¿Cómo podría un país, cualquier país, atender a los retos del futuro y lograr un desarrollo medioambiental, económico y social?Hablamos de un desarrollo sostenible, cambiando el modelo, ya demostrado insostenible, de economía lineal por un nuevo paradigma de economía circular y, por tanto, sostenible y respetuoso con la sociedad y el medio ambiente.
Sería como un círculo en cuyo centro se situase el ser humano y alrededor, en su entorno, la sostenibilidad como referencia. Sería una manera de producir, consumir y vivir de manera sostenible protegiendo el medio ambiente actual y sin agotar los recursos para que las generaciones futuras (¿ustedes tienen nietos?) los puedan seguir disfrutando con la responsabilidad que ello supondría también para ellos. Y sin que tengan que vivir en un planeta colapsado y en continua lucha por los recursos, y donde prime la supervivencia del más poderoso….
En atención a estos retos, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se establecieron en 2015 para poder lograr en 2030 una situación global de desarrollo sostenible, medioambiental, económico y social, sin dejar a nadie atrás.
Vistos los avances, a todas luces insatisfactorios, que el mundo ha conseguido hasta la fecha, a estos próximos 10 años, hasta llegar a 2030 se les ha llamado la “Década de la Acción”. Es decir, una década en la que el mundo debe acelerar el cumplimiento de los 17 objetivos, que comprenden, a su vez, 169 metas (de las cuales, Azerbaiyán desarrollará 88) y 244 indicadores (Azerbaiyán se medirá con respecto a 119) si quiere llegar a vislumbrar el cumplimiento de estos Objetivos.
La República Democrática de Azerbaiyán, al aprobar en 2012 el documento “Azerbaijan 2020: Look into the future” por parte de su presidente, Ilham Aliyev, sentó las bases y directrices para un futuro desarrollo en el que la economía estuviera diversificada y no dependiese tanto, como lo venía haciendo, de los combustibles fósiles. Con el paso de los años, este documento tuvo unas ampliaciones que llegarán a 2025 y más allá.
Azerbaiyán ha demostrado un decidido compromiso con la transición al desarrollo sostenible y, entre otras acciones encaminadas a cumplir con estos objetivos, ha creado el Consejo Nacional de Coordinación para el Desarrollo Sostenible, alineando la estrategia plasmada en el documento anteriormente citado con los ODS. El Consejo está formado por unos Grupos de Trabajo que prepararon unas directrices para identificar en cada Ministerio los trabajos específicos, dentro de sus respectivas áreas de responsabilidad, que contribuyen a la Agenda 2030. Con esto, el Gobierno de Azerbaiyán establece la implicación, a nivel nacional, en los ODS como una oportunidad para mejorar las capacidades de los diferentes sectores del país, apoyar el diálogo y la participación nacional y facilitar un compromiso más amplio con el desarrollo sostenible.
Azerbaiyán, como hemos comentado, es un país con una situación geoestratégica privilegiada que hace que sea un elemento clave y decisivo en las comunicaciones oeste-este (heredero de la milenaria y famosa Ruta de la Seda), teniendo también su importancia en las comunicaciones norte-sur. En esta línea de actuación se enmarca el objetivo 9 de los ODS, que nos habla de la construcción de infraestructuras resilientes, la promoción de la industria sostenible y el fomento de la innovación.
Azerbaiyán ha apostado por la movilidad de personas y mercancías como un elemento clave del desarrollo del país, y para ello trabaja en construir una red eficiente de carreteras que permitan continuar (y mejorar) las comunicaciones que la antigua Ruta de la Seda comenzó hace siglos. En este caso, y con el objetivo de unir Europa con China (oeste y este) y Rusia con Irán (norte y sur) y de hacer del país un centro estratégico logístico para el transporte de mercancías, se llevan a cabo programas de inversiones y modernización de infraestructuras. En el caso de las ferroviarias, a través de un programa Estatal de Desarrollo, se quiere crear, a través de la región del Cáucaso Sur, un corredor de mercancías entre Occidente y Oriente, el Transport Corridor Europe-Caucasus-Asia (TRACECA). También se trabaja en el programa Trans-Caspian East-West Corridor y en el programa South-to-North Transport Corridor, que unirán destinos acortando distancias de transporte. Y además, es necesario tener en cuenta los desarrollos ferroviarios futuros que unirán la capital, Bakú, con las fronteras del norte y el sur del país.
Asimismo, las carreteras también están en el objetivo de desarrollo del Gobierno con grandes proyectos como el que unirá Bakú con la frontera de Guba (Rusia) o la autopista desde la segunda ciudad del país, Ganyá, a la frontera con Georgia.
Y ya que hemos hablado de vías ferroviarias y de carreteras, se hace necesario decir que está prevista la expansión del nuevo puerto marítimo de Alat, que está a tan sólo 65 kilómetros de la capital, Bakú, y se convertirá en el puerto más importante del mar Caspio.
Estas infraestructuras antes comentadas, unidas a las que tienen que ver con el tratamiento y distribución de las aguas potables y con el saneamiento y depuración de las aguas residuales, (objetivo 6 de los ODS) y en las que Azerbaiyán está haciendo mejoras ostensibles, mejorarán el cumplimiento de los ODS y, por supuesto el desarrollo y bienestar de la población. No debemos olvidar que unas correctas infraestructuras hidráulicas inciden en todos los demás Objetivos de Desarrollo Sostenible. No solo representan la creación de puestos de trabajo y su mantenimiento posterior, también suponen la salud de la población, el desarrollo en igualdad de oportunidades de mujeres y hombres, la correcta sanidad de la población (o ausencia de enfermedades de transmisión hídrica) y el desarrollo de muchos sectores en cuyos procesos se utiliza el agua, desde la obvia agricultura y sector de la alimentación, a otros sectores industriales como el automovilístico, la moda, la hostelería y restauración, etc.
