Carlos Gómez, CEO y cofundador de VIVLA

En apenas tres años, VIVLA se ha posicionado como la compañía líder en España en el modelo de copropiedad de segundas residencias premium. Con más de 200 copropietarios activos y una treintena de propiedades gestionadas en destinos tan exclusivos como Menorca, Baqueira, Ibiza o Sotogrande, esta empresa se ha convertido en una alternativa real a la compra tradicional de segundas residencias. VIVLA ofrece una experiencia vital sin fricciones, que prioriza el disfrute y el valor del tiempo compartido.

Fundada por Carlos Gómez, un emprendedor con una destacada trayectoria en el ecosistema digital, la firma ha conseguido redefinir el acceso a la vivienda vacacional de alta gama, democratizando su uso y combinando inversión inmobiliaria con flexibilidad y estilo de vida.

 

Después de una trayectoria internacional en Google y haber fundado un ‘venture builder’, ¿qué le llevó a apostar por una startup como VIVLA y qué oportunidades detectó en el mercado inmobiliario español?

Después de años en Silicon Valley, rodeado de innovación, velocidad y ambición, me di cuenta de que lo que realmente buscaba no era crear otra empresa, sino algo con alma que conectara de verdad con las personas. No quería construir más tecnología, quería construir significado.

Volví a España con esa intuición muy clara y, como soy profundamente curioso, me hice una pregunta: ¿por qué lo que debería ser sinónimo de libertad al tener una segunda residencia se había convertido en una carga, una barrera, una ilusión inalcanzable para muchos?

VIVLA nació de esa inquietud. No como una solución técnica, sino como una declaración de principios. Una respuesta a un modelo roto que ya no representa cómo queremos vivir hoy.

Creamos un sistema que no gira en torno a la posesión, sino a la pertenencia. A tener acceso sin el peso de la propiedad tradicional. A reconectar con el tiempo, con el lugar, con los tuyos.

La oportunidad no estaba únicamente en el mercado inmobiliario. Estaba y sigue estando en las emociones, en la cultura… en una generación que no busca tener más cosas, sino vivir con más propósito. Y eso, más que una oportunidad de negocio, fue una llamada y decidimos responderla.

 

VIVLA ha consolidado la copropiedad como una nueva categoría dentro de la segunda residencia premium. ¿Cómo describiría este modelo y qué beneficios ofrece frente a la propiedad tradicional o el alquiler vacacional?

VIVLA es una nueva categoría, un nuevo sistema de vida. Una forma diferente de habitar el mundo y de entender qué significa realmente tener un hogar.

La fracción legal es solo la puerta de entrada. Lo que adquieres no es solo un trozo de propiedad: es acceso, libertad, conexión y, sobre todo, tiempo bien vivido. No se trata de sumar posesiones, sino de restar cargas, de recuperar lo esencial. Ese tiempo con tus hijos, con tus amigos bien compartido.

Frente a la propiedad tradicional, VIVLA representa ligereza: no cargas con todo, no gestionas solo, no te ata. Frente al alquiler vacacional, VIVLA representa pertenencia: vuelves a tu casa, a tu espacio, con tus cosas, tu energía, tu historia.

VIVLA no viene a enseñar a cómo tener más, tenemos otra filosofía que recuerda que puedes tener justo lo que necesitas, sin renunciar a lo que realmente importa: los momentos que construyen tu vida.

 

Más de 200 familias ya disfrutan de este modelo en España y aspiran a tener unas 60 propiedades gestionadas en 2025. ¿A qué factores atribuye este crecimiento tan rápido y qué destinos están funcionando mejor?

Crecemos porque tocamos una fibra que estaba dormida. Porque nos dirigimos a personas que ya no quieren lo de siempre. Quieren algo que tenga sentido, que les haga sentir bien. Nuestro crecimiento es una consecuencia de resonar con esa sensibilidad.

No vendemos casas, compartimos formas de vivir. Y por eso funciona en lugares que no son sólo destinos, sino escenarios emocionales: Menorca que es pausa, Baqueira es tradición, Ibiza es disfrute absoluto, Formentera es estar descalzo todo el día y olvidarte de qué día es.  Es un mapa de emociones que responde al nuevo lujo: el de estar, el de pertenecer, el de no tener que explicarte todo el tiempo.

Y además de esta conexión emocional tan potente, el modelo es muy sólido. VIVLA ha crecido sobre tres pilares. Primero, el producto: seleccionamos casas con un criterio casi obsesivo por la calidad, el diseño y la ubicación. Segundo, la experiencia: cada detalle, desde el primer clic hasta el último día de estancia, está pensado para que todo sea fácil, intuitivo y disfrutable. Y tercero, el momento cultural. Estamos en sintonía con una generación que no quiere acumular más cosas, sino vivir mejor. Que valora la exclusividad, pero con propósito.

