Francisco Martínez

Doctor en Derecho y Profesor de EAE Business School

La facturación de la industria automotriz en su conjunto representa el 10% del PIB español y es responsable del 18% del total de las exportaciones. Los puestos de trabajo generados por la industria automovilística directa e indirectamente requieren alta cualificación y se remuneran por encima de la media (28k€ vs 23k€ del sector industrial). Automoción es el tercer sector industrial español que más invierte en I+D. En el agregado de los últimos ocho años, el sector de los fabricantes de componentes invirtió más de 7.000m€ en I+D.

¿Cómo puede explicarse esta situación cuando desde hace muchos años no tenemos ningún fabricante español con tecnología propia? De acuerdo Albors, Collado y Dolz (2016), la primera razón es que el conjunto de actores de este sector actúan de forma conjunta y consensuada desde hace tiempo lo que les ha permitido desarrollar estrategias y promover políticas que han sabido convencer adecuadamente a los diversos gobiernos y, a su vez, forzado a poner en práctica políticas industriales muy activas, a diferencia de otros sectores similares. Esto ha resultado un imán poderoso para atraer la atención de las empresas multinacionales extranjeras que han encontrado en España un lugar interesante para practicar su localización industrial.

Dentro de estos factores no puede olvidarse el rol que los clústeres juegan en esta industria. Dos publicaciones seminales (Sturgeon and Lester, 2004; Sturgeon et al., 2009) apuntan como la industria del automóvil se ha configurado a nivel mundial siguiendo una serie de pautas dentro de las que han sido fundamentales una ola de inversiones «offshore», fusiones, alianzas y adquisiciones acaecidas, especialmente en los 1990s. Así se ha configurado unas cadenas de valor, dentro de una fuerte corriente de globalización, compuestas de grandes empresas muy relacionadas entre sí a nivel global y donde la deslocalización ha jugado un rol fundamental para lograr flexibilidad. Las grandes empresas líderes han ejercido una fuerte gobernanza en sus cadenas de valor globales y han influido en esta corriente de deslocalización.

También se apunta una cierta tensión entre la subcontratación o no de actividades de valor añadido como el diseño y la I+D entre unos ensambladores de automóviles u otros, jugando las tendencias a la modularidad un rol fundamental. En el análisis de ésta última se otorga un papel fundamental a las estructuras regionales y nacionales que aparecen como soporte de la coherencia de la industria. Es por ello que la geografía económica juega un rol diferente según los segmentos de la cadena de valor: diseño, fabricación de componentes, montaje, etc. En este contexto a nivel micro los clústeres regionales son fundamentales y, en España, se han desarrollado proporcionando unas importantes ventajas competitivas que han favorecido el desarrollo de la industria a nivel nacional.

En el contexto actual, el sector debería mantener su competitividad apalancándose en una nueva política industrial. Así, acuerdo con las organizaciones sectoriales ANFAC y SERNAUTO, se debería responder a estos desafíos sobre la base de cinco puntos básicos:

  1. Control sobre la cadena de valor. Adoptando medidas que garanticen la presencia en España de todas las etapas relevantes de la cadena de valor del vehículo eléctrico, claves para seguir siendo un Hub de automoción.
  2. Apuesta por la tecnología, el conocimiento y la I+D+i. Donde las iniciativas se articularían en torno a la generación, retención y aprovechamiento del ecosistema de innovación y conocimiento industrial.
  3. Apalancamiento sobre la nueva normativa comunitaria. Con políticas dirigidas a fomentar la transformación de la industria en línea con los cambios del modelo productivo y de negocio.
  4. Adecuación al nuevo mercado del vehículo eléctrico. Con iniciativas encaminadas a la adecuación de la industria al modelo vehículo eléctrico, desde la inversión pasando por la formación y recualificación, así como el fomento de la demanda local.
  5. Ecosistema económico-político favorable. Adoptando iniciativas encaminadas a reposicionar España como un país favorable a la fabricación y comercialización de vehículos y sus componentes.