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Juan Gabriel Gomila Salas

Instructor de Udemy y matemático

El avance de la tecnología crece a un ritmo imparable. En pleno siglo XXI, los dispositivos inteligentes han pasado a considerarse gadgets esenciales en nuestro día a día. Tanto que incluso pocos, a día de hoy, podrían entender el presente (y un futuro) sin ellos. Por supuesto, los avances en IT siguen su curso, con el objetivo de hacer el día a día mucho más fácil a la sociedad, y conceptos como el Internet de las Cosas o IoT (por sus siglas en inglés) aterrizan para dar promesa de ello.

Pero, ¿en qué consiste exactamente el Internet de las Cosas? Básicamente, se trata de un concepto que engloba aquellos objetos cotidianos o sistemas de dispositivos físicos que reciben y transfieren datos a través de conexiones inalámbricas mediante dispositivos informáticos, es decir, sin (prácticamente) intervención humana. Reguladores de luz, control de parámetros medioambientales a distancia, puertas de garaje inteligentes… Un despliegue tecnológico cuya función no es otra que mejorar la vida de las personas.

De ahí que muchos países hayan comenzado a apostar fuertemente por ello en los últimos años. España, por ejemplo, es ya el cuarto país de la Unión Europea que más inversión realiza en IoT, por detrás de Alemania, Francia e Italia. España es también considerado uno de los países que más usuarios conectados a Internet tiene, centrando su uso en fines tanto laborales como sociales y personales. A nivel mundial, y de cara a 2030, se estima que la cantidad de dispositivos conectados aumente hasta los 25.000 millones.

En lo que respecta al ámbito profesional, su relevancia se vio incluso más evidenciada con el impacto de la COVID-19. Durante la pandemia, un 79 % de las empresas con proyectos de IoT en España consideró esta tecnología como pieza clave para asegurar la continuidad de su negocio3. Pero, ¿qué beneficios ofrece implementar el IoT en el entorno laboral?

  1. Conexión de máquinas. La característica principal que define a IoT es que conecta los objetos a Internet, este hecho hace que se comuniquen entre ellos para aprovechar al máximo todas las aplicaciones.
  2. Eficiencia en la comunicación. El hecho de que todos los dispositivos estén conectados permite hacer una gestión eficiente de la comunicación. De esta forma, se optimizarán las operaciones, lo que conlleva una reducción de costes para las empresas. 
  3. Minimización del riesgo laboral. Gracias al Internet de las Cosas podemos minimizar el riesgo laboral, ya que no hay un operario físico realizando la tarea, sino un sensor que lo controla todo automáticamente. Es decir, son los dispositivos conectados a Internet los que trabajan de forma autónoma sin necesidad de operarios.
  4. Maximizar beneficios. Los procesos laborales pueden ser más beneficiosos si usamos el Internet de las Cosas, ya que si los dispositivos están conectados a sistemas centralizados, la empresa puede realizar un seguimiento de todos los elementos, recoger información y ser más eficaz en todos y cada uno de ellos.
  5. Ahorrar energía. Las oficinas del futuro tienen como objetivo aumentar su eficiencia y ser respetuosas con el medio ambiente. Gracias al Internet de las Cosas, las empresas pueden domotizar el entorno laboral haciendo inteligente el sistema de control de luces y calefacción, regulándolo así para reducir gastos y aprovechar al máximo la energía.