Andrés Ruiz

CEO de Grupo Ruiz

Nuestro sector tiene un importante impacto sobre el medioambiente. Según datos publicados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, si el transporte representa el 30,7 % de las emisiones totales de GEI en España, el transporte por carretera supone, por sí solo, el 28,4 %.

Por este motivo, y con la meta de cumplir con los objetivos de descarbonización europeos, las normativas son cada vez más estrictas. En este sentido, la Comisión Europea acaba de aprobar un nuevo reglamento que, en el caso de los vehículos pesados, insta a reducir las emisiones de CO2 en un 90 % para 2040 y, en el de los autobuses urbanos, en un 100 % para 2035.

En este contexto, y también por responsabilidad para con el entorno en el que operan, las empresas del sector están obligadas a desarrollar nuevas soluciones de movilidad que permitan romper la dependencia con los combustibles fósiles.

Desde Grupo Ruiz conocemos bien el esfuerzo que el sector del transporte urbano e interurbano está haciendo en este sentido. Cada vez son más los operadores que apuestan por transformar sus flotas incorporando vehículos eléctricos o integrando nuevas fuentes de energía más respetuosa con el planeta.

En nuestro caso, somos la empresa privada con el mayor porcentaje de flota eléctrica de España y acumulamos una larga trayectoria trabajando en el desarrollo del gas natural comprimido, un combustible alternativo que, aplicado a los autobuses, ayuda a reducir las emisiones en un 20 % y las partículas y óxidos de nitrógeno en un 85 %. Gracias a ello, contribuye a combatir el calentamiento global y, además, mantiene el aire más limpio y sano.

También somos conscientes de la importante apuesta que se está haciendo desde las administraciones públicas para transitar hacia una movilidad verde promoviendo el uso de nuevas fuentes de energía. La revisión de las licitaciones de transporte urbano e interurbano que se está llevando a cabo es un buen ejemplo de ello y ayudará a integrar tecnologías sostenibles en línea con los objetivos de descarbonización.

Por supuesto, queda mucho camino por recorrer. Según la ANFAC, de los 29.301 puntos de recarga de acceso público que tenemos en España, solo el 5 % es de carga ultrarrápida y ninguno se ajusta a las dimensiones o potencia que requieren los vehículos de transporte de mercancías y pasajeros.

El sector debe seguir trabajando en pos de un transporte más sostenible, cumpliendo con las normativas, desarrollando nuevas tecnologías, formando a nuestras personas o adaptando nuestros procesos e instalaciones. Pero, al final la sostenibilidad es una

suma de esfuerzos y sin la colaboración de todos, empresas y administraciones, el cambio no será posible.

A estas últimas reiterarles lo necesario que resulta impulsar nuevos incentivos gubernamentales. Integrar las nuevas tecnologías requiere un músculo inversor importante y, sin estos instrumentos públicos, muchos operadores, e incluso pequeños ayuntamientos, pueden quedar fuera. Volviendo a la falta de puntos de recarga, también es fundamental reforzar la infraestructura en todo el territorio, haciendo hincapié en las zonas rurales. Solo así podremos garantizar una cobertura total.

A menudo, solo se habla de las normativas de sostenibilidad como un reto para las empresas, pero no me gustaría terminar este artículo sin poner en valor la oportunidad que suponen para culminar una transición energética que nos beneficiará a todos. En pocas palabras, están creando el marco propicio para avanzar hacia un futuro mejor.