La y el uso de las nuevas tecnologías han desarrollado una gran dependencia del uso y almacenamiento de los datos. La estadística, y sus formas más avanzadas de análisis de datos, han generado un nuevo paradigma en el uso de los datos personales, que nos hacen proveedores y receptores a la vez de nuevos productos y servicios en un mundo globalizado. El término industria 4.0 se refiere a un nuevo modelo de organización y de control de la cadena de valor a través del ciclo de vida del producto y a lo largo de los sistemas de fabricación apoyado y hecho posible por las tecnologías de la información.
Desde el punto de vista de la economía circular, la digitalización ha desarrollado otra serie de herramientas muy innovadoras enfocadas en la reducción del impacto medioambiental. La gestión de datos y la aplicación de soluciones digitales, como las plataformas digitales, los dispositivos inteligentes, la inteligencia artificial, el Internet de las Cosas y el blockchain son ya hoy tecnologías facilitadoras para avanzar hacia la economía circular.
Esta «Cuarta Revolución Industrial», caracterizada por el aumento de la conectividad digital entre personas, productos y sistemas, e impulsada por Internet y la tecnología móvil, ha sido un auténtico catalizador para desbloquear una gran cantidad de oportunidades.
Las empresas y los usuarios que buscan adaptarse al futuro necesitan aumentar la digitalización y el cuidado de su huella de carbono, mejorando primero la captura de datos, la comunicación interna, los informes, el análisis y la transparencia gracia al uso de servicios en la nube y el big data. Todas estas mejoras las prepararán, sin duda, para obtener una ventaja competitiva.
En el caso de la transformación digital en el transporte, el cambio ha venido precedido por una evolución de una evolución en la digitalización de sus procedimientos
En definitiva, la sociedad basada en el conocimiento necesita generar, almacenar, distribuir y usar estos datos, y para ello, los centros de procesamiento de datos gestionan la información contendida en millones de dispositivos tecnológicos. Más de 22.000 millones de dispositivos están conectados a Internet según la HelpNetSecurity.
Impacto medioambiental de los CDP
Un centro de procesamiento de datos (CPD) es la ubicación física donde se concentran los recursos necesarios de computación de una organización o proveedor de servicios. También es conocido como «Internet Data Center» (IDC) en inglés o centro de cálculo o centro de datos en España. El centro de datos se encuentra en permanente cambio.
El sector digital es responsable de un 3.8 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Uno de los retos a los que se enfrenta el sector tecnológico es el medioambiental. El mundo digital, aunque parece intangible, se basa en toda una red de servidores, infraestructuras de red y centros de datos que lo convierten en responsable de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
El consumo de productos electrónicos y servicios digitales tiene un coste medioambiental, como se desprende de los estudios del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Así lo advierte también DATA4 en base a los datos de GeSI SMARTer 2030. Y el volumen de usuarios, datos y, por tanto, necesidades energéticas no deja de crecer.
Según la revista National Geographic “cada minuto se envían en el mundo 38 millones de mensajes de WhatsApp, se visualizan 266.000 horas de Netflix, 4,3 millones de vídeos en YouTube y se realizan 3,7 millones de búsquedas en Google, según los datos de la compañía analítica Cumulus Media publicados en Visual Capitalist. Si Internet fuera un país, sería el sexto más contaminante del mundo. Así lo afirman los datos de la organización Greenpeace en su informe Clicking Clean”
El causante principal de la huella ambiental de los CDP es la energía necesaria para hacer funcionar su infraestructura. Los centros de datos, las antenas de móvil y los dispositivos necesarios para acceder a internet requieren grandes cantidades de electricidad.
Para compensar las caídas de tensión, en los data center se almacenan grandes baterías, como las de los coches. A veces se utilizan incluso enormes generadores diésel. Internet no para de crecer, en el horizonte se asoman los coches autónomos, aumentan los dispositivos portátiles y los hogares conectados. La nube se expande y cada vez habrá más datos que procesar y almacenar. Hasta la fecha, hay nueve millones de centros de datos en todo el mundo. Y solo los que están en suelo estadounidense usan el 10% de la energía nacional.
