DERK

Derk Bleeker

Presidente de Sage en EMEA

El último año no ha sido fácil para Europa ya que ha tenido que hacer frente a grandes retos económicos. Las altas tasas de inflación, las crisis energéticas y la invasión rusa de Ucrania han desatado el miedo y las divisiones en la Unión Europea (UE) y han dibujado un futuro económico sombrío en toda la región. Las consecuencias de estas presiones económicas han avocado a las pymes europeas a una “crisis del coste empresarial” mucho más profunda que en otras partes del mundo, con fuertes tensiones en los costes y en la rentabilidad de su liquidez, los que las ha llevado a temer por su supervivencia en el futuro.

A pesar de ello, las pymes europeas se están recuperando con fuerza de esta grave crisis, con estudios que revelan una perspectiva mucho más positiva de cara al futuro. De hecho, hasta el 73% de las pymes de los principales países de la UE confían en el éxito de su negocio, un gran salto comparado con lo que pensaban hace un año, cuando solo el 24% de las pymes europeas se mostraban seguras. Claramente, las pymes de la UE están mostrando mayor resiliencia y capacidad de adaptación que nunca y son optimistas respecto a las batallas económicas que van a tener que enfrentar en el próximo año.

Entusiasmo por el tren de la tecnología

La adopción de nuevas tecnologías ha sido una de las claves fundamentales para la recuperación de las pymes europeas, lo que ha despertado un mayor interés por mantener estas inversiones estratégicas. El 21% de las pymes de la UE afirman que la adopción de nuevas tecnologías contribuye a mejorar la productividad y, por tanto, el rendimiento y la confianza de su empresa, mientras que un 18% asegura que aumentará su inversión en TI durante el próximo año. Una cifra superior a países de fuera de la UE, ya que solo el 13% de las pymes de Reino Unido, el 14% en Sudáfrica y el 15% de las canadienses prevén aumentar su inversión en TI.

Esto demuestra la necesidad y el firme propósito de la UE de convertirse en un centro tecnológico que apoye a las pymes y les proporcione la infraestructura, las herramientas y las capacidades que necesitan para seguir siendo productivas y mantener la confianza en su negocio. Parece que ya se han sentado las bases para que las pymes prosperen dentro de la UE, pero aún queda mucho por hacer, más aún cuando cada vez es más evidente que fomentar y facilitar un entorno en el que el uso de tecnología aumenta, también impulsa el crecimiento económico. Un ejemplo de ello es Francia, que está centrando sus esfuerzos en posicionarse como líder de la escena tecnológica europea, con startups francesas recaudando miles de millones en 2022 a pesar de la desaceleración tecnológica mundial.

Oportunidades para el optimismo y el crecimiento en Europa

Un aspecto diferenciador de la UE en comparación con cualquier otra entidad intergubernamental es la diversidad de los distintos países. Cada país tiene sus puntos fuertes y débiles, pero también se enfrentan a sus propios retos. A pesar de estas diferencias, como colectivo, las pymes europeas son poderosas y optimistas sobre su futuro, y suponen un fuerte impulso para apoyar a la economía europea en estos tiempos de crisis económica.

Estudios recientes han demostrado que las pymes son el motor de la economía mundial y que juegan un papel fundamental a la hora de capear la tormenta económica. Por ese motivo, que las instituciones garanticen el apoyo y la infraestructura necesarias para crecer será importante, tanto para impulsar el crecimiento en toda Europa como para sostener el futuro de la Unión Europea.

Ha quedado patente que las pymes son resilientes cuando se enfrentar a desafíos y recesiones, y son capaces de adaptarse creando sus propias redes y ecosistemas de conocimiento compartido y apoyo. Sin embargo, es necesario un apoyo más continuado a nivel gubernamental para que sigan impulsando tanto la economía europea como la mundial. Por el momento, ya existen iniciativas específicas de la UE, como el “Paquete de Ayudas” para pymes, que incluye una revisión institucional de la Directiva sobre Morosidad, así como un nuevo paquete de normas fiscales para impulsar el desarrollo de negocios en Europa. Por otro lado, también se ha puesto sobre la mesa el programa político de la Década Digital, que fija objetivos para el desarrollo y crecimiento de las cualificaciones y las infraestructuras en toda Europa. La pregunta en este punto es: ¿son estas medidas suficientemente accesibles y se promocionan para que las pymes puedan aprovecharlas? Al aumentar el nivel de apoyo para las pymes, promover un entorno centrado en la tecnología, y asegurar las inversiones adecuadas, tanto la Unión Europea como sus pymes podrán convertirse en un actor aún más fuerte y jugar un papel principal en la economía global.