Miguel Sanz, Director General de la D.O. Ribera del Duero

La VIII edición de la Gran Fiesta de la Vendimia, celebrada en las calles de Aranda de Duero entre el 3 y el 6 de septiembre, ha vuelto a situar a los vinos de Ribera del Duero como grandes protagonistas de un evento que ya se ha consolidado como cita imprescindible en el calendario cultural y enológico.

Este año, el prestigioso intérprete Emilio Gutiérrez Caba recibió el título de Ribereño del Año, mientras que el actor Karra Elejalde fue nombrado Embajador de la VIII Gran Fiesta de la Vendimia, en un emotivo acto. Miles de arandinos y visitantes han podido disfrutar de una variada programación cultural, musical y enológica, junto a los excepcionales vinos de la denominación.

Miguel Sanz Cabrejas, Director General de la Denominación de Origen Ribera del Duero, comparte en esta entrevista todos los detalles de la octava edición de esta fiesta y avanza sus previsiones sobre cómo será la vendimia de este año.

 

¿Cuál es el balance general de la VIII Gran Fiesta de la Vendimia celebrada en Aranda de Duero del 3 al 6 de septiembre? ¿Cuáles han sido sus principales sensaciones y aprendizajes? 

Ha sido una edición completa, emocionante y respaldada por cifras que lo demuestran. Dimos inicio con la cata solidaria, que reunió a cerca de 200 asistentes y cuya recaudación se destinó íntegramente a la Asociación Red Solidaria Ribera. Tras ello, fue el turno de la cata premium, protagonizada por los vinos más destacados de Ribera del Duero y dirigida por Diego González, reconocido como Mejor Sumiller de España 2025, que logró llenar el aforo.

Durante el fin de semana, la Plaza Mayor se convirtió en el corazón de la celebración: miles de visitantes procedentes de toda España participaron activamente en las actividades programadas. Se vendieron unas 3.000 copas personalizadas, utilizadas para disfrutar de la amplia variedad de vinos ofrecidos en las 13 casetas de bodegas participantes. Un dato que refleja la gran acogida y la consolidación de un evento que ya es cita imprescindible en el calendario enoturístico nacional.

Un año más, la Gran Fiesta de la Vendimia ha reunido a un público diverso y entusiasta, deseoso de catar, conversar sobre estilos y vivir la experiencia de una ciudad volcada con su celebración. La conclusión es clara: el formato funciona cuando se combina una agenda cultural variada, tradiciones como el pisado de la uva y catas guiadas de calidad, dejando un impacto social y económico tangible en Aranda de Duero.

Este año los grandes protagonistas fueron el Embajador y el Ribereño del Año. ¿Qué han aportado Karra Elejalde y Emilio Gutiérrez Caba al espíritu de la Gran Fiesta de la Vendimia y a la proyección de Ribera del Duero? 

Tener a Karra Elejalde y a Emilio Gutiérrez Caba, ambos amantes del buen vino, ha sido un auténtico regalo. Karra aporta cercanía y autenticidad; representa muy bien el esfuerzo y la excelencia que identifican a Ribera del Duero. Y Emilio encarna ese orgullo sereno de nuestra tierra. 

Más allá del titular, su presencia refuerza un mensaje esencial: en Ribera del Duero el vino no es solo un producto. Es cultura, es identidad y es una manera de vivir. Contar con dos referentes de este nivel contribuye a proyectar nuestros valores, dentro y fuera de la región, y a consolidar la Gran Fiesta de la Vendimia como un evento cultural y social de referencia en España.

 

La Ruta del Vino es un motor turístico. ¿Qué peso tiene el enoturismo en la Ribera del Duero y qué tendencias observáis en la procedencia y comportamientos de los visitantes? 

La Ruta del Vino Ribera del Duero es uno de los grandes motores turísticos de la región y está ya consolidada entre las más potentes del país. Solo en el último año recibió más de 360.000 visitantes, y desde 2008 acumula cerca de 3 millones de enoturistas, lo que refleja un crecimiento sostenido y un enorme atractivo.

En cuanto a tendencias, observamos que más del 90 % de los visitantes son de origen nacional, con un perfil muy interesado en vivir experiencias completas: visitar bodegas, participar en catas y adquirir vino para prolongar la experiencia en casa. La estacionalidad se concentra especialmente en agosto, nuestro mes de mayor afluencia, seguido de septiembre y octubre, meses en los que el enoturismo se combina con el ciclo de la vendimia.

«La Ruta del Vino Ribera del Duero es uno de los grandes motores turísticos de la región y está ya consolidada entre las más potentes del país».

 

Mirando ya a la campaña, ¿qué previsiones manejáis para la vendimia 2025 tras lo visto y catado estos días?

Afrontamos la campaña con la prudencia que siempre requiere una vendimia, pero también con la ilusión de un año prometedor. La uva muestra una gran sanidad y, si la meteorología acompaña en estas semanas clave, podemos esperar una calidad extraordinaria. En Ribera del Duero la vendimia suele cerrarse entre finales de septiembre y primeros de octubre, así que todavía queda recorrido.

«Afrontamos la campaña con la prudencia que siempre requiere una vendimia, pero también con la ilusión de un año prometedor».

 

Para guiar al lector entre estilos, ¿qué define hoy a los tintos, rosados y blancos de Ribera del Duero y desde cuándo existen blancos con contraetiqueta de la D.O.?

Nuestros tintos abarcan un amplio abanico de estilos: desde jóvenes muy frutales y ágiles, hasta crianzas y reservas con más estructura y complejidad. Por su parte, los rosados se caracterizan por ser directos y refrescantes, muy versátiles en la mesa. Y los blancos han llegado para quedarse: frescos, con buena acidez y con más capas cuando pasan por la barrica, que ponen en valor nuestra variedad de uva blanca autóctona: la albillo mayor. 

En cuanto a su historia reciente, los blancos de albillo mayor con contraetiqueta de la D.O. se comercializan desde 2019, tras la presentación oficial de “La Ribera Blanca” en San Sebastián Gastronomika en octubre de 2019 y la entrada en vigor del nuevo pliego en noviembre. Ya han pasado 5 años en los que los vinos blancos de albillo mayor han encontrado su hueco en el mercado como un producto premium y totalmente diferenciado de cualquier otro vino blanco. De hecho, ya son más de 70 bodegas las que comercializan esta nueva categoría. 

Desde entonces, tanto blancos como rosados se certifican con los mismos tiempos de crianza que los tintos: genérica, crianza, reserva y gran reserva.