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Luis Martín

CEO de CE Consulting y miembro de la junta directiva de AECEM

Como asesores de empresas, nuestra razón de ser no es otra que apoyar a los autónomos y empresas de este país no sólo en su cumplimiento normativo, sino también en su desarrollo y crecimiento. Para ello es imprescindible que estemos correctamente informados de las tendencias que van surgiendo y que pueden impactar en nuestros clientes.

Una de esas tendencias es precisamente la sostenibilidad. Una demanda cada vez mayor de legisladores, consumidores, entidades financieras, grandes empresas y organismos públicos, entre otros muchos actores, y uno de los principales retos al que el conjunto de directivos de nuestras pymes se enfrenta.

Según el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, las pymes desempeñan un papel primordial para una economía sostenible y próspera. En España, suponen el 99,8 % del tejido empresarial español, crean el 66 % del empleo empresarial y representan alrededor del 62 % del PIB nacional. Por lo tanto, una pyme sostenible es imprescindible en la búsqueda de un futuro verde, circular, eficiente, igualitario.

Y es aquí donde nuestro papel como asesores cobra más importancia. Los asesores, en la mayoría de las ocasiones, conocemos en profundidad los departamentos de recursos humanos, financiero, operaciones y, por supuesto, la gerencia y dirección de las empresas. Y, por tanto, tenemos una visión privilegiada para ayudarles a reconocer los riesgos y detectar las oportunidades que la sostenibilidad traerá consigo.

Hemos de tener en cuenta que para muchas pymes no es posible asumir el coste de desarrollar de forma interna un departamento de sostenibilidad capaz de diagnosticar, analizar y ejecutar todos los cambios necesarios. En muchas ocasiones, esta labor de liderazgo recaerá en la dirección general, la financiera o la de recursos humanos. Áreas a las que los asesores ya acompañamos en el día a día. Es, en parte, nuestra responsabilidad apoyarles también ahora para que puedan desarrollar esta nueva vertiente.

Y ¿cómo podemos hacerlo? Pues, en primer lugar, formándonos y formando a nuestros equipos. Debemos adquirir conocimientos en sostenibilidad para poder incluir esta perspectiva en todas las áreas de asesoramiento a la empresa e impulsarlas a definir, dentro de sus limitaciones, una hoja de ruta alcanzable, con objetivos viables, medibles, y con impacto. En segundo lugar, predicando con el ejemplo y activando nuestras propias estrategias y planes específicos para lograr la sostenibilidad en nuestras asesorías, empresas, al fin y al cabo. En tercer lugar, entendiendo muy bien el reto al que se enfrenta la pyme y ayudando a que comprendan qué impacto tendrá la sostenibilidad en ellas.

Porque este impacto es lo suficientemente grande como para actuar desde ya. Por un lado, la sostenibilidad puede repercutir sobre los ingresos de la compañía, reforzando la marca y, por tanto, la cuota de mercado; asegurando el acceso a licitaciones públicas y anticipando el cumplimiento de los requisitos de aquellas grandes empresas de las que son proveedores y que cada vez van a tener más obligaciones regulatorias que cumplir en el ámbito de la sostenibilidad, alcanzando a toda su cadena de suministro. Ser los primeros puede ser una fuente de ingresos.

Por otro lado, una correcta estrategia de sostenibilidad puede producir un ahorro de costes, en el corto plazo – ahorros en consumo, por ejemplo – pero también desde una perspectiva de gestión de riesgos, que nos puede evitar los costes extraordinarios en sanciones. Y a esto se suma un mejor acceso a la financiación, porque los mercados financieros prestan cada vez más atención a las compañías que tienen estrategias y planes de acción en sostenibilidad bien fundamentados y desarrollados. Además, las instituciones europeas conocen la importancia de favorecer el acceso de las empresas a la financiación en mejores condiciones y están impulsándola a través de regulación y aportación de fondos para aquellas empresas que apuesten por la sostenibilidad.

Y un tercer impacto se producirá sobre la atracción y retención del talento. Sostenibilidad y talento van de la mano, especialmente cuando la mayor parte de la fuerza laboral actual y futura pertenece a generaciones para las que la conciliación, el bienestar, la flexibilidad, la diversidad y la igualdad tienen un peso determinante a la hora de elegir dónde trabajar. Así lo confirma Deloitte, al revelar que dos de cada tres millennials abandonarían su trabajo si no se sienten realizados o tienen la sensación de que su labor solo se centra en obtener beneficio económico.

Así que, desde aquí, hago un llamamiento a extender esa alianza entre directivos y asesores al ámbito de la sostenibilidad. Porque el reto es complejo, pero también apasionante y, sobre todo, fundamental para la supervivencia de las empresas.