Montserrat Recio

Especialista en Ciberriesgos de RibéSalat

La actualidad de los últimos meses ha puesto de manifiesto que incluso las organizaciones de gran envergadura, que tienen capacidad para invertir considerablemente en ciberseguridad, siguen siendo vulnerables a los ciberataques o eventos cibernéticos.

En un panorama en el que las empresas están en el punto de mira, los ciberataques aumentan a un ritmo vertiginoso y las amenazas son cada vez más sofisticadas, adoptar enfoques más proactivos y comprensivos para proteger los activos digitales de las compañías se ha convertido en una necesidad absoluta. Ya no se trata solo de cumplir con normativas como la RGPD y la Directiva NIS, que pueden despertarse por una reclamación de vulneración de datos o filtración de datos, sino de desarrollar una estrategia integral, de prevención, control y respuesta que, impulsada desde la alta dirección, involucre de forma alineada a todos los departamentos.

Sin embargo, en España tendemos a ser más reactivos que preventivos y, a pesar de que los CEO (Chief Executive Officer), CFO (Chief Financial Officer), CLO (Chief Legal Officer) y los CIO (Chief Information Officer) están cada vez más implicados en la toma de decisiones sobre ciberseguridad, aún hace falta un cambio de mentalidad que reconozca la inversión en este ámbito como un imperativo estratégico para mantener la reputación y la viabilidad de las empresas.

La rápida adopción de las nuevas tecnologías digitales y la sofisticación de los diferentes ataques cibernéticos han expuesto a las empresas a nuevos riesgos como la triple extorsión, una forma de ataque en la que los hackers no solo encriptan datos, sino que también amenazan con divulgar la información robada y, además, con atacar a clientes o proveedores si no se cumplen sus demandas. Estos ataques son alarmantemente frecuentes, de hecho, aproximadamente el 80% de los incidentes de seguridad actuales se originan a través de técnicas de phishing y malware dirigidas a los empleados, mientras que el 20% restante ocurre debido a brechas en los sistemas de los proveedores. Además, hay que tener en cuenta que existe una alta probabilidad de que una empresa que ha sido ciber atacada vuelva a estar en el punto de mira o sufra efectos adversos más adelante.

Frente a esto, las empresas deben estar preparadas para responder de manera eficaz y rápida a estos incidentes, utilizando servicios de primera respuesta y consultores especializados que puedan asegurar una defensa integral y efectiva. No se trata solo de sobrevivir, sino de gestionar con urgencia y con apoyo especialista adhoc una crisis operativa, financiera, legal y de reputación. Para ello, y para prosperar, los líderes empresariales deben priorizar la ciberseguridad en sus agendas, adoptando una postura proactiva y estratégica para enfrentar estos y otros desafíos que genera la era digital.

La ciberseguridad es una responsabilidad compartida que requiere la colaboración de toda la organización, y para apoyar a la alta dirección en el proceso de implementación de estrategias de prevención cibernética, la figura del bróker especializado en ciberseguros tiene un papel crucial.

Estos expertos ofrecen un asesoramiento que va más allá de las capacidades internas de las empresas, proporcionando una visión integral del riesgo cibernético y de las mejores prácticas para mitigarlo, eliminando, reduciendo o transfiriendo el riesgo en función del apetito y tolerancia del riesgo de cada empresa. La implementación de una póliza de ciberseguridad no solo ayuda a las empresas a cumplir con las regulaciones locales e internacionales, sino que también satisface las expectativas del mercado global en cuanto a responsabilidad corporativa y cuidado de sus clientes.

Por su parte, las pequeñas y medianas empresas están adoptando estas pólizas para cumplir con las obligaciones contractuales con sus clientes, demostrando así su competencia y buenas prácticas. Un movimiento que no solo las protege, sino que también les abre puertas a nuevas oportunidades comerciales.

En definitiva, la colaboración y la preparación proactiva son esenciales para enfrentar los desafíos cibernéticos de hoy en día. Solo mediante un enfoque integral que priorice la prevención de riesgos y una inversión decidida en ciberseguridad, las empresas pueden asegurar su continuidad y éxito en un entorno digital dependiente cada vez más complejo y amenazante.