Bitcoin ha nacido para proteger a los ciudadanos contra la inflación y para facilitar globalmente los intercambios de valor entre personas. La necesidad evidente es la de desvincular el dinero de las decisiones e intervenciones externas, sobre todo gubernamentales sobre su valor y su circulación. La inflación récord que se registra en occidente, 9.8% en España, es la manifestación de un sistema que no tiene efectos positivos para el bienestar de la mayoría de nuestra sociedad, afectada por una constante pérdida del poder adquisitivo, en un contexto de polarización nunca visto en la historia humana, donde el 1% de la población global tiene como el 99%. Una polarización que afecta a todos, clase alta, clase media y, obviamente, clases con menos poder económico. Sobre la inflación culpar a la crisis de Ucrania es desviar la atención de los verdaderos motivos. Asistimos a una sociedad que no reparte beneficios ni asume la responsabilidad sobre la ineficiencia del sistema.
El sistema de bitcoin fue innovador porque permite devolver a la moneda un valor no manipulado, ejecutando su estructura de manera algorítmica automática según parámetros definidos a priori sobre el criterio de creación de la moneda y su cantidad presente en el mercado. En circulación habrá 21 millones de bitcoin. Se alcanzará esta cuota alrededor del año 2140. Nadie podrá cambiarlo. Si sigue el interés hacia esta moneda su valor solo podrá crecer exponencialmente, porque en ningún momento nadie podrá decidir inyectar nueva liquidez en el mercado.
Las razones del por qué el bitcoin ha nacido y con él ha explotado el mundo crypto reside en los problemas estructurales de nuestro sistema actual.
El profesor Friedrich August von Hayek que recibió en 1974 el Premio Nobel de Economía, “por su trabajo pionero sobre la teoría del dinero y las fluctuaciones económicas y sus análisis pioneros de la interdependencia de los fenómenos económicos, sociales e institucionales”, asegura que el sistema de correspondencia oro permitía tener un parámetro de referencia que quitaba la prerrogativa al Gobierno, pero el presidente republicano estadounidense Richard Nixon dio el golpe de gracia a nuestro sistema monetario estable al poner fin a la correspondencia en oro del dólar, vislumbrando así una estrategia de control centralizado absoluto, lo que se traduce en inflación, polarización, desempleo y como corolario un continuo detrimento del bienestar de la sociedad.
El control y la inflación se revelaron dos armas perfectas en manos del Gobierno estadounidense. Y de los Gobiernos en general. Esto ha llevado a subestimar la tentación a la que los políticos no pueden resistirse, o sea la presión para tener más liquidez.
El instrumento crypto crea una alternativa de protección del valor, como están demostrando muchas noticias de este terrible momento de guerra en Ucrania.
Asociar el mundo crypto a la evasión, al terrorismo y al blanqueo de dinero es ridículo. Es un argumento deshonesto, como escribió la revista Forbes. El terrorismo y el blanqueo de dinero han existido desde siempre. Hay ciudades enteras basadas y construidas sobre el blanqueo de dinero (ej, Miami). Pero se pierde el foco de considerar que nunca hubo un instrumento tan poderoso como el bitcoin para proteger a los ciudadanos, que finalmente somos todos, es la entera colectividad.