Y cuando hablamos de infraestructuras no podemos olvidarnos de hacer (de crear, de repensar) las ciudades y las comunidades sostenibles (ODS 11). En un futuro año 2050 con una población cercana a los 10.000 millones de habitantes y en el que se prevé que el 75 % de la población vivirá en las ciudades, o las hacemos sostenibles o serán pasto del caos y del descontrol. En este punto Azerbaiyán está mejorando los accesos al agua potable y al saneamiento, aunque todavía tiene oportunidades de mejora en este importante aspecto. También mejoran los indicadores del uso y satisfacción por parte de la ciudadanía con respecto al transporte público, si bien deben mejorar los indicadores de calidad del aire (y esta calidad del aire influye de manera determinante en la salud de la población). Hay progresos moderados que deben continuar incrementándose.
Y volviendo al ODS 9, es clave para la población de Azerbaiyán la visión y el compromiso adquirido por el Gobierno en la promoción y diversificación del sector industrial no dependiente de los hidrocarburos, el sector TIC (el de mayor crecimiento actualmente en Azerbaiyán) y la investigación en nuevas tecnologías.
El potencial de Azerbaiyán en cuanto al sector TIC es grande. Por ejemplo, ya ha lanzado dos satélites de telecomunicaciones (AzerSpace-1 y AzerSpace-2) y el 5 de diciembre de 2019, en Bakú, la corporación espacial estatal de Azerbaiyán (AzerCosmos OJSC) y la Compañía Rusa de Comunicaciones por Satélite (RSCC) firmaron un acuerdo de cooperación que permitirá a ambas partes compartir la utilización de sus respectivos satélites para fortalecer su cuota de mercado colectiva en el sector de comunicaciones comerciales por satélite en Eurasia, África y Oriente.
Estos desarrollos en nuevas tecnologías, así como la explotación del Gobierno azerbaiyano del gran potencial que tiene en cuanto a I+D+i (no olvidemos que el país que no invierte en investigación, está condenado a pagar por utilizar las patentes de otros países…) proporcionarán nuevas oportunidades de trabajo, mayores entradas de divisas y hará que estos sectores aumenten su contribución al porcentaje en el PIB del país y a los ingresos del Gobierno, aumentando, al mismo tiempo, la consecución de este ODS 9.
La situación geográfica de Azerbaiyán hace que tenga las condiciones óptimas (las montañas del Cáucaso y sus regímenes de viento, horas de luminosidad y sol…) para el desarrollo de energías renovables que hagan al país, menos dependiente del petróleo y el gas.
De hecho, hay una hoja de ruta estratégica para el desarrollo de las “utilities”, para 2030.Y el potencial que Azerbaiyán tiene actualmente en estas energías, según la Agencia para el Desarrollo de Fuentes de Energía Alternativa y Renovable, es de 23.000 MW en energía eólica, 8.000 MW en energía procedente de biomasa, 800 MW en energía geotérmica y 650 MW en energía hidráulica. Esto enlaza con el ODS 7 (que progresa moderadamente), en cuanto a energía limpia y accesible, y en cuanto a emisiones de CO2 causadas por la combustión para producir electricidad y calor; y con el 13 (que también progresa moderadamente), debido a la acción por el clima, en cuanto a reducir las emisiones de CO2.
Y uno de los principales desafíos de los ODS es la protección de la sociedad en cuanto a la lucha contra la pobreza se refiere. En este objetivo (el numero 1), Azerbaiyán está consiguiendo unos notables resultados, dado que la ratio de pobreza disminuyó de manera ostensible, pasando de un 49 % en 2001 a un 4,9 % en 2015. Si bien el objetivo debe conseguirse en su totalidad, los avances y el ritmo al que van son muy significativos para poder tener una sociedad en la que los niveles de pobreza desaparezcan.
Hay que comentar que, a nivel mundial, y debido a la pandemia provocada por la COVID-19 hay un repunte de este indicador y esto significa que más de 71 millones de personas (pérdidas de empleos, ausencia de beneficios sociales, etc.) están abocadas a la extrema pobreza. Esta es una situación a la que se debe poner remedio sin dilación alguna y, volviendo a nuestro escenario, el Gobierno de Azerbaiyán, sensible a esta penosa circunstancia, ha puesto en marcha fondos y ayudas sociales para paliar, en lo posible, las consecuencias de esta enfermedad global entre su ciudadanía.
Y en relación con el objetivo 1, está, lógicamente, el objetivo 2 (Hambre cero). A nivel global, la inseguridad alimentaria pasó de un 23,2 % (2014) a un 26,4 % (2018) y con esta pandemia que nos azota, estos porcentajes han empeorado. Y no olvidemos nunca que estos porcentajes se refieren a seres humanos; a personas que lo pasan realmente mal, y viven, muchas de ellas, situaciones dramáticas en el caso de la desnutrición, por poner un ejemplo. Aquí es necesario resaltar que Azerbaiyán ha conseguido que la desnutrición afecte a menos del 5 % de sus ciudadanos. Evidentemente, no se puede estar satisfecho hasta que el objetivo de Hambre cero se cumpla en su totalidad, pero no es menos cierto que el camino emprendido en este caso por el Gobierno azerbaiyano, así como las políticas llevadas a cabo, están resultando efectivos.