Equipos de Protección Individual, la clave para reducir riesgos en el trabajo
David Cazallas | 18/03/2025

Las cifras no mienten: cada año, miles de trabajadores sufren accidentes que podrían haberse evitado con el uso adecuado de Equipos de Protección Individual (EPI). En sectores como la construcción, la industria o la sanidad, estos equipos se convierten en la última línea de defensa frente a caídas, impactos, sustancias peligrosas o ruidos que afectan la salud. Sin embargo, el simple hecho de disponer de un EPI no garantiza la seguridad si no se utiliza correctamente o si no se adapta a las necesidades de cada puesto de trabajo.
Una barrera esencial ante los accidentes laborales
La prevención de riesgos laborales es un pilar fundamental en cualquier empresa, y la legislación ha evolucionado para reforzar la obligatoriedad de dotar a los trabajadores de las medidas necesarias para minimizar los peligros en su entorno. Pero ¿cuáles son las normas que regulan el uso de los EPI? ¿Cómo se clasifican estos equipos y qué papel juega la formación en su correcta utilización?
“En los últimos años se ha introducido mejoras muy importantes en la adaptación ergonómica de los EPI, esto lo podemos ver por ejemplo con el calzado de seguridad, hace años la puntera reforzada genera rozadoras y era complicado incluso poder conducir con este calzado, actualmente existen en el mercado calzados de seguridad con un nivel de confort muy similar al calzado deportivo que utilizamos en nuestra vida cotidiana”, apunta Gabriel Rodríguez del Río, Responsable del área de seguridad y sistemas de gestión PRL de Quirónprevención.
El experto asegura, además, que “en cuanto a mejoras tecnológicas, me atrevería a decir que es una asignatura pendiente, existen investigaciones abiertas sobre la utilización de Epi inteligentes, que nos protejan de determinados riesgos mediante avisos, por ejemplo, incluir determinados sensores que nos den información sobre parámetros biológicos que puedan afectar a nuestra salud, es algo que puede ser muy útil para prevenir situaciones de estrés térmico o similar”.
Una obligación legal para las empresas
El marco normativo en España es claro: la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales establece en su artículo 17 que los empresarios están obligados a proporcionar a sus empleados los equipos de protección adecuados siempre que los riesgos no puedan evitarse o limitarse suficientemente mediante otras medidas. Este principio se refuerza con el Real Decreto 773/1997, que regula las condiciones de uso, mantenimiento y elección de los EPI, asegurando que estos cumplan con los estándares de seguridad.
Sin embargo, la normativa no solo exige que las empresas faciliten estos equipos, sino que también establece que los trabajadores deben recibir información detallada sobre su utilización y realizar formación específica para garantizar su correcta aplicación. Un EPI mal ajustado o en mal estado puede dar una falsa sensación de seguridad y resultar ineficaz en situaciones de riesgo.
Tipos de Equipos de Protección Individual y sus funciones
Los EPI se dividen en distintas categorías en función de la zona del cuerpo que protegen y los riesgos que ayudan a prevenir. Según el Instituto Nacional de Seguridad, Salud y Bienestar en el Trabajo, los principales tipos de protección son:
- Protección respiratoria: fundamental en trabajos donde hay presencia de partículas en suspensión, gases o vapores tóxicos. Incluye mascarillas, filtros y boquillas diseñadas para evitar la inhalación de sustancias nocivas.
- Protección ocular y facial: en entornos con riesgo de proyección de partículas, chispas o salpicaduras de productos químicos, las gafas de seguridad, pantallas y protectores faciales reducen la exposición a lesiones oculares.
- Protección de la cabeza: los cascos de seguridad son imprescindibles en la construcción o en cualquier sector donde exista el riesgo de caída de objetos o golpes contra estructuras.
- Protección auditiva: en entornos ruidosos, como fábricas o aeropuertos, el uso de tapones o auriculares protectores evita daños en la audición a largo plazo.
- Ropa y guantes de protección: la vestimenta adecuada es crucial en sectores como la sanidad, la industria química o la construcción. Incluye trajes ignífugos, guantes resistentes a cortes o productos químicos y ropa de alta visibilidad para zonas con tráfico de vehículos.
- Protección de pies y piernas: el calzado de seguridad puede tener características como la puntera reforzada, la suela antiperforación, propiedades dieléctricas o con suela antideslizante que protegen contra caídas, aplastamientos y perforaciones.
- Protección contra caídas en altura: arneses, dispositivos de anclaje y sistemas anticaídas son fundamentales en trabajos verticales o en altura para minimizar riesgos.
Cada uno de estos equipos está diseñado para situaciones específicas, por lo que su elección debe responder a un análisis previo de los riesgos presentes en el entorno laboral.
La formación, un factor clave en la seguridad laboral
Dotar a los trabajadores de EPI adecuados no es suficiente si no saben cómo utilizarlos correctamente. Por este motivo, la normativa también establece la obligatoriedad de proporcionar formación específica sobre su uso.
Las empresas deben:
- Informar a los empleados sobre los riesgos que cubren los EPI y en qué situaciones deben utilizarlos.
- Proporcionar instrucciones claras sobre su uso, mantenimiento y almacenamiento.
- Garantizar sesiones de entrenamiento para su correcta colocación y ajuste.
Por su parte, los trabajadores tienen la responsabilidad de utilizar los EPI conforme a las instrucciones, guardarlos adecuadamente y comunicar cualquier desperfecto o anomalía que detecten.
Un equipo en mal estado, mal colocado o utilizado de forma inadecuada puede comprometer su eficacia y dejar a la persona expuesta a los riesgos que pretende evitar.
Compromiso con la seguridad en el trabajo
El uso de Equipos de Protección Individual no es un simple requisito legal, sino una necesidad real para reducir la siniestralidad laboral y proteger la salud de los trabajadores. La combinación de equipos adecuados, formación continua y concienciación sobre su importancia es clave para garantizar un entorno seguro.
Según señala Gabriel Rodríguez del Río, “la realización de Evaluaciones de Riesgos por parte del personal técnico de Quirónprevención es la herramienta que utilizamos para asesorar a las empresas sobre los equipos de protección individual que necesitan, así como sus características y normas de uso. Para realizar una correcta Evaluación de riesgos se debe hablar con las personas trabajadoras, analizando las tareas que implican riesgos, y en aquellos casos que no se puedan evitar con medidas de protección colectiva se deberá prescribir los Epi, es fundamental que estas evaluaciones sean realizadas en el lugar de trabajo habitual y contemos con la opinión de las personas trabajadoras».
En el caso de necesitar contar con un estudio para evaluar los riesgos en tu empresa y determinar qué medidas de protección son las más adecuadas, contar con asesoramiento especializado puede marcar la diferencia en la seguridad de tu equipo. La prevención siempre será la mejor inversión.