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Xavier Oms

Director Movilidad y Vendors en CaixaBank Payments & Consumer

El sector de la automoción y de la movilidad en general está en continuo rediseño. A pesar de llevar más de una década anunciando un nuevo escenario sobre cómo será la movilidad y qué papel deberán jugar todos los intervinientes, desde el consumidor final, los fabricantes y los concesionarios hasta nuevas plataformas de micromovilidad o transporte público, aún no se ha producido el cambio profundo. De hecho, las opciones de movilidad tradicionales (metro, bus, tren o taxi) siguen predominando, mientras que las modalidades denominadas 2.0 (moto, carsharing, bicicletas, patinetes y ride hailing) aún no alcanzan el 20 % del consumo. El vehículo eléctrico puro no llega al 4 % de las matriculaciones y la modalidad renting se ha situado en un 25 % de las mismas, aunque su principal cliente sigue siendo la empresa. Por todo ello, aunque claramente las tendencias están iniciadas, aún esperamos su consolidación en los próximos años.

La mayor parte de las previsiones indican que el 30 % de las matriculaciones en España en 2030 serán de vehículos eléctricos. La falta de infraestructura unida a que más del 60 % de los coches duermen en la calle parecen las principales barreras para avanzar. Ahora bien, el mayor surtido de modelos eléctricos y su progresiva igualación en precio con los de combustión aportarán confianza al consumidor y le harán plantearse el vehículo eléctrico como una opción –incluso en hogares con un solo vehículo–. Este escenario resulta muy favorable para el renting, el cual, además de “cuotificar” el uso del vehículo, permite trasladar el riesgo de obsolescencia de las actuales baterías a operadores profesionales con capacidad de revender los vehículos en los mejores mercados en cada momento.

Esta tendencia a la suscripción o pago por uso genera un doble efecto en el parque automovilístico: por un lado, permite una mayor renovación y, por otro, aporta un mayor volumen de coches de ocasión de menos de cinco años. Por tanto, podemos decir que será otro viento de cola, que ayudará a reutilizar el coche y acercará el vehículo de ocasión a más clientes.

Asimismo, y aunque de forma muy embrionaria, en algunas ciudades de España, las opciones de coche compartido (carsharing) van “educando” al consumidor para utilizar coches sin necesidad de estrenarlos. Digamos que, poco a poco, todos estaremos más abiertos al vehículo que previamente ha sido conducido por otra persona.

Por otra parte, la escasez pospandémica de componentes eléctricos junto con el conflicto de Ucrania han reducido la capacidad productiva de vehículo nuevo y han acelerado el desarrollo del vehículo de ocasión entre la población, que ha llegado a situarse incluso a mayor precio que uno nuevo, situaciones nunca vistas que nos indican que el cliente da un alto valor a la inmediatez en la adquisición de un vehículo.

Ante estas tendencias de renting y de coche de ocasión, no podía faltar su hibridación, pues si el cliente demanda más opciones de uso, como es el renting, y más opciones de vehículo de ocasión, podríamos estar a las puertas de un nuevo mercado de coches de ocasión en modalidad renting. No obstante, aún hay varios aspectos por solventar: cómo ponderar y mutualizar los costes de mantenimiento y averías en modelos de más de cinco años, encontrar el punto de equilibrio sobre una segunda vida de alquiler y valorar costes de reciclaje o de final de ciclo con achatarramiento “ecológico”.

En definitiva, estamos ante un nuevo orden en la movilidad, más ecológica, a la que todos, más tarde o más temprano, nos iremos subiendo. Un nuevo entorno que transforma la manera de movernos para que sea más segura, más eficiente y más limpia