Alberto Pascual

Presidente de la Asociación @aslan

Las empresas de todos los sectores y ámbitos están comenzando a valorar el impacto que la IA tendrá en su negocio. El informe “The economic potential of generative AI. The next productivity frontier” de la consultora McKinsey muestra que, a través de casos de éxito, la productividad empresarial podía aumentar hasta un 5% gracias a la utilización de la inteligencia artificial.

 

El estudio “IA.Todo cambia” de @Aslan también refleja la mejora de la productividad como uno de los factores más importantes para las organizaciones, junto con el aumento de la eficiencia en operaciones y procesos o la reducción de costes.

 

Impacto en el PIB y en el empleo

 

Este informe también indica el alto valor que le otorgan muchas compañías a la IA como fuente de crecimiento económico y empleo. Solo un 10% de los directivos declara que esta nueva tecnología disruptiva no tendría impacto en la economía. Y un escaso 0,7% responde que sería negativo.

Volvamos a McKinsey. Esta firma prevé que la IA sume entre 2,6 y 4,4 billones de dólares al PIB mundial hasta 2030. En cuanto al empleo, al automatizar actividades laborales que hoy en día ocupan entre el 60% y el 70% del tiempo de los empleados, transformará la naturaleza del trabajo y modificará sus capacidades.

Por otro lado, el estudio de @aslan, lanzado a primeros de este año, apunta a un incremento en los presupuestos destinados específicamente a proyectos de IA. El 13,1% de las personas entrevistadas aseguraba que las sumas previstas estarían por encima del millón de euros, superando los 2 millones en casi el 12% del total de casos.

Cambios profundos en las organizaciones y barreras

Estamos ante una nueva revolución industrial, basada en la tecnología, la innovación y el conocimiento. La captación del dato, su análisis, transformación y entrenamiento nos permitirá procesos más eficientes y menos errores, factores ambos imprescindibles para la competitividad de las organizaciones.

Sin embargo, también hay que hablar de frenos. La falta de talento, experiencia y personal cualificado es la principal barrera para la adopción de la IA. Sumemos la falta de formación o de habilidades digitales, la seguridad de los datos, su soberanía y propiedad intelectual, y un factor limitante preocupante: la ausencia de objetivos claros sobre lo que se pretende conseguir. Si no sabemos a dónde ir, tampoco sabremos la senda por la que será mejor caminar. Implantar tecnología solo por el mero hecho de hacerlo no es la mejor estrategia. Si no tienes un buen plan, seguir las modas no es rentable ni eficiente.

La IA requiere un gran esfuerzo e implica un gran cambio en las organizaciones. Lo importante es redefinir modelos de negocio, procesos y servicios. Algo que requiere tiempo, esfuerzo y colaboración.

Estamos ante una profunda transformación. La consolidación de presupuestos específicos lleva a pensar en una madurez del mercado. Sin embargo, no olvidemos que siempre habrá que pensar en soluciones fiables, escalables y éticas. Las compañías que entiendan que lo inteligente es integrar y gestionar la IA estarán más cerca de liderar el futuro, ya presente.