«España está mejorando muchísimo en innovación»

¿Cómo definiría la innovación en el contexto actual? ¿Qué sectores consideraría estratégicos?

Actualmente, la innovación la interpretamos como un proceso en el que encontramos algo nuevo que tiene valor para la sociedad. Tenemos que conseguir que la innovación tenga este componente de generar utilidad a la opinión pública. Dentro de los sectores relevantes para generar ese valor se encuentran las tecnologías energéticas, la biotecnología y las tecnologías digitales.

¿Cuáles son los 2-3 proyectos más innovadores que están desarrollando actualmente?

En el CDTI trabajamos cada año con más de mil proyectos. Entre los más relevantes destacaría uno: Terafront. Es una iniciativa público-privada en la que CDTI participa con empresas privadas en la identificación, desarrollo y futura comercialización de tratamientos para enfermedades que hoy en día no tienen cura. El objetivo es que estos tratamientos puedan incorporarse al Sistema Nacional de Salud a precios asequibles para la ciudadanía.

¿Cree que Europa puede encontrar su propio modelo de innovación o está condenada a ir a remolque de EE.UU. y China? ¿Qué rol está jugando el desarrollo de la IA en esta disputa global por la supremacía innovadora?

Europa tiene su propio modelo de innovación. No se basa únicamente en el beneficio empresarial a corto plazo como el modelo norteamericano. Tampoco, en los intereses geoestratégicos y geopolíticos como el modelo chino. Nuestro modelo está centrado en la construcción de valor para la ciudadanía. La innovación está al servicio de la sociedad y no al revés. Cualquier innovación que avance en esa dirección representa un modelo válido, y la Unión Europea avanza por esa vía.

Estados Unidos ha desarrollado una inteligencia artificial que no respeta los derechos de los ciudadanos ni la privacidad mientras China está utilizando la IA como un arma geopolítica. El modelo europeo está centrado en los derechos digitales de las personas. La capacidad reguladora de la Unión Europea en materia de inteligencia artificial va más allá de sus propias fronteras. Si la Unión Europea es capaz de expandir su estándar de inteligencia artificial centrada en las personas, viviremos en una sociedad donde la IA estará sujeta a ese beneficio social.

¿Cómo puede España aumentar aún más su atractivo? ¿Qué papel pueden jugar las instituciones?

España está mejorando muchísimo en innovación. Estamos escalando puestos en los rankings, haciendo grandes inversiones y llamando la atención de grandes operadores que quieren instalarse en nuestro país, tanto en semiconductores como en materia de datos o inteligencia artificial. Aun así, todavía tenemos un camino por recorrer en aspectos como el talento, la consolidación de un mercado con más capacidad de inversión desde el sector privado y público, o cómo enlazamos universidades, empresas, inversores y administraciones públicas.

Ahora el objetivo es construir un ecosistema donde todos estos valores en los que estamos progresando generen una sinergia que nos permita ser realmente competitivos.

¿En qué sectores España está liderando o tiene la oportunidad de liderar en materia de innovación dentro de Europa?

Estamos destacando en algunos sectores como las energías renovables. España sigue siendo líder en ese ámbito y destacamos en tecnologías como hidrógeno o energía eólica.

También somos importantes en biotecnologías, pero no somos capaces de escalar nuestras empresas, que estas crezcan y generen empleo dentro del país.

Y también somos prometedores en automoción. España es líder mundial en esta materia, y un automóvil hoy en día es un ordenador con ruedas. Hay que activar esa tecnología para hacerla competitiva.

¿Hasta qué punto la colaboración entre empresas, gobiernos y universidades es clave para el futuro de la innovación?

La colaboración es absolutamente esencial. España está siempre entre los 15 primeros países a nivel mundial en investigación científica. Sin embargo, cuando hablamos de innovación, estamos bastante atrás. El camino desde la investigación básica hacia la innovación aplicada requiere de mucha colaboración entre universidades y empresas. Y el sector público tiene que activar, favorecer y complementar esa relación para construir ese ecosistema de innovación científica que necesitamos.

¿Qué desafíos debemos superar para que la innovación en España y Europa no se quede atrás?

Hay tres desafíos importantes. El primero es el de la escala. La Unión Europea sigue siendo un mercado muy fragmentado, donde los intereses nacionales priman sobre el interés comunitario. Si queremos competir a escala, tenemos que empezar a construir un patrimonio común en materia de innovación. En ese sentido, el informe del señor Letta hablaba de una quinta libertad: la de innovar como parte del mercado único.

Un segundo gran reto sería la cohesión. Solo si entendemos la innovación como un factor de cohesión territorial, compensando a aquellas regiones que se están quedando fuera, podremos construir la unidad necesaria para seguir avanzando. El tercer elemento es que la Unión Europea necesita tener una proyección exterior más consolidada, más firme y más decidida.

Si juntamos estas tres piezas, dejar de pensar en intereses nacionales, favorecer la cohesión territorial y ser más atrevidos y más ambiciosos a nivel global, tendremos una oportunidad.