Ignacio Mazo

Vicepresidente, Responsable del Centro de Excelencia de Liderazgo y Coaching para Sur de Europa y Latinoamérica en BTS

Es evidente que el entorno en el que los límites entre sectores se diluyen, la digitalización avanza implacable y las nuevas formas de trabajar y de establecer relaciones entre empresas y empleados son una realidad, también ha transformado las demandas a los líderes. El líder ha de ser un todoterreno: tiene obtener lo mejor de cada uno, lo que hacen y piensan, y cuidar del bienestar de los equipos, lo que sienten. En definitiva, tiene que ser capaz de hacerlo todo.

Como puede adivinarse no se trata de algo sencillo y requiere cambiar el enfoque de desarrollo de las capacidades de liderazgo. Hasta ahora, los modelos de desarrollo habían puesto demasiado foco en el contenido, en la técnica para dar feedback, delegar, mantener conversaciones de desarrollo o convertirse en un coach interno. Y, desde luego, tener la capacidad y el conocimiento es muy importante. Pero, como ya he señalado en otros artículos, es mucho más importante, en estos momentos, saber cuándo aplicar estas capacidades y, sobre todo, identificar las trampas o barreras mentales que impiden a los líderes, en muchos casos, su puesta en práctica.

De ahí que, identificar los momentos críticos en los que actuar aplicar los contenidos se torna fundamental. Pero de ahí también que trabajar la mentalidad del líder sea imprescindible, ya que el cambio de comportamiento sólo se produce si cambia la mentalidad que lo provoca. Se trata de asegurar que el líder sabe lo que tiene que hacer, cuando tiene que hacerlo y que quiera hacerlo, porque es consciente de su importancia e impacto.

Lifelong leadership

Nadie cuestiona que los deportistas profesionales dediquen la mayor parte del tiempo a los entrenamientos. Y no solo se trabajan los aspectos técnicos o físicos, sino que también se trabaja la mentalidad de estos profesionales. Sin embargo, en el ámbito profesional se practica poco y a veces en algunas culturas empresariales o no se aprecia o directamente se desprecia. De ahí, la necesidad de apostar por el entrenamiento en liderazgo a lo largo de toda la vida profesional o “lifelong ledership”. Para ello hay que crear ecosistemas de aprendizaje flexible, que impulsen una mentalidad de desarrollo y de aprendizaje continuo en el líder, y lo hagan realidad en el marco de la actividad diaria, en el “flujo de trabajo”.

Un ecosistema de aprendizaje combina contenidos “obligatorios” y con recomendados, entregados con metodologías y herramientas distintas: presencial, virtual, auto consumo online, simulaciones, vídeos, herramientas de assessment, etc. Todos ellos ordenados, clasificados y empaquetados para asociarlos a iniciativas y/o necesidades concretas, eliminando las restricciones tecnológicas. No se trata de algo especialmente novedoso. Ya a finales del siglo pasado en el marco de los enfoques de gestión del conocimiento se abogaba por la idea de crear ecosistemas de aprendizaje. Pero, ahora, ha dejado de ser algo que “estaría bien tener” para ser algo que puede marcar la diferencia en el futuro de cualquier empresa.

En este punto hay que destacar la importancia que un ecosistema de aprendizaje tiene en el caso de los líderes de primera línea (jefes de equipo, supervisores, etc.), que son los que menos atención e inversión reciben en temas de liderazgo, pero que son los más cercanos a la ejecución de las actividades básicas pero cruciales del negocio. Además, ellos se ven más afectados por la evolución de los requerimientos señalada al principio de este texto, por lo que cualquier transformación en el modo de liderar debe contar con ellos.

Para acabar de resaltar la importancia de desarrollar capacidades de liderazgo de forma permanente y constante, se puede consultar un reciente informe de la consultora McKinsey, denominado “El estado de las organizaciones”. En él identifica los 10 retos o transformaciones más significativas que las empresas afrontan ahora mismo. Sin entrar en detalles, 7 de las 10 están vinculadas con el liderazgo o, si se quiere, con la manera en que los líderes de personas las afronten. Creo que es suficientemente relevante como para tomárselo en serio.