La escalada de los costes financieros deteriora el riesgo de crédito
Tras haberse situado en máximos de casi cuatro décadas, Crédito y Caución prevé que la inflación se reduzca en las distintas economías de nuestro entorno a lo largo de 2023, aunque cerrará sensiblemente por encima de los valores prepandémicos de 2019. En ese contexto, la aseguradora de crédito espera que los bancos centrales moderen progresivamente el alza de tipos, pero no de forma inmediata, y alerta de los retos que este horizonte incierto plantea para la economía subyacente, como la espiral de costes de la financiación empresarial.
La inflación está reduciendo la demanda de las familias y los elevados tipos de interés suponen un coste financiero adicional para las empresas, ya afectadas por la subida de los precios de la energía y las materias primas. Los bancos centrales se muestran prudentes en sus previsiones, y pueden pasar años antes de que los tipos de interés bajen de forma significativa en muchas economías. Mientras tanto, las empresas siguen necesitando financiación para cubrir sus gastos corrientes, invertir en nuevos equipos y abrirse a nuevos mercados.
El incremento de los tipos de interés ha provocado un impacto significativo en la estructura de costes del tejido productivo que puede afectar a sus capacidades para operar de forma rentable. La aseguradora de crédito observa una mayor demanda de financiación a corto plazo, prueba de la debilidad del momento económico: las empresas incrementan la búsqueda de inyecciones rápidas de liquidez cuando tienen dificultades para afrontar los gastos corrientes.
Una vía para compensar el aumento de los costes es incrementar los precios finales para proteger los márgenes comerciales. Sin embargo, dicha estrategia es arriesgada en un entorno inflacionista como el actual, debido a factores como la reducción del poder adquisitivo de los clientes o la elasticidad de la demanda. Crédito y Caución advierte de que este contexto de contención de la demanda y baja confianza de los consumidores está obligando a gran parte del tejido empresarial a absorber internamente el impacto, deteriorando su riesgo de crédito. Algunas empresas están ralentizando su producción para reducir sus costes a costa de ver limitado su crecimiento y resultados. Otras, para recuperar márgenes vía competitividad, se plantean invertir en la mejora de sus procesos de producción, pero el aumento de los costes financieros sitúa esta opción fuera del alcance de muchas empresas.