Jon Koomey, profesor de la Universidad de Stanford, es uno de los pocos que se ha dedicado a calcular este impacto y afirma que el uso de Internet, si tenemos en cuenta todos los elementos que lo hacen funcionar, supone el 8-10% de nuestro consumo energético. Los centros de datos representan un 1,52%. Para Jon Koomey, experto en el impacto medioambiental tecnológico, los elementos más importantes a medir son lo que denomina «the big three»:
- El equipo que usamos para acceder a Internet (ordenadores, tabletas, portátiles, routers).
- Los centros de datos (que almacenan y alojan las páginas web).
- Las redes de acceso (el cableado y las antenas que transportan los datos).
¿Qué impacto tiene la red?
Según la consultora Gartner, la huella de carbono de Internet superó la de la industria de la aviación en 2007, y llegó a suponer un 2% de las emisiones internacionales. Estudios más recientes del CEET en Australia concluyeron, en 2013, que la industria de telecomunicaciones en su conjunto produce 830 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, una cifra que, según sus estimaciones, se duplicará en 2020.
Cada búsqueda que realizamos en internet libera al medio ambiente 0.2 gramos de CO2, lo que, según el propio Google, significa que el efecto invernadero provocado por mil búsquedas equivaldría a conducir un coche durante un kilómetro.
Esta enorme huella ecológica no para de aumentar, convirtiendo a los centros de datos en una de las industrias que más influirán en el futuro en las condiciones medioambientales, lo que genera un coste adicional para las empresas por la contaminación que generan.
Esto ha propiciado la aparición de una tendencia hacia la ecología, que lleva a los principales operadores y a las empresas destacadas del sector de la colocación hacia nuevas políticas de construcción y operación más ecológica para sus instalaciones. Y, de cara a lograr la máxima eficiencia en el funcionamiento de cara a la próxima década, para generar un menor impacto ambiental a la vez que se reducen los costes operativos, los expertos señalan una serie de tecnologías clave:
- Refrigeración líquida: Uno de los sistemas que más ahorro energético proporciona en un centro de datos es la refrigeración líquida de los servidores y otros equipos electrónicos
- Gestión de infraestructura impulsada por IA: Una de las mejores formas de optimizar el uso de todos los recursos en un centro de datos es emplear sistemas automatizados de gestión de la infraestructura, y la llegada de la IA ha hecho posible alcanzar nuevas cotas en este campo.
- Mayor uso de los servidores: mejor solución es recurrir a los sistemas automatizados de administración de infraestructura, mejorando la monitorización y habilitando un núcleo basado en inteligencia artificial.
- Computación cuántica: no solo aumentará exponencialmente la capacidad de cálculo de los ordenadores, sino que la eficiencia energética dará un salto cualitativo, que podría alcanzar 20 órdenes de magnitud con respecto a los equipos informáticos actuales.
- Predominio de los operadores hiperescala: El crecimiento del mercado hiperescala también va a influir decisivamente en el ahorro energético general del sector de los centros de datos.
Desarrollo de los Green Data Center
Significa un datacenter ecológico. Un centro de datos ecológico es una instalación informática de clase empresarial que está completamente construida, administrada y operada con los principios de computación ecológica. Proporciona las mismas características y capacidades de un centro de datos típico, pero utiliza menos energía y espacio, y su diseño y funcionamiento son respetuosos con el medio ambiente. Un centro de datos ecológico está diseñado para tener un efecto mínimo en el entorno natural.
El Gobierno de los Estados Unidos fue uno de los primeros en sensibilizarse con este tema. El informe United States Data Center Energy Usage, patrocinado por el Departamento de Energía de los Estados Unidos, calcula el consumo de energía de los centros de datos en base a parámetros como el PUE. Y marcan la eficiencia de los CPD en base a los indicadores PUE. Cuanto menor sea este indicador, más eficiente, más sostenible será el centro de datos. Podemos hablar de un CPD eficiente con un PUE de un 1.6. Grandes empresas como Google poseen data centers con un PUE (Power Usage Effectiveness) de 1.12 y una ratio de eficiencia del 83%.
La construcción y operación de un centro de datos verde incluye tecnologías y estrategias avanzadas. Aquí hay unos ejemplos:
- Minimizando las huellas de los edificios
- El uso de materiales de construcción de baja emisión, alfombras y pinturas
- Paisajismo sostenible
- Reciclaje de residuos
- Instalación de convertidores catalíticos en generadores de respaldo
- El uso de tecnologías energéticas alternativas como la energía fotovoltaica, las bombas de calor y la refrigeración por evaporación
- El uso de vehículos híbridos o eléctricos