La actividad del sector privado en España cae a mínimos desde finales de 2023

La actividad del sector privado en España se moderó en mayo hasta su nivel más bajo desde finales de 2023, debido a un debilitamiento en la expansión del sector servicios, mientras que el sector manufacturero volvió a crecer por primera vez desde enero, según los datos del índice PMI.
El índice PMI compuesto de España cayó en mayo a 51,4 puntos, frente a los 52,5 de abril, marcando su nivel más bajo desde finales del pasado año. Este retroceso se explica por la caída del PMI del sector servicios a 51,3 puntos, frente a los 53,4 del mes anterior, lo que supone su peor dato desde noviembre de 2023. En contraste, el sector manufacturero mostró un repunte al situarse en 50,5 puntos, frente a los 48,1 de abril, superando el umbral de estabilidad de 50 puntos por primera vez en cuatro meses.
Jonas Feldhusen, economista de Hamburg Commercial Bank, comentó que el índice compuesto «se mantiene apenas por encima del umbral de crecimiento, respaldado por la débil actividad en el sector servicios», y advirtió que se trata del resultado más débil desde finales de 2023. En el sector servicios, Feldhusen subrayó que las condiciones de la demanda parecen limitadas, especialmente en lo relativo a nuevos pedidos, una situación que las empresas vinculan a la incertidumbre derivada de los aranceles y que ha provocado una caída en los pedidos del exterior y en los pedidos pendientes.
No obstante, Feldhusen señaló que las empresas mantienen el interés por mejorar la contratación de personal, aunque el ritmo de las nuevas contrataciones se ha ralentizado. En este sentido, añadió que, aunque persiste la incertidumbre económica mundial, la economía española sigue siendo relativamente sólida en comparación con otros países importantes de la eurozona, lo que limita el riesgo de despidos generalizados.
Por otro lado, la inflación de los precios de los servicios se mantuvo elevada en mayo, como resultado del aumento de los costes de los insumos, debido en parte a la subida de salarios y de los precios de los proveedores, frecuentemente relacionados con los efectos de los aranceles. Pese a ello, los precios de venta muestran que las empresas todavía logran trasladar parte de estos costes a los clientes, aunque la inflación de los precios cobrados ha experimentado una leve moderación en los últimos tres meses.