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José Martí Parreño

Vicerrector de Investigación y Transferencia de la Universidad Internacional de Valencia (VIU)

Mucho se está hablando de ChatGPT y a estas alturas parece que ya tenemos claras algunas cosas. La primera es que esta herramienta de deep learning es capaz de generar textos solventes. Ya le pidamos un resumen de la guerra de independencia de Estados Unidos (de la extensión y enfoque que le solicitemos) o una biografía de Cleopatra, ChatGPT devuelve textos, cuanto menos, elaborados con un lenguaje natural que pueden resultar útiles a diferentes propósitos. También puede elaborar listados y sugerencias (por ejemplo “ideas creativas para una campaña de marketing directo”) sobre cualquier tema que le planteemos. 

La segunda cosa que sabemos es que su interfaz de lenguaje natural, que simula una conversación humana, tiene enorme potencial en servicios automatizados de atención al cliente como chatbots o asistentes virtuales. La tercera utilidad clara es su ayuda en operaciones lógicas, matemáticas y de programación (por ejemplo, podemos solicitarle que escriba un script en Python). En cuarto lugar, destacaría la posibilidad de utilizar extensiones de ChatGPT en herramientas ofimáticas como Microsoft® Excel® con el fin de automatizar determinadas tareas (no olvidemos que Microsoft® es uno de los inversores detrás de ChatGPT). Quizás en quinto lugar quedaría su utilidad como plataforma de trabajo colaborativo. Aunque todas estas funcionalidades pueden tener un impacto a corto plazo en las empresas y en la manera en la que se hagan negocios en un futuro muy cercano, quiero centrar mi reflexión en esta columna en un potencial de mucho más calado: qué impacto puede tener ChatGPT como soporte a algo mucho más difícil de programar mediante algoritmos, esto es, la creatividad humana. ¿Cómo puede ChatGPT estimular el pensamiento humano (si es que lo puede estimular)? O cómo puede servir al menos como punto de partida de ideas creativas e innovadoras. Para ello he realizado un pequeño experimento con ChatGPT. Le he pedido que me diera 10 ideas para desarrollar un negocio innovador. Estas fueron sus repuestas:

  1. Comercio electrónico con entrega a domicilio.
  2. Soluciones de energía renovable.
  3. Servicios de salud en línea.
  4. Alojamiento colaborativo.
  5. Servicios de suscripción para productos sustentables.
  6. Aprendizaje en línea personalizado.
  7. Servicios de delivery de comida saludable.
  8. Rentabilidad de inversiones sostenibles.
  9. Soluciones de movilidad urbana sostenible.
  10. Servicios de economía circular. 

Creo que hay que destacar que para cada idea aporta un argumento. Por ejemplo, la idea de negocio en Servicios de economía circular la sustenta en el siguiente argumento: “Con la creciente conciencia sobre la importancia de la sostenibilidad y la necesidad de soluciones más eficientes en términos de recursos, un modelo de negocio es ofrecer servicios de economía circular, que permitan a las empresas optimizar su uso de recursos y reducir su impacto ambiental.” Para los Servicios de salud en línea el argumento es el siguiente: “Con la pandemia, la telemedicina se ha vuelto cada vez más popular. Una idea de negocio es ofrecer servicios de salud en línea, como consultas médicas virtuales, recetas en línea y programas de atención personalizados.” Llegados a este punto, y como Vicerrector de Investigación y Transferencia de la Universidad Internacional de Valencia – VIU, me intereso por la idea de Aprendizaje en línea personalizado y le pido que la elabore un poco más preguntándole por sus características. Esta es la respuesta de ChatGPT: “Un buen servicio de aprendizaje en línea debe tener las siguientes características:

  1. Accesibilidad: debe estar disponible en línea y ser fácil de usar para todos los estudiantes, independientemente de su ubicación o dispositivo.
  2. Interactividad: debe ofrecer una experiencia de aprendizaje interactiva, con herramientas como videos, juegos, preguntas y respuestas, discusiones en línea, etc.
  3. Personalización: debe permitir a los estudiantes personalizar su experiencia de aprendizaje, elegir el ritmo y la secuencia de los cursos, y tener acceso a recursos adicionales según sus necesidades.
  4. Flexibilidad: debe permitir a los estudiantes acceder al material del curso y trabajar en él en su propio horario, lo que es especialmente importante para aquellos que trabajan o tienen responsabilidades familiares.
  5. Evaluación: debe incluir evaluaciones formales y oportunidades para recibir retroalimentación y calificaciones.
  6. Colaboración: debe fomentar la colaboración y el trabajo en equipo a través de foros, grupos de discusión, proyectos en grupo, etc.
  7. Contenido actualizado: debe proporcionar contenido actualizado y relevante, con un enfoque en habilidades y conocimientos actuales y demandados en el mercado laboral.
  8. Soporte técnico y pedagógico: debe proporcionar soporte técnico y pedagógico a los estudiantes en caso de que tengan dificultades técnicas o con el material del curso.”

A estas alturas, solo puedo decir que la respuesta de ChatGPT me ha dejado boquiabierto puesto que ha repetido el mantra de una universidad online como la Universidad Internacional de Valencia – VIU (accesibilidad, flexibilidad, personalización, orientación al mercado laboral, soporte técnico y pedagógico…). Aunque no menciona las clases síncronas, una característica propia de VIU que no es compartida por otras universidades, sí que ha puesto el foco en una experiencia de aprendizaje interactiva que incluye foros, proyectos grupales y discusiones en línea. Podríamos seguir explorando más en profundidad cada una de estas características con ChatGPT pero esta columna se acaba y solo me queda espacio para recomendarles que exploren su modelo de negocio con ChatGPT. Es posible que les sorprenda y obtengan alguna reflexión útil.