El Banco de España eleva al 2,6% el crecimiento del PIB en 2025 y prevé más empleo

Revisión al alza por la fortaleza de la actividad

Banco de España deuda publica española

El Banco de España ha revisado al alza su previsión de crecimiento de la economía española para 2025, situándola en el 2,6%, dos décimas más que en junio. La mejora responde al mejor comportamiento de la actividad en el segundo trimestre y a la revisión positiva del INE de los datos de trimestres anteriores, especialmente del primero. La institución estima que el PIB mantendrá un ritmo robusto en el tercer trimestre, con un avance previsto de entre el 0,6% y el 0,7%.

Demanda interna e inversión como motores de crecimiento

Según el informe, el consumo privado crecerá un 3,1% en 2025, cuatro décimas más que en la anterior previsión, mientras que el gasto público se moderará hasta el 1,9%, penalizado por un menor dinamismo salvo en defensa. La inversión se convertirá en un pilar clave, con un crecimiento del 5% en 2025, 1,4 puntos más que lo proyectado en junio, favorecida por los fondos europeos, unas condiciones de financiación propicias y la inversión residencial. En cambio, el sector exterior restará tres décimas al crecimiento este año y dos en 2026.

Previsiones de empleo y productividad

El Banco de España eleva cuatro décimas su estimación de crecimiento del empleo hasta el 2,6% en 2025, aunque anticipa una moderación en 2026 y 2027, con aumentos del 1,3% y del 1%, respectivamente. La productividad por ocupado se estancará en 2025 tras crecer un 0,9% en 2024, mientras que la productividad por hora trabajada repuntará un 1,4%. La tasa de paro se mantendrá en el 10,5% en 2025, bajará al 10,2% en 2026 y alcanzará el 9,7% en 2027.

Riesgos internos y externos

La institución alerta de riesgos vinculados a la incertidumbre global, como la evolución de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, posibles restricciones no arancelarias y la volatilidad política en Francia. También advierte del impacto que podría tener una corrección en los mercados financieros internacionales. En el plano interno, señala el repunte de los costes laborales unitarios como un riesgo para la competitividad y la desinflación, así como la incertidumbre sobre el efecto real de los fondos europeos y el alcance del gasto en defensa en los próximos años.