Yolanda Menal

Director de RRHH y miembro de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos (AEDRH)

 

 

 

 

En las últimas dos décadas, el concepto de liderazgo ha experimentado una transformación profunda, marcado por cambios tecnológicos, económicos, sociales, culturales y políticos.

Una profunda evolución desde el rol tradicional del «manager» hacia el «líder coach», el liderazgo ágil o el liderazgo guiado por propósito.

La internacionalización de las empresas impulsó la necesidad de líderes con habilidades interculturales y capacidad de adaptación. El liderazgo situacional, requería ajustar el estilo según el equipo y el contexto. Daniel Goleman, con la inteligencia emocional, promovió habilidades clave como la autoconciencia, empatía, autorregulación, motivación y conciencia social. El líder ya no debía ser el experto supremo, sino quien supiera potenciar al máximo las capacidades del equipo.

Debido a la (r)evolución social, tecnológica, etc. nos vimos inmersos a afrontar un contexto VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo), donde la anticipación y comprensión del entorno, así como la escucha activa al “cliente”, se volvieron más relevantes que la experiencia técnica o el dominio del sector, se abandonó el liderazgo jerárquico tradicional para dar paso a modelos más colaborativos y horizontales.

El enfoque ágil, inspirado por el desarrollo de software, introdujo un liderazgo iterativo, adaptable y abierto a la retroalimentación que unido a las redes sociales y herramientas digitales transformaron la manera en que los líderes ejercen su influencia, tanto dentro como fuera de la organización.

La diversidad e inclusión se considera una prioridad estratégica. Los equipos diversos no solo son más creativos, sino que generan mejores resultados económicos, mayor compromiso del equipo y mejoran la percepción pública de la empresa*. En consecuencia, la equidad de género, así como la diversidad cultural y generacional en entornos inclusivos, se convierten en un pilar esencial.

El liderazgo en ASG** se consolida como una prioridad de negocio. En este nuevo contexto, la idea de liderazgo transformacional cobra protagonismo: se trata de inspirar a través de valores, propósito y una visión compartida, integrando sostenibilidad*** y uso estratégico de datos para la toma de decisiones.

En este nuevo entorno, acuñado como BANI (frágil, ansioso, no lineal e incomprensible), se valora al líder que escucha más que al que impone, que crea espacios para el desarrollo de equipos y que actúa con autenticidad y transparencia.

Pese a los avances mencionados, viendo la situación geopolítica y algunas voces contrarias, que se enfocan hacia un liderazgo menos inclusivo, más autocrático, con resultados a corto plazo, con retorno inmediato, se plantea una reflexión esencial:

¿han sido estas prácticas de liderazgo una moda temporal?

Estoy convencida que no, creo que nos encontramos ante la dicotomía de liderar con “luces cortas” (enfocados en el corto plazo, retorno de valor inmediato) versus con “luces largas” (visión estratégica y “paciencia” para obtener resultados sostenibles).

Por todo ello, en medio de tanta incertidumbre, estoy convencida que el liderazgo debe estar (más que nunca) guiado por el propósito, sin perder flexibilidad para ajustar el rumbo cuando el entorno lo demande. Por todo ello, considero que algunas de las cualidades más valiosas para continuar generando valor (a largo plazo) son:

  • Liderazgo con propósito: donde la misión de la empresa es la brújula que guía decisiones y acciones, incluso en tiempos difíciles. Enfocado en resultados, económica y socialmente, sostenibles.
  • Liderazgo basado en IA y automatización: que no reemplace lo humano, sino que acelere la implementación de la tecnología, como oportunidad transformadora.
  • Liderazgo humanista: donde habilidades como empatía, humildad y curiosidad son esenciales.

En resumen, el liderazgo requiere combinar estrategia, tecnología y humanidad.

El líder exitoso será aquel que inspire con una visión clara, fomente entornos colaborativos, sepa escuchar, aprender y adaptarse, sin perder su norte ético y humano.

*1.  Harvard Business Review, 30 de enero de 2018 , publica un estudio de 1700 empresas en EE. UU., Francia, Alemania, China, Brasil, India, Suiza y Austria. Las empresas en el primer cuartil de diversidad étnica y cultural tenían un 35% más de probabilidad de superar en márgenes EBIT a sus competidores del cuarto cuartil. Las que lideraban en diversidad de género tenían un 21% más de probabilidad de obtener mayor rentabilidad, también en términos de margen EBIT. Se identificaron factores habilitadores clave (apoyo de la dirección, comunicación abierta, prácticas equitativas) que aumentaron los ingresos por innovación hasta en 12,9 puntos porcentuales.
2. En entrevista con Bradlee Benn (co-líder de Diversidad e Inclusión en Russell Reynolds) en Bloomberg Markets el 18 de junio de 2020, expresa que las organizaciones más diversas e inclusivas obtienen un 33% mayor impacto en la rentabilidad. Además, presentan una mejora del 70% en la retención de talento.
**ambiental, social y de gobernanza
*** sostenibilidad en el sentido más amplio y estratégico, no solo a nivel medioambiental, también a nivel social y de gobernanza, con una visión de estrategia y un crecimiento sostenible.