España sigue siendo la campeona europea en desempleo, ocupando el primer puesto en la Unión Europea sin visos de derrota (Tasa de Paro del 11,84% en 3T 2023, datos INE de la Encuesta de Población Activa).
Si mirásemos el mercado laboral de nuestro pais desde el exterior, como quien se asoma a un balcón, observaríamos un paisaje bastante “insípido”, un paisaje con posibilidades, con recursos, pero donde los vecinos del lugar no han sabido sacar todo el potencial a la zona. Esto le ocurre al mercado laboral español.
El nuestro es un mercado con enormes elementos competitivos. Tenemos un talento diverso, comprometido y de máximo nivel; una riqueza cultural, creativa y social que aporta el contexto adecuado para que las ideas crezcan; empresas punteras, audaces y con ambición de liderazgo; tenemos iniciativas y proyectos brillantes, así como recursos que proveen de oportunidades; y tenemos a medio mundo mirándonos y deseando hacernos una visita. Ah, por cierto, y tenemos impacto en una comunidad de cerca de 600 MM de hispanohablantes.
Si tenemos tanto (que ya desearían algunos países para sí), ¿por qué tenemos un mercado laboral tan volátil y un paro estructural tan enorme?
Primeramente, porque nos hacemos trampas en la contabilización de los desempleados (léase, la cuantificación de los fijos discontinuos que efectivamente están trabajando), lo que nos distorsiona la realidad y ejerce sobre nosotros y los que nos gobiernan un falso efecto de complacencia. Como continuación a lo anterior, en los últimos años se está produciendo un aumento significativo en el numero de empleados a tiempo parcial, donde, en muchos casos, existen jornadas parciales no deseadas que obligan a un segundo empleo complementario.
En tercer lugar, se está dando un aumento dramático del llamado “trabajo informal”, de momento en determinadas profesiones. Empleo que, o bien está al margen de la normativa laboral española, o bien se encuentran en situación de infracotización, con las consecuencias que esto tiene para el estado y para el propio profesional.
Todo lo anterior y alguna cosa más, dan como resultado inmediato que a fecha de la redacción de este artículo, el número de horas trabajadas totales sigue siendo inferior a antes de la pandemia…. Estamos redistribuyendo el trabajo, no creándolo.
¿Cómo podemos dinamizar el mercado laboral?
Lo primero, no hacer trampas, no sirve de nada, ni para nadie. Después sería deseable adaptar y modernizar la normativa laboral a las nuevas relaciones laborales que estan surgiendo, intentando adelantarse a los nuevos sectores y dotando el marco de menos rigidez y mayor dinamismo.
En segundo lugar, potenciar y dotar de mayor inversión en I+d+i, así como a sectores de alta tecnología, ya que la excesiva dependencia en el PIB de actividades de bajo valor añadido, como podrían ser el turismo, la hostelería o la construcción (en detrimento de la industria) ocasionan un mercado volátil y con mucho paro estructural. En este sentido, un apoyo claro, decidido y de largo plazo a los autonomos y pequeños empresarios, que les permita ganar en competitividad y ganar tamaño en el mercado (las PYMES españolas de menos de 10 empleados suponen el 98% del total de empresas españolas, generando en torno al 40% del empleo de nuestro país), también contribuiría a solucionar este problema.
Tercero. Tecnificar, automatizar y digitalizar el tejido empresarial (tambien de servicios), potenciando la adopción de metodologías innovadoras que impacten en la mejora de la productividad.
Cuarto. Llevar a cabo una reforma seria y en profundidad del sistema educativo español, a todos los niveles, con mayor colaboración empresarial y con estrategias a largo plazo. Apostando por una formación de calidad, específica y especializada y con el punto de mira en las nuevas profesiones y sectores.
Quinto. Reformar la intermediación laboral (el SEPE apenas intermedia el 1,9% de todas las ofertas de empleo en España)… creo que aquí no hace falta decir nada más.
Sexto. Apuesta por las profesiones del futuro (que estan creándose y transformándose en estos momentos), donde se podrían crear 1,5 millones de nuevos empleos en España ligados al sector de la IA para 2025 (según un estudio de McKinsey Global Institute). Según los expertos, la IA multiplicará la productividad en determinadas profesiones.
Séptimo. Atajar la escasez de talento, en parte, formando y transformación determinados roles profesionales. El desplazamiento laboral causado por la IA nos demuestra la importancia del reskilling y la actualización constante de habilidades. Según un estudio realizado por la consultora McKinsey, se estima que para el 2030, más del 30% de las actividades laborales en España requerirán habilidades sociales y emocionales mejoradas.
Y octavo. Desarrollar un plan dedicado para la silver economy, a menudo olvidado, como contrapeso a la escasez de talento cualificado, donde la reinvención profesional y la forma-ción continua sean herramientas de claro impacto para su reconversión.