Estados Unidos y la Unión Europea alcanzan un acuerdo comercial.
Finanzas | 28/07/2025

El dólar cotizó a la baja frente a la mayoría de las divisas la semana pasada debido al creciente nerviosismo entre los inversores ante el inminente vencimiento de la suspensión arancelaria.
Las negociaciones comerciales han sido penosamente lentas desde que comenzaron poco después del Día de la Liberación. Sin embargo, por fin estamos viendo algunos avances tangibles, sobre todo tras la firma del acuerdo entre Japón y EE.UU. A este se suma un acuerdo aún más importante firmado este fin de semana con la Unión Europea, en el que se establecen unos aranceles del 15 % a la mayoría de los productos europeos, poniendo fin a meses de especulación e incertidumbre.
Esta noticia está siendo especialmente bien recibida por los mercados, que se habían preparado para la posibilidad de un aumento significativo de los aranceles por ambas partes, lo que probablemente habría tenido un impacto muy profundo en la economía mundial. Aunque aún quedan por ultimar muchos detalles del acuerdo y es probable que los aranceles sigan teniendo un impacto negativo no desdeñable sobre el crecimiento, los inversores se estarán alegrando de que se haya evitado el peor de los escenarios.
El mercado de divisas esta semana estará indudablemente marcado por el impacto de los acuerdos comerciales firmados y cualquier noticia sobre avances en las negociaciones con otros países. Los mercados también tendrán que asimilar el resultado de la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) del miércoles.
EUR
Los rumores de que la UE estaba a punto de alcanzar un acuerdo marco con EE. UU. respaldaron a la moneda única la semana pasada. Los mercados bursátiles han reaccionado positivamente a la noticia del acuerdo en lo que va de día, aunque los movimientos del euro han sido moderados dado que el acuerdo ya estaba ampliamente descontado. El Banco Central Europeo no dio ninguna sorpresa la semana pasada, ya que mantuvo los tipos de interés inalterados y reiteró que la política monetaria se encontraba en una «buena posición». Sin embargo, el tono de Lagarde fue ligeramente más hawkish de lo que esperábamos, ya que expresó su confianza en la evolución de la inflación y no hizo ningún intento por restarle valor al euro.
Ahora que EE.UU. y la UE han alcanzado un acuerdo comercial, tenemos bastante claro que el BCE mantendrá los tipos de interés al menos durante las próximas dos reuniones, y no es descartable que el consejo ya haya efectuado su último recorte del ciclo actual. Las cifras preliminares del PIB del segundo trimestre y los datos de inflación de julio se publicarán el miércoles y el viernes, respectivamente, pero es probable que el euro se vea más influido por las repercusiones del acuerdo comercial en los mercados que por cualquier otro factor.
USD
La economía estadounidense sigue sin dar señales de ralentización. Las empresas parecen resistir a la incertidumbre generada por los aranceles de Trump, al menos según el PMI compuesto de S&P de este mes, que ha subido hasta su nivel más alto desde diciembre. Tampoco vemos indicios de despidos masivos en el mercado laboral, ya que las cifras de solicitudes de subsidio por desempleo de la semana pasada cayeron a los niveles más bajos desde abril. Es algo sorprendente que la reciente fortaleza de la economía estadounidense aún no se haya reflejado en un dólar más fuerte, pero esto se puede atribuir simplemente a la inquietud que persiste ante la inminente llegada del 1 de agosto (i.e. el vencimiento de la suspensión arancelaria).
Dejando a un lado el asunto arancelario, los mercados estarán pendientes de la decisión del FOMC de este miércoles. Aunque no esperamos cambios en los tipos, podríamos ver un par de votos discrepantes a favor de una bajada inmediata. Sin embargo, es probable que el presidente Powell posponga el recorte a otra reunión posterior, subrayando que se necesitan más datos sobre el impacto económico de los aranceles y que la Fed obtendrá más claridad sobre el asunto después del verano.
GBP
La libra esterlina continuó a la zaga de la mayoría de sus homólogas del G10 la semana pasada, ya que otro conjunto de datos económicos decepcionantes avivó los temores sobre la salud de la economía británica. Las cifras de ventas minoristas de junio y el PMI compuesto de julio sorprendieron a la baja y reflejaron una economía claramente estancada. La noticia de que el Gobierno británico pidió prestado más de lo previsto en junio tampoco ayudará a aliviar la presión sobre la ministra de Hacienda, Rachel Reeves, que casi con toda seguridad tendrá que volver a subir los impuestos en otoño para evitar una catástrofe fiscal.
El rápido deterioro de la economía pone al Banco de Inglaterra en un dilema y nos lleva a preguntarnos si el Comité de Política Monetaria (MPC) priorizará el crecimiento y la salud del mercado laboral o el mantenimiento de la estabilidad de los precios. Aunque creemos que es muy probable que en agosto se produzca una bajada de tipos de 25 puntos básicos, los temores inflacionarios podrían limitar la relajación monetaria a un ritmo más gradual a partir de entonces.