Correos que venden solos: la fórmula secreta del mail marketing
Alberto Casillas | 19/03/2025

El mail marketing nunca se fue. En plena vorágine de redes sociales e hiperpersonalización, los correos electrónicos siguen siendo una de las mejores formas de estrechar la relación marca-clonsumidor. Su retorno es altísimo y sus posibilidades infinitas, aunque requiere un buen entendimiento de su fórmula para que los resultados lleguen.
Eso mismo ha hecho que muchos lo ignoren durante mucho tiempo. Mails rebotados, tasas de aperturas bajas, entradas en listas de spam… Todas estas situaciones vienen a consecuencia de malas estrategias de mail marketing. ¿Y qué ocurre cuando se aplican buenas estrategias? Que los correos venden solos. ¿Cómo lo hacen? Como vamos a ver aquí mismo.
Personalización y segmentación: la clave del éxito
Una de las características más destacadas de las campañas de email marketing exitosas es la personalización. Los correos electrónicos que realmente van dirigidos al usuario, que lo entienden y responden a sus necesidades e inquietudes, son los que realmente funcionan.
Diseñarlos no es fácil, ya que esto va mucho más allá de poner un nombre en el asunto y escribir en segunda persona del singular. Esto va de analizar datos e intereses, de segmentar audiencias y estudiar cada caso para construir contenidos que encajen con cada tipo de público, sea con el lenguaje, las ofertas, los contenidos o incluso los colores y estructura de los mails.
Para esto, una herramienta muy interesante es Mailrelay. Ofrece la mayor cuenta gratuita de mailing, lo que permite experimentar sin miedo a los costes. Además, tiene un soporte 100% profesional para las cuentas gratuitas, una alta tasa de entregabilidad, editor con IA integrada, API de desarrollo y SMTP con estadísticas.
Todo lo necesario para analizar resultados, avalado además por décadas de experiencia en el sector. Con soluciones como esta, la experimentación con la segmentación es más sencilla, sobre todo porque la IA puede ayudar a dar forma a los mensajes de forma que encajen mejor con cada tipo de usuario. Son todo facilidades, y más ahora que la tecnología permite conocer mejor que nunca al usuario objetivo.
Aprender a llamar la atención
El diseño visual de un correo electrónico es uno de los pilares de su éxito. Un diseño limpio, atractivo y que sea coherente con la identidad de la marca es un correo que tiene más posibilidades de llamar la atención del receptor, y de ofrecer una experiencia de lectura más agradable.
Para conseguirlo, es recomendable usar líneas cortas, una tipografía legible e imágenes bien colocadas y de calidad. Así, el contenido es mucho más fácil de seguir y de ver, sobre todo para los usuarios que hacen lecturas en diagonal y van buscando lo más importante sin pararse a leerlo todo, que cada vez son más.
Luego están las llamadas a la acción o CTA, el punto final del mail y el objetivo de este. Son lo que lleva a la conversión, y para conseguirlo deben ser claras y convincentes, rápidas y certeras. Una compra, un registro, una descarga… Lo que sea. Debe quedar claro, resaltar y convencer al usuario para que lo haga de inmediato.
Consistencia en la frecuencia y el contenido
Es importante dar buena forma al contenido, pero también mantener la calidad y la frecuencia. El cliente valora su tiempo, por eso hay que asegurarse de construir algo que aporte valor real y que no le haga pensar que ha perdido el tiempo.
Es algo fácil de conseguir si buscas información de valor en relación con tu sector, si generas asuntos que sean atractivos y no creen falsas expectativas, o si simplemente ofreces promociones exclusivas en los mails. Estos alicientes siempre funcionan.
Luego está la frecuencia de envíos. Algo que debe mantener un buen equilibrio. Si una marca envía mails constantemente, la probabilidad de que acabe en las bandejas de spam se dispara proporcionalmente. Por otra parte, si reduce mucho la frecuencia, puede quedar en el olvido del consumidor.
Hay que tantear el punto intermedio, y para ello lo mejor es consultar directamente al público y experimentar en consecuencia.
Analizar, probar, analizar, probar…
Las campañas de email marketing más efectivas no son estáticas. El mail marketing necesita el A/B Test, ya que es la técnica que permite experimentar, iterar y mejorar para conseguir mejores correos.
Esto implica que hay una evolución constante, sea cambiando CTA, cambiando colores, tipos de contenido, asuntos y demás. Poco a poco se va perfilando la plantilla adecuada. Pero también es cierto que, cada cierto tiempo, hay que seguir iterando y experimentando para conseguir mejores cifras.
Algo más fácil en el mail marketing, ya que las herramientas de mailing permiten obtener datos como los clics, conversiones, tasas de apertura, tiempo de lectura y demás. Todo esto sirve a la marca para ver qué funciona y qué mejorar, actuando en consecuencia.
También podríamos hablar de adaptar los mails a distintos tipos de dispositivos, de la irrupción de la IA para la automatización de los contenidos o de la construcción de narrativas para conectar con más fuerza con la audiencia. Hay muchos elementos a tener en cuenta, pero los vistos aquí son los que construyen la fórmula secreta del mail marketing.