En 1952, Félix Solís Fernández nunca imaginó que trasladar a su familia desde su ciudad natal, Villanueva de los Infantes, a Valdepeñas lo convertiría en un gigante vitivinícola. Su modesto negocio familiar pasó a ser un grupo con una de las mejores y más modernas plantas de elaboración y embotellado de vino del mundo.
Hoy, tras su tercera generación familiar a la cabeza, sigue conjugando tradición y modernidad en las seis principales regiones productoras de vino en España y en los 115 países en los que opera su grupo. Lo que la ha convertido no solo en la bodega familiar de España donde más uva se recolecta (almacena 7,5 millones de kilos al día y cuenta con una capacidad de vinificación de 250 millones de kilos de uva), sino también en uno de los líderes en exportación español de vino en el mercado internacional.
Félix Solís está muy asentada en Asia. ¿Les pilló esta epidemia por sorpresa?
Gracias a nuestra delegación en China supimos de la gravedad de la Covid-19 ya desde el mes de enero, cuando nos llegaban informaciones preocupantes. Al recibir su alerta, activamos un Protocolo de Prevención desde el primer momento, medidas rigurosas de seguridad higiénico-sanitaria, para toda nuestra plantilla y visitantes. Esto nos ha valido ser la primera compañía bodeguera española en obtener la Certificación SHC AGROCOVID-19.
Prueba de nuestra rápida reacción es que nuestros centros de producción y viñedos de nuestra propiedad han operado con normalidad y seguridad durante toda la pandemia y no han presentado ninguna incidencia hasta el momento. Como no podía ser de otra manera, ya que nuestra empresa desarrolla una actividad esencial dentro de la cadena de abastecimiento como es la producción de alimentos y bebidas.
¿Ha sentido un impacto para Félix Solís? ¿Cómo afecta la situación en la hostelería?
Vamos a cerrar un año atípico por el impacto económico de la pandemia de coronavirus. Durante el confinamiento, el mercado de la hostelería desapareció completamente, pero, a cambio, hubo un repunte en el consumo del hogar. Hubo un cambio de hábitos inédito. De la noche a la mañana, las bodegas vieron cómo sus productos dejaban de consumirse en bares y restaurantes, para trasladarse a la cesta de la compra.
Ahora, no obstante, el consumo en el hogar se ha estabilizado y la hostelería sigue enfrentando una importante incertidumbre, con crecientes restricciones. El aumento de venta de vinos de la DO Valdepeñas en lo que llevamos de año es residual, del 0,9%. Nuestro músculo en venta en grandes superficies y exportación nos hacer estar mejor posicionados que otras empresas ante esta crisis, pero hay que ser cautos.
Tenemos muy presente a un sector clave como la hostelería, duramente golpeada. Por esa razón, pusimos en marcha un Plan Global de Apoyo a los Hosteleros. Repartimos 50.000 botellas de género a coste cero para los establecimientos de toda España, con el objetivo de ayudarlos a arrancar en esta difícil situación. Con la desaparición de los menús físicos, por ejemplo, también pusimos a disposición de los hosteleros un servicio gratuito de cartas digitales editables, para ahorrarles esa inversión. Estamos en el mismo barco.
Por último, cabe mencionar que continúa la tendencia al alza de las compras online. Los datos de consumo en el hogar lo destacan. Por esta razón, hemos potenciado el comercio directo online. Por ejemplo, nuestra enseña Pagos del Rey lanzó durante la pandemia su nueva tienda online.
¿El vino español por fin empieza a mirar de tú a tú al vino francés y al italiano? ¿Ha habido impacto en la exportación con esta pandemia?
Si vemos el trayecto de todos estos años, el vino español toma mayor protagonismo entre el público europeo, estadounidense… también asiático y latinoamericano. Hace años que estamos en esos mercados, siendo punta de lanza de la exportación del vino español. Haciendo marca país mediante el mejor sabor.
En nuestro caso las exportaciones se han mantenido de forma estable. No obstante, es cierto que ha habido grandes desigualdades dependiendo de las zonas, según cada momento de la pandemia. Europa, donde nuestro cliente es la Gran Distribución se ha comportado muy bien, con subidas importantes en los principales países.
Sin embargo, en otras zonas más dependientes de la hostelería o con más incidencia de la COVID, como en América Latina el comportamiento ha sido peor. En Asia, aunque los meses de febrero, marzo y abril han sido malos, las ventas se están recuperando rápidamente dado que hay una buena evolución de la pandemia. En general, las ventas de distintos canales y mercados se han compensado entre ellos, aunque con muchas más desigualdades que las que había antes de la COVID.
¿Cómo creen que se comportará el mercado del vino en el medio plazo?
A pesar de estar ante un escenario nunca visto, debemos mantener una mirada estratégica. La previsión, como mostramos adelantándonos con medidas de seguridad a la pandemia, es clave. Por un lado, ahora mismo, la exportación y la alimentación se convertirán en canales fundamentales para que la actividad del sector del vino se mantenga a niveles aceptables.
Por otro, sin lugar a duda, los problemas que se vienen desarrollando en la hostelería significarán una mella en el sector y traerá consigo un periodo difícil y de larga recuperación. Sin embargo, esto no nos frenar a la hora de continuar invirtiendo en innovación.
Seguimos adelante con el proyecto de transformación de nuestra Bodega, a través de la puesta en marcha de un almacén de barricas único en el mundo, de los más tecnológicos del planeta, con una capacidad para 120.000 barricas de roble americano y francés, así como de un almacén botellero con una capacidad de envejecimiento en botella de 15 millones de unidades. Y, por supuesto, seguimos reinventándonos para buscar nuevos nichos de mercado.
Háblenos de sus últimas novedades. ¿Qué es El Adivino?
Con El Adivino hemos lanzado una de nuestras apuestas más innovadoras, lanzada en plena pandemia. Desde el grupo Felix Solís se apostó por acercar el vino a un público más joven que conforma ya el 42% de los consumidores. Son un público enorme y quieren sabores frescos y productos originales. Para llegar a ellos se creó una experiencia interactiva, la cual consistió en la implementar la tecnología de realidad aumentada una etiqueta en la botella que, al ser leída mediante una aplicación gratuita, muestra los presagios venideros, apareciendo en el móvil del usuario distintos mensajes sobre su futuro. Ha tenido muy buena acogida, convirtiéndose en uno de los proyectos de mayor éxito del sector entre el público joven.