Empezar pronto no es necesariamente una garantía de llegar el primero. Después de que el Banco de Inglaterra (BoE) se convirtiera en el primer gran banco central en poner fin a su fase de política de tipos de interés bajos, allá por diciembre de 2021, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) siguieron su ejemplo sólo después de unos meses de pausa. Sin embargo, mientras tanto, parece que están adelantando al BoE: tanto la Fed como el BCE han endurecido entretanto su política monetaria con importantes subidas de los tipos de interés, de 75 puntos básicos cada una. El Banco de Inglaterra, en cambio, que al fin y al cabo está luchando contra una inflación de dos dígitos, sólo ha dado hasta ahora pasos triples de 25 puntos básicos; sólo en agosto se atrevió a dar un paso de 50 puntos básicos.
¿Qué podemos esperar para la reunión de septiembre? La fuerte dinámica de la inflación -también en la tasa subyacente, excluyendo la energía y los alimentos-, así como la incesante y fuerte evolución de los salarios, abogan por un enérgico paso de los tipos de interés, es decir, un aumento del tipo bancario en 75 puntos básicos, hasta el 2,50%. En la actualidad ya se observan indicios de una espiral de precios salariales. Por otra parte, en sus últimas proyecciones de agosto, el BoE prevé una recesión profunda y duradera en el Reino Unido; incluso para el año siguiente, espera un crecimiento negativo. A la vista de las últimas medidas fiscales del Gobierno, entre las que la nueva Primera Ministra Liz Truss ya ha desvelado la congelación de los precios de la energía, la recesión puede ser algo más suave de lo que se pensaba. La limitación del precio de la energía garantiza inmediatamente una tasa de inflación más baja. Esto quita presión al banco central a corto plazo. Sin embargo, a medio y largo plazo, es más probable que la inflación se vea impulsada por la estabilización de la demanda fiscal. En septiembre, este escenario da al BoE margen para una subida de los tipos de interés de 50 puntos básicos, lo que en el entorno internacional parece ahora casi moderado. Debería ser posible encontrar una mayoría en el órgano de decisión del BoE para ello. A más largo plazo, las medidas fiscales de estímulo de la demanda probablemente garanticen que el ciclo de subidas de los tipos de interés sea más pronunciado de lo previsto.