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Javier Rivas

Profesor en EAE Business School

Lejos quedan aquellos días de los 80s y sobre todo de los 90s en los que el dinero nacional, pero sobre todo internacional fluía a un país de moda, abundantes OPVs, crecimiento por encima de sus vecinos, inflación y tipos que comenzaban a estar más controlados frente a las crisis anteriores. En ese sentido la década de los 90s supuso un aire de aire fresco en la economía, política y en los mercados financieros.

En ese momento, España buscaba atraer capital, no hace tanto una persona que invertía a más de un año tenía una gran parte de su plusvalía exenta de impuestos, se podían aplicar las deducciones por doble imposición, el control presupuestario establecía certezas sobre gobiernos que invertían gran parte de sus presupuestos en infraestructuras que creaban riqueza.

Había problemas, claro, en los 90s se produjeron casos de corrupción, desprestigio institucional (p.e. en la lucha contra ETA), pero la imagen de España era la de un país agradable para el inversor institucional.

Cuando llegó la crisis .com vino el primer varapalo, los excesos de algunas empresas que salieron a bolsa sin prácticamente ingresos (Terra) con valoraciones exageradas, las operaciones de spin off de empresas como Telefónica que difícilmente aportaron valor al accionista (Páginas Amarillas, Telefónica Móviles…) que provocaron excesos y desconfianza.

Los máximos de 2008 fueron un espejismo, basado en un gasto en inmuebles y público que desangraba las arcas privadas y públicas con tasas de endeudamiento que siguen empeorando a nivel público hasta hoy mismo.

Como en la vieja película “Más Dura Será la Caída” … ésta fue de órdago y España perdió los niveles máximos (casi 17.000 de IBEX), pero también los del anterior ciclo (algo más de 12.000) pasando por un montón de problemas institucionales y económicos:

  • El inversor quedó primero perplejo por la retirada de los incentivos a la inversión, que pasó a estar gravada tanto o más que en el resto de Europa
  • Incluso los dividendos pasaron a gravarse doblemente sin poder aplicar la doble deducción (Impuesto Sociedades-IRPF)
  • Se esfumaron los incentivos a ahorrar vía Planes de Pensiones y con la caída de los tipos que trajo la defensa del Euro de Draghi… la inversión en instituciones de inversión colectiva se desplomó
  • Por si faltaba algo… vino la crisis catalana, que provocó ruido, para el inversor medio institucional extranjero, este tipo de eventos provocan una enorme reticencia a invertir en España donde había un riesgo político creciente…
  • Y todo esto acompañado de un verdadero Tsunami de deuda pública (también privada) y de dudas sobre la sostenibilidad de las pensiones.

Como consecuencia la bolsa española está en niveles que ya vimos en 1998 y 1999, 3 décadas perdidas, en este entorno no es extraño que la inversión extranjera haya abandonado en gran parte España… lo relevante es que siga habiendo inversores que han aguantado todos estos años y siguen apostando por algunos sectores del país.

Lo peor, es que a medio plazo no parece que haya excesivas posibilidades de que cambie el panorama de fragmentación política y, por tanto, haya el acuerdo necesario para acometer los grandes problemas del país (Deuda Pública, Pensiones, …) o para tomar medidas incentivadoras de la inversión extranjera.

Antes al contrario, el intento de entrar en algunas empresas ha sido respondido por el gobierno con compras públicas de participaciones en esas empresas, así va a ser muy complicado una recuperación de la inversión extranjera en bolsa.