“Cada detalle, desde el primer clic hasta el último día de estancia, está pensado para que todo sea fácil, intuitivo y disfrutable”

VIVLA ha sido una de las pocas empresas en alcanzar rentabilidad operativa en tan solo dos años. ¿Cuáles han sido las claves para lograr este hito en un sector tan complejo como el inmobiliario donde el acceso a la vivienda es cada vez más difícil?

La clave ha sido mantener el alma mientras ejecutábamos con rigor. No hemos crecido para impresionar a nadie, sino para ser fieles a nuestra visión. Trabajamos con estructura, talento brillante, y una convicción absoluta: cada decisión debe ser coherente con nuestra esencia.

No somos una tech que busca escalar a cualquier precio. Somos un sistema de pertenencia que cuida cada paso y por eso somos rentables. Porque no creemos en la lógica del desgaste. Creemos en hacer menos, mejor. Y eso aunque parezca contraintuitivo es profundamente rentable.

 

Su modelo no solo implica una compra, sino también una inversión. ¿Qué nivel de revalorización están viendo los copropietarios y qué mecanismos existen para vender su parte cuando lo deseen?

Sí, hay revalorización. Y sí, puedes vender tu participación cuando tú quieras. Pero lo que te llevas va mucho más allá del rendimiento financiero. ¿Cuánto vale ese abrazo familiar en la terraza después de un año de locura?, ¿cuánto vale volver cada verano al mismo lugar y sentir que todo está listo, como si alguien hubiera pensado en ti?

La inversión más valiosa es la que haces en tu tiempo, en tus recuerdos, en tu bienestar. Y cuando ese valor emocional se encuentra con un modelo financiero bien diseñado, el resultado es potente.

Hemos visto revalorizaciones de entre un 8 y un 10 % anual en algunos destinos, y además, el propietario puede alquilar su estancia o intercambiarla, ampliando aún más las posibilidades de retorno. Y si en algún momento decide vender, puede hacerlo de forma sencilla, con total libertad y con acompañamiento, para que el cierre de ciclo sea tan cuidado como el inicio. En VIVLA no solo inviertes en una casa, inviertes en una vida mejor.

“Contar con personas como Pau Gasol o César Azpilicueta fue una señal clara de que íbamos en la dirección correcta”

VIVLA cuenta además con Pau Gasol como inversor y embajador global, ¿Qué otros perfiles existen en la comunidad de propietarios y qué papel juegan aquí la pertenencia y los valores compartidos?

Tener a Pau o César Azpilicueta con nosotros fue una señal muy clara de que íbamos por buen camino. Pero más allá de ellos, contar con personas como Pau Gasol o César Azpilicueta fue una señal clara de que íbamos en la dirección correcta. Pero lo verdaderamente transformador no son los nombres conocidos, sino los valores compartidos por toda la comunidad.

En VIVLA no hay clientes. Hay creyentes. Personas que no solo buscan una segunda casa, sino una manera diferente de vivir: más presente, más consciente, más conectada. Nuestra comunidad está formada por familias que priorizan el tiempo de calidad, que quieren crear recuerdos duraderos sin renunciar a la libertad. Desde emprendedores, banqueros y directivos, hasta médicos, arquitectos o creativos. Gente muy real, con vidas muy intensas, que eligen parar, respirar y compartir momentos especiales con los suyos. Lo que los une no es el perfil profesional, sino una sensibilidad común. El deseo de vivir con intención. De pertenecer a algo que trasciende la propiedad y se convierte en legado emocional.

“En VIVLA no hay clientes. Hay creyentes. Personas que no solo buscan una segunda casa, sino una manera diferente de vivir”

 

Finalmente, ¿cuáles son los próximos pasos estratégicos de VIVLA? ¿Barajan una expansión internacional o la diversificación hacia otras fórmulas de propiedad compartida?

Estamos en un momento de expansión, sí, pero no hablamos solo de crecer. Hablamos de extender una forma de vivir. En España seguimos consolidando lo que somos: la marca que ha redefinido el concepto de segunda residencia. Pero lo que viene ahora es llevar esa visión más allá de nuestras fronteras.

LATAM, especialmente México y Colombia están mostrando una conexión muy profunda con nuestra propuesta. Familias e inversores que no solo buscan una casa en Europa, sino una forma más inteligente y significativa de vivirla. Madrid será ese puente: un nodo de encuentro entre culturas que comparten valores.

Y en paralelo, el norte de Europa con Bélgica y Holanda a la cabeza se está convirtiendo en otro punto clave. Son mercados sofisticados, con un alto nivel de conciencia sobre la inversión, el diseño, la experiencia… y, sobre todo, el equilibrio entre libertad y pertenencia. Pero lo que realmente estamos haciendo no es internacionalizar un producto. Es invitar a nuevas comunidades a vivir bajo otra lógica: la del disfrute sin carga, la del arraigo sin ataduras, lo exclusivo con alma.

Este es solo el principio de una nueva etapa. Una etapa donde más personas en el mundo podrán descubrir que tener una casa de vacaciones no tiene que ser complicado. Solo tiene que ser extraordinario. Y en VIVLA, lo extraordinario es lo cotidiano.