Discurso de Manuel Gago en la XXXII edición de los Premios Ejecutivos, celebrados en Madrid el 27 de septiembre de 2023

 

En los últimos cuatro años hemos asistido en la economía mundial y, de modo particular en la economía española, a importantes cambios por los efectos directos de la crisis del coronavirus y las consecuencias de la invasión de Rusia en Ucrania, a lo que hay que sumar efectos devastadores debidos del cambio climático y otras causas, que ha coincidido con el fin de legislatura y periodo electoral, todo lo cual ha influido de forma muy especial en el comportamiento de los consumidores, generando también alto nivel de incertidumbre entre los inversores y nos obliga a identificar  los principales factores que influyen en la evolución económica:

– Alta inflación subyacente, continuidad de la crisis energética, con encarecimiento del gas y del petróleo, así como de alimentos, con caída del ahorro de los hogares.

– Excesiva influencia del gasto público en el PIB, superior al 50%, con una reglamentación que incrementa la intervención del gobierno en la actividad económica, relegando al sector empresarial.

– Muy lento crecimiento, en torno al 2 % del PIB, deuda pública superior al 113%, y elevado déficit público >4%

– Subida de tipos de interés

– Alta tasa de paro, especialmente empleo juvenil, así como los efectos del envejecimiento de la población, jubilándose la población del baby boom español, manteniendo cotas de baja natalidad.

Ciertamente los datos recientes han sido mejores de lo esperado y se prevé que en 2023 el crecimiento se pueda ver impulsado por dos importantes efectos:

• la posible disposición de los fondos europeos NGEU, que podrían contribuir alrededor de 1 p. p. al crecimiento del PIB.
• que los sectores que se vieron más afectados por las restricciones se recuperan con fortaleza, como ocurre con el sector turístico.

Sin olvidar que necesitamos superar un periodo de inestabilidad política en el que pueden saltar por el aire todas las estimaciones, por lo que es indispensable una actitud pragmática evitando despilfarros en gasto público con distracciones demagógicas, tomar decisiones políticas que apoyen un pacto de rentas y un programa de políticas de oferta que palien las actuaciones de política fiscal y monetaria.

 No obstante, todo estará condicionado al Gobierno que se forme ya que la difícil situación de la economía internacional agrava aún más los  resultados de la economía española y apremia un cambio de estrategia y recuperar la confianza empresarial reduciendo la incertidumbre  dando seguridad jurídica, así como reducir trabas administrativas y fomentar alianzas y fusiones de pequeñas empresas para conseguir mejoras de tamaño que posibiliten disponer de talento, management y financiación que facilite el progreso competitivo.

La recuperación solo será posible desde un proyecto común en el que tanto el Gobierno, como las empresas y la población acepten compartirlo, con un criterio de coopetivismo (colaboración en economía libre en competencia) y la oposición apoye las razonables iniciativas económicas, superando esquemas ideológicos.

Las empresas por su parte tienen que estar abiertas a la colaboración, coopetir, colaborando en competencia, con planes de alianza, clusters y fusiones para aumentar el tamaño que les permita contar con recursos para ser más competitivos, con innovación, digitalización, creatividad, talento y la internacionalización.

La población, las personas tienen que adoptar una actitud con atención a la formación, a la movilidad y al compromiso laboral como factor de libertad personal.

La gravedad de la situación hace imprescindible actuar sin desánimo, con urgencia.

Por ello es muy importante reconocer a quienes en el ámbito directivo ponen lo mejor de sí mismos, como han hecho todos los premiados en este acto por la revista EJECUTIVOS.

Enhorabuena a todos los premiados y ánimo en la continuidad para conseguir una recuperación efectiva de la economía con posicionamiento competitivo estable creando empleo, y favoreciendo el estado de bienestar en libertad, con sentido de resiliencia.