El 28 de abril de 2025, España vivió el apagón eléctrico más grave de su historia. Más de 48 millones de personas se quedaron sin suministro eléctrico y sin saber cuándo iba a reestablecerse éste; quedaron incomunicadas durante aproximadamente diez horas. Pero lo más trágico de todo fue que -al menos- cinco perdieron la vida debido al apagón.
Pese al amplio debate que ha suscitado este suceso, aún no se escuchan reflexiones clave, como el hecho de que el apagón puso en evidencia la frágil preparación del país en materia energética y la urgente necesidad de fortalecer la formación universitaria y profesional, así como de fomentar el empleo juvenil en un sector estratégico para el desarrollo nacional.
La formación universitaria y la resiliencia energética están muy vinculadas; de hecho, según un informe de ManpowerGroup, el 77% de las empresas de energía y suministros en España tiene dificultades para encontrar a los profesionales que necesita. Estas empresas, por supuesto, demandan perfiles de ingeniería (21%), pero también requieren competencias técnicas relacionadas con la tecnología y el manejo de datos (28%), así como con la gobernanza, el asesoramiento y la gestión de riesgos (21%).
La transición energética y la digitalización de la red eléctrica precisa profesionales con conocimientos en sistemas inteligentes de gestión de redes eléctricas (smart grids), ciberseguridad energética y gestión de crisis y emergencias. Desde la Universidad, abordamos y transferimos conocimiento en estos ámbitos para preparar a nuestros estudiantes para los desafíos de un sector en evolución constante.
Las empresas también deben comprometerse con el empleo juvenil de calidad en este sector, ya que la transición hacia una economía verde está generando una demanda creciente de profesionales. Tal es así, que según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), en los próximos quince años, en España serán necesarios 181.000 ‘empleos verdes’ nuevos. Es clave cubrir esta demanda internamente, evitando así que nuestro talento emigre en busca de empleos de calidad y un futuro más prometedor en otros países. Además, los jóvenes españoles buscan empresas implicadas con el medio ambiente y las energías sostenibles. Esta concienciación ambiental en la juventud representa una oportunidad para atraer talento al sector.
El apagón del 28A debe servirnos como una llamada de atención para sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de contar con un sistema energético robusto y resiliente. Y representa una oportunidad para atraer talento joven y formado al sector energético. Necesitamos llevar a cabo campañas educativas y vocacionales dirigidas a jóvenes, especialmente mujeres, para fomentar su interés en carreras técnicas clave para nuestro país. La presencia de mujeres en carreras STEM en España sigue siendo baja: sólo el 28% del estudiantado en ingenierías es mujer (INE, 2023). Universidades y empresas debemos implementar programas de mentoring, visibilizar referentes femeninos en energía e impulsar iniciativas inclusivas desde etapas tempranas. Desde la Universidad estamos convencidas y convencidos de que la incorporación de más mujeres al sector energético contribuirá a reducir la persistente brecha de género y mejorará la competitividad de las empresas.
La universidad es clave para la sensibilización y la concienciación social. A través de la metodología del caso, analizamos situaciones reales, como el apagón, para investigar, innovar y debatir sobre ingeniería, sostenibilidad, ciberseguridad y gestión de crisis. Formamos a nuestros estudiantes para que comprendan el valor estratégico de estas disciplinas y su impacto en la sociedad.
Desde la comunidad educativa sabemos que no podemos avanzar solos y que las empresas deben ser nuestros aliados. La colaboración debe ser constante, integrada en los planes de estudio y estructurada. Aunque algunas empresas ya colaboran con la universidad a través de las cátedras y actividades para atraer talento, es necesario que más se sumen. Asimismo, el tejido empresarial español, especialmente compuesto por pymes y autónomos, debe acercarse a la educación superior para participar en charlas, visitas técnicas o participar en seminarios o ferias de empleo.
Respecto al sector energético, resulta evidente que las universidades pueden ser semilleros de proyectos piloto en colaboración con el sector, para desarrollar -por ejemplo- redes inteligentes, microrredes autosuficientes en los campus, estudios de impacto energético, etc. De este modo, se fomenta el aprendizaje por experiencia y se detecta talento con potencial innovador. Si la colaboración se lleva a cabo, terminará por generarse talento adaptado a la transformación energética y digital, reduciendo la fuga de cerebros, ya que, si los jóvenes ven oportunidades reales, se quedarán y, por último, aumentando la empleabilidad de un sector tan estratégico como el energético.
El apagón dejó clara la urgencia de reforzar la formación en el ámbito energético y de fomentar el empleo juvenil en el sector. La transición energética y la digitalización exigen profesionales con habilidades técnicas y experiencia práctica. Para lograr un sistema energético robusto y sostenible, es clave una mayor colaboración entre universidad y empresa. No basta con invertir en infraestructuras: hay que invertir en capital humano. Las universidades, con nuestra capacidad formativa y cercanía a las nuevas generaciones, somos aliadas estratégicas para conectar el talento con las oportunidades de la transición energética.