Javier Fdez Aguado

Javier Fernández Aguado

Socio Director de MindValue

Acostumbramos a definir cada periodo con una expresión que de algún modo la signifique. Así, por ejemplo, la kulturkampf, la ilustración, el siglo de hierro, el Terror, los felices años 20… En ocasiones, fútiles ucronías. 
Hace algunas décadas, arrolló el acrónimo VUCA, que algunos utilizaban directamente en español: VICA. Se refería a tiempos, presuntamente volátiles, inciertos, complejos y ambiguos. ¡Como si los precedentes no hubieran sido así! Más bien, se ha surfeado en una certidumbre inconsciente hasta que nos hemos acostumbrado a hacerlo en una incertidumbre consciente. Algunos agregaron una H para referirse a la hiper conectividad, esa maravillosa posibilidad tecnológica mutada por muchos en patología. A múltiples personas les genera una tremenda ansiedad. La Universidad de Oxford, por su parte, subrayó que sobrevivíamos en entornos TUNA: turbulentos, inciertos, nuevos y ambiguos. Mi buen amigo Marcos Urarte me ha trasladado otras denominaciones, algunas creadas por él. 
Dentro de esa tendencia clasificatoria, ha triunfado recientemente el acrónimo BANI. Hace referencia a un lapso vidrioso que paraliza, ansioso, no lineal y enigmático.
Frente al acento en la incertidumbre de VUCA, ahora se fija la atención en la especificidad del caos. Los entornos BANI nacen para explicitar situaciones en las que no solo es difícil predecir y conceptualizar, sino que son caóticas, radicalmente impredecibles e inabarcables. Siempre ha sido así, pero ahora somos más conscientes de las limitaciones personales y colectivas. 

Vayamos por partes. En primer lugar, se focaliza en el término brittle (quebradizo).
Las realidades frágiles son propensas a deteriorarse. La mayoría de sistemas son débiles. ¡Hace casi 25 años diseñé el modelo de diagnóstico Gestión de lo Imperfecto! ¡Qué poco ha cambiado el mundo! Bastantes corporaciones se han convencido de que son consistentes. Sin embargo, al igual que el Titanic, el exceso de confianza es el prólogo del fracaso. 

El objetivo en entornos BANI habría de ser erigir mediante ardides inteligentes líneas de protección para evitar fallos, resistir a la aleatoriedad asumiendo riesgos limitados, soslayando los escollos roqueños. Endeudarse de forma proporcionalmente limitada sería, por ejemplo, una estrategia recomendable. ¡Que se lo digan a los corazonistas de los albores del XIX! Traumático fue el gobierno de François Vincent Coindre (1826-1841), sucesor de su hermano André, el fundador. François Vincent, como explico en “2000 años liderando equipos” (Kolima), promovió inmoderadas inversiones inmobiliarias que condujeron a la institución al borde del precipicio. Sólo la perspicacia del hermano Xavier, sustituto de urgencia de François Vincent, permitió sortear la quiebra hasta la llegada de un sensato nuevo CEO, el hermano Policarpo.

Ansioso (Anxious). Los entornos BANI forjan temor. Nos enfrentamos a realidades con las que no estamos familiarizados. Brota desazón e impotencia. Es como hallarse en la sala de espera de la próxima desagracia. Muchas decisiones se hibernan y en consecuencia se pierden oportunidades.

Se reclama empatía, atención, confianza, desconexión…  En muchos casos los medios de comunicación bombardean con pejigueras tan negativas como prescindibles. Muchos se azacanan con zozobra por conocer qué es lo próximo que ocurrirá sin calar en lo que estamos viviendo. Cuando nos adaptamos, el propio entorno ha quedado quizá obsoleto. La pasividad y el apresuramiento son con frecuencia manifestaciones de idéntica patología.

No lineal (Non-linear). Con notable desconocimiento metafísico, por «no lineal» algunos entienden que no hay relación directa entre causa y efecto. Se ejemplifica con pequeños hechos que presuntamente desencadenan colosales consecuencias. 

La ambigüedad extrema hay que afrontarla con transparencia, intuición, estudio y trabajo en equipo. La reciente pandemia ha sido una muestra de este tipo de desarrollo difícil de entender. Determinadas habilidades comportamentales se han transformado. ¡No todas! Porque las más cercanas a las entretelas de la criatura humana permanecen igual: piedad, misericordia, conmiseración, colaboración altruista, etc. ¡Cuánto que aprender de la pandemia que sacudió al imperio romano en los estertores del segundo siglo de nuestra era y que sea llevó por delante a Marco Aurelio en el 180 d. C.!

Incomprensible (Incomprehensible). Se procura buscarle un porqué a todo. El problema principia cuando las explicaciones son simplistas e inducen a decisiones incorrectas. Disponemos de más datos que nunca, pero olvidamos que sin cuidadosa administración de los mismos, más que aportar, confunden. 

La inteligencia artificial también forma parte de este rimero. Puede resultar muy útil, pero origina expeditamente ansiedad. Aunque los resultados sean en términos generales positivos, genera inquietud no saber cómo se ha llegado a esas conclusiones o si el procedimiento estaba sesgado. Sentimos la necesidad de entender las causas de por qué una acción da mejores resultados. ¡Reclamamos explicaciones a los algoritmos que hemos pergeñado! Muchos se empeñan en ser funambulistas de mundos que no existen ni existirán. 

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Las empresas necesitan diseñar sistemas sólidos con un liderazgo enfocado a las personas. También practicando retrospectivas para entender el pasado y minimizar futuros lances con cimientos más flexibles.

La creatividad, la intuición y la innovación no son un capricho, sino una necesidad ineludible. La inteligencia artificial y el Big Data serán monumentales aliados si aprendemos a manejarlos, evitando convertirles en bisbiseos de nimiedades. Hemos de empezar por distinguir entre tres conceptos: datos, información y formación. Los datos, en sí mismos, pueden ser más objeto de confusión que de clarificación. Información es un paso más, porque ordena según algún criterio lógico. Solo en la formación se halla la capacidad de recrear el mundo y recrearnos dentro de él. Si nos limitamos a la acumulación de averiguaciones inconexas, quizá lleguemos a albergar una magna enciclopedia, pero no nos ayudará a orientar nuestra existencia en los aspectos basilares. 

Depende de cada uno transformar con sabiduría el modelo mental. Contar con los clásicos, no es un capricho, sino la mejor opción. Entrevista a Aristóteles (LID, 2023) lo pone de manifiesto. Las aportaciones del pensador heleno son actuales. Cuestiones como el talento, el respeto a los demás, la gestión del compromiso, las relaciones interpersonales, la administración de los propios caudales y otras materias fueron valiosamente analizadas por el estagirita. 

Entre innumerables enseñanzas, Aristóteles proponía que se siembran actos y se recogen hábitos. Me gusta añadir que se siembran actos y se recoge el carácter, se cultiva el carácter y se pergeña el destino. Esto ha sido, es y será del mismo modo independientemente de las implicaciones que propongan los apóstoles de BANI. Acrónimo que dentro de pocos años será sustituido por otro, mientras que las enseñanzas de Aristóteles seguirán trascendiendo las generaciones.