando la seguridad de los datos y la ética de la IA implantada. En todo este engranaje de procesos internos, es importante hacer hincapié en el talento. Es fundamental capacitar a los equipos (upskilling) así como apoyarse en proveedores expertos para el proceso de innovación y transformación del negocio.
Una realidad es clara. Actualmente para muchas compañías, los esfuerzos se han quedado en fases de prueba de concepto y no en grandes proyectos a escala. Si da buenos resultados, debemos ser capaces de re-aprender a trabajar con esta nueva tecnología y proyectar los buenos resultados de la compañía a todos los que forman parte. Al contrario de lo que muchos insisten, la tecnología debe ser entendida como esa nueva calculadora que nos va a permitir renovar nuestra metodología de trabajo para conseguir resultados más eficientes y a la vez dedicar nuestro talento humano a tareas más competitivas que la tecnología no alcanza.
Ante este nuevo cambio de paradigma, los CEO tienen una nueva oportunidad para fomentar una cultura de la experimentación que abrace la inteligencia artificial y de un valor añadido al nivel de capacitación de las personas que forman parte del crecimiento de la compañía. En este punto es cuando hablamos de la personalización y cuando la tecnología se adapta al funcionamiento de nuestra compañía es cuando ésta se convierte en nuestro gran aliado.
Para llevar a cabo todo esto, la planificación es clave. En una gran compañía, los dirigentes han de ser capaces de crear una estructura de personal con actitudes y aptitudes para liderar el cambio, capacitar a los equipos e instaurar una cultura que permita e incluso incentive probar cómo la IA puede ayudar a ser mejores en nuestras tareas. La cultura de la experimentación será fundamental. Difícilmente podremos alcanzar el éxito si no asumimos desde ya que la IA se encuentra en un momento de transición y autoconocimiento, y que depende de nosotros el grado de aprendizaje y de voluntad de mejora para que ésta sea lo más resolutiva posible.