Francisco Puértolas

Director del Máster de Dirección Financiera de EAE Business School

La política proteccionista de Donald Trump y su amenaza de nuevos aranceles generan incertidumbre en la economía global. La imposición de barreras comerciales no solo afecta a la Unión Europea y España, sino que también perjudica a la propia economía estadounidense, reduciendo su competitividad e incrementando los costes de producción.

Según el Banco Mundial, un arancel del 10% sobre todas las importaciones en EE. UU. reduciría su crecimiento económico en un 0,2%. En la eurozona, el impacto sería mayor, con una caída de 0,4 puntos porcentuales del PIB, mientras que en España sería aproximadamente la mitad debido a su menor exposición comercial con el país norteamericano.

Mientras que la UE presenta respecto a EE. UU. superávit en el intercambio de bienes y déficit en el de servicios, para España el signo es inverso (déficit en la balanza de bienes, y superávit en la de servicios).

Estados Unidos es el sexto destino de las exportaciones españolas y el segundo fuera de la UE, después de Reino Unido. En 2023, España exportó bienes por valor de 19.000 millones de euros a EE. UU., lo que representa el 4,9% del total (como referencia, Francia es nuestro mayor cliente con un 15,6% del total de las exportaciones), y respecto al P.I.B., un 1,3%. Este comercio involucra a más de 27.000 empresas, especialmente en sectores clave como bienes de equipo (maquinaria y electrónica), afectándole significativamente a la Comunidad Valenciana, productos semimanufacturados (químicos y farmacéuticos), con mayor impacto en Cataluña y agroalimentarios (grasas y aceites), incidiendo especialmente en Andalucía.

Adicionalmente, como efecto indirecto, habría que añadir también el valor añadido generado en España presente en las ventas que otros países realizan a EE. UU.

Las importaciones de bienes desde EE. UU. ascendieron a 28.000 millones de euros, representando el 6,7% del total o sobre la base del P.I.B., un 1,9%. España depende especialmente de EE. UU. en productos energéticos, semimanufacturas y bienes de equipo, evidenciando la fuerte integración de las cadenas de suministro entre ambos países, como consecuencia de que estos dos últimos sectores, los hemos identificado antes como los más exportadores.

Más allá del comercio de bienes, la inversión extranjera directa (IED) de EE. UU. en España es significativa. En 2023, ascendió a 8.146 millones de euros, un 77% más que en 2019, representando el 26,9% del total de la IED en el país, o un 0,5% del P.I.B.. Madrid, la Comunidad Valenciana y Cataluña fueron los principales destinos de esta inversión, con sectores estratégicos como la ingeniería, la sanidad y la fabricación de maquinaria entre los más beneficiados.

En definitiva, cualquier escalada arancelaria afectará a la industria española, tanto en términos de exportaciones como de costes de importación e inversión. La incertidumbre geopolítica y comercial generada por esta guerra arancelaria pone en riesgo la estabilidad de sectores clave y la competitividad de las empresas en un mercado global cada vez más interconectado.