Agosto, una oportunidad estratégica para impulsar la formación en las empresas

Redacción Ejecutivos | 12/08/2025

En un contexto de cambio constante, cada vez más compañías apuestan por utilizar agosto como un periodo propicio para el desarrollo personal y profesional. La menor carga operativa convierte este mes en una pausa activa, donde la formación voluntaria, flexible y adaptada al ritmo de cada empleado cobra protagonismo sin interferir con el descanso.

Según ODILO, empresa española especializada en ecosistemas personalizados de aprendizaje, este enfoque permite sembrar nuevas competencias, reforzar el compromiso y mejorar la competitividad. De acuerdo con datos de la OCDE, las organizaciones con culturas activas de aprendizaje son más resilientes y retienen mejor el talento, lo que convierte a agosto en una oportunidad clave para alinear a los equipos con los retos del nuevo curso.

Cinco claves para aprovechar agosto como motor formativo

En primer lugar, lanzar acciones formativas en agosto facilita la introducción natural de una cultura de aprendizaje, al coincidir con un ritmo de trabajo más relajado. Esa primera experiencia positiva ayuda a consolidar dinámicas que pueden mantenerse durante todo el año.

En segundo lugar, el momento es ideal para ofrecer programas personalizados y flexibles, ajustados al momento vital y profesional de cada empleado. Plataformas como las de ODILO permiten diseñar rutas formativas individualizadas, incrementando la motivación, el compromiso y la autonomía.

La tercera clave reside en la conexión directa entre formación y productividad. Iniciativas centradas en la mejora de procesos, capacidades digitales o toma de decisiones pueden tener un impacto tangible en la eficiencia del negocio desde septiembre.

Como cuarto punto, ODILO destaca la utilidad de anticipar habilidades clave. Desde liderazgo hasta competencias técnicas o digitales, preparar al equipo durante agosto acelera la adaptación a los desafíos del nuevo curso y refuerza la percepción de valor que aporta la empresa a sus profesionales.

Por último, integrar herramientas digitales facilita la creación de ecosistemas formativos adaptativos, donde cada persona accede a contenidos alineados con sus necesidades y objetivos. Esto reduce la dependencia de contrataciones externas y optimiza el retorno de la inversión en formación.

Formar y cuidar: un binomio para septiembre

Más allá de la capacitación técnica, el desarrollo profesional también incide en el bienestar emocional. Incluir contenidos sobre organización, gestión del estrés o conciliación laboral contribuye a entornos más saludables y sostenibles. Impulsar la formación en agosto con un enfoque respetuoso, voluntario y centrado en la persona refuerza el compromiso empresarial y convierte el regreso de septiembre en una continuación natural del crecimiento.