La Comisión Europea, como complemento al marco definido por la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y a los Acuerdos de París sobre cambio climático, tomó hace unos años algunas acciones encaminadas a promover la transición hacia una economía más sostenible. Entre estas acciones destaca el Plan de Acción de las Finanzas Sostenibles bajo la premisa de que la transición requeriría de un elevado volumen de inversión cada año.
Los acuerdos internacionales ofrecen un marco de actuación gradual y conocido de antemano, lo que permite a los mercados financieros ayudar a desarrollar su labor mediante la valoración de los activos y pasivos afectados. Por ello, los bancos, que desempeñan un rol crucial en la financiación de la economía, dan la bienvenida a un marco regulatorio tan claro y tan bien diseñado como el de la Comisión Europea para luchar contra las consecuencias adversas del cambio climático y promover la financiación de proyectos e iniciativas sostenibles.
Aun así, la banca española ha decidido sumarse a los Principios de Banca Responsable, que se firmarán el próximo 22 de septiembre de 2019 en Nueva York y supondrán un punto de inflexión en la forma en que la banca opera. Con ellos la banca se compromete a ponderar el impacto a largo plazo de sus decisiones mediante la publicación de metas concretas, bien definidas, alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por Naciones Unidas, a la vez que mantiene un equilibrio entre sus clientes, proveedores y empleados, es decir, con la sociedad en general. Puede parecer ingenuo, pero la mayor parte de los desafíos ambientales a los que nos enfrentamos, especialmente frente al cambio climático, se debe a la relevancia del cortoplacismo, por lo que la firma de estos Principios supone integrar consideraciones a largo plazo en las decisiones operativas y estratégicas de las entidades, sentando así las bases de un desarrollo más sostenible y equilibrado.
Ahora bien, para acometer una adecuada transformación del sistema productivo, no solo es necesario financiar los proyectos de inversión promovidos por las grandes empresas en nuestro país, sino que hay que desarrollar planes de sensibilización y apoyo hacia el conjunto del tejido productivo y, en particular, hacia las pymes. En este sentido, la Asociación Española de Banca, en junto a otras patronales del sector financiero (CECA, Inverco, Unespa y Unacc), se ha unido a la red internacional de Centros Financieros para la Sostenibilidad mediante la creación de un Centro (FinResp). Su misión es promover y acelerar el cumplimiento de los compromisos financieros ligados a los ODS impulsados por Naciones Unidas a través de propuestas de valor para la economía española y, en particular, para su tejido productivo mediante cuatro ejes de actuación: concienciar, mejorar las capacidades y habilidades de los agentes económicos involucrados, integrar las mejores prácticas internacionales y plantear fórmulas innovadoras para la financiación de proyectos sostenibles.
En definitiva, la sociedad española es una de las más sensibles y comprometidas frente al cambio climático. Afortunadamente, el sistema financiero español también está fuertemente alineado con la necesidad de convivir en un entorno más sostenible, igualitario y responsable. Por ello, desde el sector pensamos que el mejor antídoto a un entorno incierto y complejo como el actual es la coordinación y el consenso global generado a través de estas iniciativas promovidas por las Naciones Unidas y la Comisión Europea para acelerar la transformación de nuestro entorno mediante la contribución de unas finanzas sostenibles.