Vicenç Hernández Reche, CEO de Tecnotramit, economista y doctor en Psicología Económica
En un contexto económico cada vez más incierto, ¿hasta qué punto la psicología económica influye en las decisiones de los directivos y las empresas?
En un contexto donde impera la incertidumbre, la psicología económica influye de manera decisiva en las decisiones de directivos y empresas, ya que revela cómo los sesgos cognitivos, las emociones y las percepciones del riesgo condicionan el juicio y la acción estratégica. Frente a la racionalidad clásica, los líderes toman decisiones basadas en intuiciones, experiencias y contextos sociales. Comprender estos factores permite mejorar la gestión del riesgo, la adaptación al cambio y la calidad del liderazgo organizacional.
Los sesgos cognitivos están presentes en todos los niveles de decisión. ¿Cuáles cree que son los más peligrosos en el ámbito corporativo y financiero?
En el ámbito corporativo y financiero, los sesgos cognitivos más peligrosos son el exceso de confianza, que lleva a sobreestimar capacidades y minimizar riesgos; el sesgo de confirmación, que filtra información para validar creencias previas; y la aversión a la pérdida, que paraliza decisiones estratégicas por miedo al error. También el efecto de arrastre influye en decisiones imitativas y comportamientos gregarios. Estos sesgos distorsionan la percepción del riesgo, generan decisiones impulsivas y pueden comprometer seriamente la sostenibilidad empresarial y financiera.
¿Puede la psicología económica ayudarnos a entender por qué algunos líderes aciertan en momentos de crisis mientras otros se paralizan o sobrerreaccionan?
En efecto, la psicología económica permite entender por qué algunos líderes toman mejores decisiones en momentos de crisis mientras otros se paralizan o sobrerreaccionan, al revelar cómo los sesgos cognitivos, las emociones y la percepción del riesgo moldean las decisiones bajo presión. Los líderes más efectivos acostumbran a ser aquellos que reconocen sus propios sesgos, gestionan la ansiedad y mantienen una visión flexible. En cambio, quienes se dejan dominar por el miedo o el exceso de confianza tienden a tomar decisiones precipitadas o ineficaces.
El liderazgo actual exige una combinación de análisis racional y empatía. ¿Qué peso debería tener la inteligencia emocional en la formación de los nuevos directivos?
La inteligencia emocional debería tener un peso esencial en la formación de los nuevos directivos, ya que complementa la capacidad analítica con competencias clave como la empatía, la autogestión y la comunicación efectiva. En entornos inciertos, liderar no solo implica decidir con datos, sino también gestionar la parte más importante en una organización, las personas. Un directivo emocionalmente inteligente gestiona mejor la presión, fomenta la confianza y crea equipos más resilientes, lo que se traduce en decisiones estratégicas más equilibradas y sostenibles.
En tiempos de alta volatilidad económica, ¿qué mecanismos psicológicos suelen dominar el comportamiento de los mercados y de quienes los dirigen?
En tiempos de alta volatilidad económica, el miedo y la incertidumbre generan un mayor peso a la parte emocional sobre la racional. Por lo que aspectos como el miedo, la euforia, la aversión a la pérdida y el efecto de arrastre son mecanismos que generan reacciones impulsivas, decisiones gregarias y una percepción distorsionada del riesgo. El sesgo de confirmación y el exceso de confianza también influyen, alimentando burbujas o pánicos colectivos. Comprender estos patrones resulta clave para anticipar conductas irracionales y mejorar la gestión en entornos inestables.
¿Considera que las empresas españolas están preparadas culturalmente para integrar la psicología económica en su gestión y toma de decisiones?
Las empresas españolas aún están en un proceso incipiente de integración de la psicología económica en su gestión. Aunque existe un creciente interés por entender los sesgos cognitivos y las emociones en la toma de decisiones, la cultura empresarial sigue siendo mayoritariamente racional y orientada a resultados analíticos. Falta una mayor formación conductual en los equipos directivos y una visión más humanista del management. No obstante, las nuevas generaciones de líderes muestran mayor apertura hacia este enfoque.
La gestión del riesgo suele presentarse como una cuestión técnica, pero ¿hasta qué punto es también una cuestión de percepción y emociones?
La gestión del riesgo es tanto una cuestión técnica como una cuestión profundamente emocional y perceptiva. Aunque los modelos cuantitativos ofrecen datos objetivos, la interpretación de esos riesgos depende de factores psicológicos como la aversión a la pérdida, el exceso de confianza o el miedo al fracaso. Las emociones influyen en cómo los directivos perciben la probabilidad y el impacto de los riesgos, afectando decisiones clave. Por ello, comprender los sesgos y gestionar emociones resulta esencial para una gestión equilibrada.
«Los líderes del futuro necesitarán combinar pensamiento analítico con comprensión profunda del comportamiento humano»
Mirando al futuro, ¿qué competencias serán clave para los líderes que quieran dirigir empresas más resilientes y adaptadas al comportamiento de los mercados?
Los líderes del futuro necesitarán combinar pensamiento analítico con comprensión profunda del comportamiento humano. Competencias como la inteligencia emocional, la autoconciencia, el pensamiento lateral y la gestión de la incertidumbre serán esenciales. También deberán dominar la lectura de dinámicas conductuales en los mercados y fomentar culturas organizativas flexibles. La empatía, la comunicación transparente y la habilidad para interpretar señales psicológicas colectivas serán claves para construir empresas más resilientes, innovadoras y adaptadas a entornos cambiantes.









